Dirigida por Susan Johnson, con un guion de Sofia Alvarez y Annie Neal que parte de la novela de Jenny Han, A todos los chicos de los que me enamoré se convirtió en uno de los grandes fenómenos de Netflix allá por 2018. Lo cierto es que cuesta pensar que ahí fuera hay todavía algún espectador interesado en las comedias románticas, y más concretamente en las comedias románticas adolescentes, que no haya visto esta película. Pero, por si acaso quedan despistados, ahí va nuestra tradicional recomendación de los viernes: una buena comedia romántica para empezar el finde. En este caso, la perfecta comedia romántica adolescente.
Así es A todos los chicos de los que me enamoré
Sinopsis de A todos los chicos de los que me enamoré
Cuando sus cartas de amor secretas llegan inexplicablemente a los cinco chicos de los que se ha enamorado a lo largo de los años, la apacible vida estudiantil de Lara Jean se pone patas arriba.
¿Por qué se recomienda esta película?

A todos los chicos de los que me enamoré es una de las comedias románticas adolescentes más sólidas, coherentes y tiernas del siglo XXI. Parte de un argumento fantástico: una joven que vive los amores de la adolescencia en secreto porque tiene miedo de la vida real, vida a la que debe hacer frente cuando las cartas secretas que escribe a esos amores encuentran al remitente.
Lara Jean es una joven de 16 años que afronta su penúltimo año en el instituto, con todas las actividades, fiestas, conflictos y emociones que eso significa. Las comedias románticas estadounidenses siempre han sabido cómo sacar partido a este escenario y esta película no es una excepción, así que apuesta por una narración ágil y fresca en estos pasillos.
Pero A todos los chicos de los que me enamoré también encuentra sus momentos de calma. Así, ofrece escenas y diálogos pausados donde sus dos protagonistas (Lara Jean y Peter Kavinsky) pueden desarrollar sus personalidades. Las interpretaciones de Lana Condor y Noah Centineo respectivamente es otra de las razones por las que recomendar A todos los chicos de los que me enamoré. Son, como el guion y las imágenes, tiernos y encantadores, y tienen una química que el espectador advierte sin esfuerzo. Ahí queda la anécdota de que una de las imágenes más populares de la cinta, la que precede estas líneas, fue tomada con las cámaras apagadas.
A pesar de tener ciertos momentos de alivio cómico, A todos los chicos de los que me enamoré es más calmada que histriónica. Nunca es aburrida, en cualquier caso, ni tampoco necesitaría de esos alivios cómicos porque, en realidad, nunca es dramática. Es realista, tranquila y agradable. Tiene un par de escenas en las que el guion es de lo más inspirado, así como un par de mensajes que quizá se queden durante un tiempo con los espectadores que se identifiquen con el extendido miedo que da sentido a la película al completo.
La idea que sostiene la historia de Jenny Han

Lara Jean tiene miedo a los vínculos en la vida real, porque cuantos más vínculos genere en su vida más posibilidades tiene de sufrir abandonos, pérdidas o traiciones. Así que la joven prefiere entregarse a su imaginación y escribir todas esas cartas en lugar de enfrentar sus sentimientos y hacer algo para que esos sentimientos tengan una salida en la vida real. La imaginación, al fin y al cabo, es más sencilla que la vida real. La imaginación es una fantasía carente de responsabilidades que uno puede controlar a placer. En la vida real los actos de cada persona tienen consecuencias reales y esas consecuencias en ocasiones son negativas. A todos los chicos de los que me enamoré va, en parte, de cómo Lara Jean logra enfrentarse a la vida real a pesar del miedo que da hacerlo.