Paolo Nutini lanzó Last Night in the Bittersweet, su cuarto álbum de estudio, tras casi una década de silencio. Regresó con un disco variado y largo, compuesto por 16 canciones en las que desplegó de nuevo una voz prodigiosa que ya le había colocado en el foco de la atención mundial allá por 2014, cuando sorprendió al mundo con Caustic Love. Tras su tercer álbum desapareció. Nutini no se ha perdido en estos años, pero ha encontrado una manera diferente de hacer música. Hoy recomendamos, para aquellos que quieran acercarse a su último trabajo o incluso a su figura, la cautivadora Acid Eyes, una canción sobre el recuerdo y el arrepentimiento, sobre lo que queda tras el amor.
El lamento de Paolo Nutini en Acid Eyes
Lo primero que debe mencionarse cuando se trata de Acid Eyes es la capacidad que ha tenido siempre Paolo Nutini de transmitir las emociones necesarias que deben acompañar a las letras de sus canciones. Se demostró hace unos días en el Mad Cool. Así que si este tema gira en torno a los temas mencionados, su voz no podía ser otra cosa que un lamento, en ocasiones lánguido y en otras desgarrado. Nutini, y así lo llega a creer sinceramente el oyente, lamenta la pérdida de un amor.
Tras un inicio prácticamente desnudo de instrumentos, la batería va componiendo el ritmo de una melodía que cubre los espacios dejados por la voz de Nutini. Es una melodía seductora, que invita al movimiento de cabeza y persiste en esta mucho después de concluir, pero es la letra lo que consigue que Acid Eyes permanezca.
El significado intuido en ese I’ve never told you I loved you
Los versos principales -“I’ve never told you I loved you, and I looked into your acid eyes”, “nunca te dije que te quería, y miré tus ojos ácidos”- se repiten durante toda la canción, volcando en estas palabras el arrepentimiento que, en cualquier caso, está presente en todo el tema; más adelante escuchamos otro verso triste como es “I should have asked, I never asked”, “debería haber preguntado, nunca pregunté”. Pero es ese primero el que genera el golpe emocional. Ese darse cuenta de que has tenido muy cerca a alguien y nunca llegaste a decirle te quiero.
El arrepentimiento nunca se termina de hacer explícito, pero no hace falta que así sea para sentirlo. Las palabras escogidas y el tono empleado son suficientes, como puede verse en ese “you moved so fast, we’d never last” (“lo superaste tan rápido, nunca duraríamos”). Hay, en esos versos de la segunda estrofa, un doble sentimiento de dolor y comprensión.
Le canta, así, a una relación que todavía le afecta (“those shadows met me shaking in the hollow hour”, “esas sombras me encontraron temblando en la hora vacía”), aunque parece que hace tiempo concluyó, pues los recuerdos poco a poco se van perdiendo (“as my memories were melting in the sun”, “mientras mis recuerdos se estaban derritiendo bajo el sol”). Pero fueron intensos (“it’s like you swallowed my heart”, “es como si te hubieras tragado mi corazón”) y por eso todavía están ahí, repitiendo en bucle ese hecho que, parece, le hubiera gustado que fuera diferente: “I’ve never told you I loved you, and I looked into your acid eyes”.