Que (500) días juntos es una película que durante mucho tiempo entendimos o interpretamos mal es algo de lo que ya hablamos en este texto, en profundidad, en un análisis exhaustivo de la relación que durante 500 días unió a Tom (Joseph Gordon-Levitt) con Summer (Zooey Deschanel). Esta recomendación no va por esa línea, aunque evidentemente cualquier visionado, a estas alturas de un partido ya deconstruido, conducirá a la reflexión. Pero aquí queremos destacar, sobre todo, que (500) días juntos es un visionado fantástico para cualquier tarde de verano, por su ágil montaje y su guion fresco. Una comedia romántica del revés que apuntala la afirmación de que este género siempre ha tenido obras interesantes que ofrecer al mundo.
(500) días juntos, una comedia romántica del revés

Marc Webb dirige, a partir de un guion de Scott Neustadter y Michael H. Weber, esta película protagonizada por Joseph Gordon-Levitt y Zooey Deschanel, que especialmente en los últimos años han querido recuperarla y analizarla. Porque esta comedia romántica tiene rincones en torno a los que reflexionar con calma y debates sobre el amor romántico que nunca está de más traer a colación.
Y es también una buena película que entretiene y divierte. La historia sigue a Tom, que aún sigue creyendo en la idea del amor a primera vista, el destino y las medias naranjas. Summer, por el contrario, se deja llevar y quiere de la vida lo que la vida le dé. Pese a sus diferencias, inician una relación de la que el espectador ve sus primeros días, sus mejores momentos y también un final repleto de reproches.
Si es una comedia romántica del revés es, precisamente, porque desde el principio el espectador sabe que está a punto de ver una historia de amor en la que la pareja no termina comiendo perdices. (500) días juntos tiene, por tanto, la sorpresa y el misterio de «qué pasó», un montaje fantástico, el carisma de sus dos protagonistas y un guion que, sobre todo allá por 2009, resultó fresco, incluso algo rompedor.
Es una de esas películas cuya duración se siente de apenas unos minutos, porque engancha y seduce con naturalidad y facilidad. Al margen de la reflexión, que sobre todo llega más adelante, es amable y agradable de ver, pero también sabe ser sensible cuando toca. Es una recomendación eterna porque siempre apetecerá verla, y porque puede gustar a todo el mundo.