El nombre de Ali Hazelwood empezó a resonar hace poco más de un año en España. Su primer libro, La hipótesis del amor, triunfó entre los lectores y pronto se convirtió en todo un best seller. Lo mismo ocurrió con las dos novelas que siguieron a la primera: La química del amor y La teoría del amor, esta última recién salida al mercado. Porque todas ellas contienen los mismos ingredientes. Enganchan desde el primer capítulo, son de lectura ágil, narran una historia de amor, tienen bastante humor y reivindican el papel de la mujer en la ciencia. De hecho, es posible que esto último sea lo que los hace tan especiales.
Las mujeres protagonistas, tres grandes científicas
«Mientras espero a que la multitud se disperse, examino la estancia. El equipo de Levi parece el típico Festival de las Salchichas™. La archiconocida convención de pepinos. Una raboexplosión de testosabor. Un buen machosarao. Aparte de Rocío y de mí, solo hay otra mujer, una joven rubia que está mirando el móvil. (La química del amor)«
La autora se doctoró en neurociencia. Además de ser escritora es profesora, de igual modo que lo son muchos científicos. También algunos de los protagonistas de las tres novelas mencionadas, pues los seis personajes principales se dedican al mundo de la ciencia.
Cabe apuntar que no es habitual que esto ocurra. En las novelas románticas, las protagonistas suelen ser escritoras, periodistas o abogadas, pero no científicas. Los autores no suelen inventar personajes que se dediquen a la ciencia y mucho menos si son de género femenino. Porque lo cierto es que tampoco es algo común en la vida real.
Así lo deja claro Ali Hazelwood en los tres libros. En ellos, las mujeres protagonistas son grandes científicas con muchos logros a sus espaldas. Sin embargo, tienen muchas dificultades para conseguir los puestos de trabajo o las subvenciones que necesitan para seguir investigando. A veces las hacen de menos por el simple hecho de ser mujeres y se ven eclipsadas por los hombres que tienen a su alrededor. Además, se menciona en repetidas ocasiones el hecho de que sus compañeros de trabajo o de clase son prácticamente en su totalidad hombres.
Pero como mujer, escritora y científica que es, la autora ha creado a tres protagonistas femeninas que a su corta edad han demostrado lo buenas que son en su campo. Ali Hazelwood clama que también las mujeres pueden ser grandes científicas y que merecen el mismo reconocimiento que los científicos varones.
Además de eso, usa sus novelas para denunciar la precariedad del ámbito científico. Habla de la falta de recursos y de los sueldos irrisorios que tienen muchos científicos; estos apenas tienen dinero para sobrevivir pese a trabajar muchas horas. Pero como en el resto de la trama, lo hace con un toque de humor que puede incluso hacer que se escapen carcajadas pese a la seriedad del tema.
La hipótesis del amor
«Hipótesis: Comparado con múltiples tipos y modelos de muebles, el regazo de Adam Carlsen se situará en el percentil quinto superior en cuanto a comodidad, confort y disfrute.«

En La hipótesis del amor, la protagonista femenina es Olive Smith, una doctoranda de tercer año que estudia Biología en Stanford. Prácticamente vive en el laboratorio y el poco tiempo libre que tiene se lo dedica a sus amigos Malcom y Ahn. Es por culpa de esta última por la que se ve metida en una situación bastante bochornosa: una relación falsa con Adam Carlsen. No es un hombre cualquiera, sino que se trata de un profesor de un departamento distinto al suyo que no tiene muy buena fama entre los estudiantes. Es serio, borde, duro y frío, pero para sorpresa de Olive acepta hacerse pasar por su novio.
Al tratarse de una comedia romántica, está claro que lo que comienza siendo una relación de mentira termina convirtiéndose en una historia de amor. Un amor que surge de forma rápida entre los protagonistas, que le regalan al lector escenas de lo más divertidas. Aunque cabe señalar que no todo en esta historia son risas.
En La hipótesis del amor hay mucho aprendizaje sobre ciencia, pues el propio vocabulario de los personajes está repleto de menciones al sector. Además, Ali Hazelwood consigue hacer sufrir a los lectores a consecuencia de las vivencias de Olive. Porque como se ha dicho con anterioridad, la protagonista femenina de esta historia tiene que pasarlo bastante mal hasta conseguir el puesto que se merece en el ámbito científico.
La química del amor
«Me recuesto en el reposacabezas y cierro los ojos, preguntándome cómo lidiaría la doctora Curie con Levi. Seguro que le metería unos cuantos isótopos radioactivos en los bolsillos, cogería unas palomitas y esperaría a que la desintegración nuclear obrera su magia.»

Por su lado, la protagonista femenina de La química del amor es Bee Königswasser. Se trata de una de las mejores neurocientíficas que existen, por eso es escogida para desarrollar un proyecto en la NASA. Allí se encontrará con Levi, su archienemigo de la universidad, con quien tendrá que codirigir el proyecto que se le ha asignado. Es un hombre atractivo al que culpa de las desgracias que le ocurren cuando llega allí. Su despacho está alejado del resto, no le llega el material que ha pedido para empezar a trabajar, nadie le informa de las reuniones que van a celebrarse etcétera.
Bee trata de hacer currículum para abrirse paso en el mundo de la ciencia, dominado por los hombres. Pero con todo lo que le ocurre, ve cómo su carrera está a punto de irse al traste. Para su sorpresa, Levi se convierte en su aliado y la ayuda para que ella pueda demostrar lo mucho que sabe acerca del cerebro humano. Así es como surge el amor entre ellos: mientras cooperan. Ella, a su vez, aprende a lidiar con los problemas que surgen en el Festival de la Salchicha. O lo que es lo mismo, en ese equipo en el que solo hay hombres.
Por supuesto, en esta novela tampoco falta el humor, que llega principalmente a través de los pensamientos de Bee. Es una protagonista muy particular y divertida. Asimismo abundan las menciones a la ciencia, que aparecen por todas partes. En sus conversaciones sobre el día a día, en las comparaciones que hace sobre cualquier aspecto de la vida, etcétera.
La teoría del amor
«—¿Elsie? ¿Estás pensando en si contratarán al otro candidato? (…) Escúchame, eso no va a pasar. Eres la hostia. Después de todos estos años estudiando y pensando en multiversos y ecuaciones binomiales y… ¿protones? —Levanto una ceja—. Vale, no tengo ni idea de lo que haces. Pero muchas veces has renunciado a tener vida social, e incluso a tener higiene personal, para elevarte por encima del mar de hombres blancos y mediocres que inunda el sector de la Física Teórica. Y, de repente, este año sale una oferta, una, y de entre cientos de candidatos, llegas tú a la ronda final…»

La última de las tres novelas de Ali Hazelwood que se ha traducido al español ha sido La teoría del amor. En su caso, la protagonista femenina es Elsie Hannaway, una gran física teórica que se esfuerza para poder dejar su puesto como profesora adjunta que tanto la consume y conseguir el trabajo que se merece de verdad. Uno en el que pueda dedicarse a la investigación y en el que desafortunadamente se encuentra con Jack Smith, un físico experimentalista que arruinó la vida de su mentor. También es el hermano mayor de su cliente favorito en su segundo trabajo, ese en el que ofrece el servicio de novia falsa.
La relación entre ambos no empieza muy bien, puesto que Jack se interpone entre Elsie y el trabajo que la sacará de la pobreza. O eso piensa ella, porque aunque su idea es iniciar una guerra de sabotaje académico, se da cuenta que nunca ha sido más ella misma que con él. El amor surge de forma rápida, en apenas unas semanas. Pero no por eso se hace inverosímil.
Además, como en el resto de las novelas, la autora capta la atención del lector desde prácticamente el inicio. Es una historia adictiva que se lee en unas pocas horas. Con personajes con carisma y una protagonista femenina que tiene una gran evolución. También con muchas menciones al mundo académico y a la ciencia. Por supuesto, tampoco deja de lado el humor y esa forma tan particular de decir las cosas con gracia.