El escenario principal en el que se desarrolla la acción en The Bear, la premiada serie de Hulu que en España puede verse a través de Disney+, es La mejor ternera de Chicagolandia. Un pequeño local familiar ubicado en un barrio obrero de la ciudad del viento, lejos de los rascacielos con los que Estados Unidos empezó a crecer hacia arriba. Entre las cuatro paredes de ese humilde restaurante creció Richie. Allí se fue construyendo a sí mismo a partir de retales de los demás. De complejos, de miedos y de sueños que hace tiempo quedaron olvidados. En lo que algunos ven como un rincón grasiento y caótico, él encuentra su hogar. Se trata del único lugar donde puede ser él, aunque cada vez se sienta más cohibido.
El Richie que aparece en el primer episodio de la serie está protegido por una enorme coraza de hormigón, pero hay rasgos de él que son fácilmente reconocibles. Un buen guion y una muy buena interpretación de Ebon Moss-Bachrach son los canales a través de los que los espectadores no tardan en conocer los muchos complejos que se esconden tras la autenticidad del personaje. Algo contradictorio, como su propia forma de ser y de comportarse. Como esa área gris por la que se mueve constantemente.
Richie y Carmy, una bomba de inseguridad
Un ejemplo es su relación con Carmy. Parece que no soporta a su primo, que detesta todo lo que tenga que ver con él. Sin embargo, se desvive por ayudarle, por estar a su lado y, sobre todo, por contentarle. Esa necesidad de agradar a los demás es una de sus principales señas y nos habla de nuevo de sus complejos. No sirve de nada engañarse, Richie ha metido la pata más de una y más de dos veces en su vida. Por ello, ha ido perdiendo la confianza en sí mismo si es que algún día la tuvo, al mismo ritmo que su entorno ha hecho lo propio. Y lo ha compartido con él, lo que ha llevado a una mayor pérdida de confianza. Un bucle tóxico en el que solo intenta agradar, errando de manera general en casi todas las ocasiones.
Richie se ve a sí mismo como un fracasado. Un auténtico desastre que ha echado a perder todo lo que quería y todo lo que le importaba por sus acciones. Piensa que no se merece nada bueno y busca el cariño de los demás, también de manera un poco torpona, para tapar todas sus carencias. Es curioso, porque en un primer arranque, este personaje resulta incluso insoportable, para después pasar a dar algo de pena. Sin embargo, finalmente termina confirmándose como un ser humano auténtico, con sentimientos, que ha fallado pero también ha tenido muy mala suerte. Una persona cuyas intenciones siempre son buenas.
Puro Chicago

En más de una ocasión, Richie se opone a darle un giro sofisticado al restaurante. En parte, porque eso sería salir de su zona de confort y no se ve capaz de estar a la altura. Pero también se opone porque conoce a la clientela y sus necesidades. Los comensales de Original beef of Chicagoland son personas humildes. Familias que trabajan incansablemente para salir adelante y que no pueden permitirse cenas elegantes en restaurantes de alta cocina. Personas que disfrutan de comida tradicional y que encuentran en esas cuatro paredes otra especie de hogar, como le ocurría a Sydney de pequeña.
Richie les entiende no porque sea especialmente empático, sino porque él forma parte de ese grupo, de quienes habitan las calles de Chicago y hacen lo que pueden para ganarse la vida. Ese Chicago gris, turbio, malhablado y costumbrista que aparece como telón de fondo en The Bear y como protagonista en otras series, como Shameless.
Es auténtico, como el carácter del Richie que aparece cuando se olvida de sus complejos. Un Richie generoso y divertido, que tiene mucho que ofrecer. En el fondo, quiere aprender, aunque le dé miedo. Ese Richie, que aparece tras la coraza de hormigón, es encantador. Sobre todo, no da pena. Es fácil conectar con él y desearle que, tras la pérdida de un hermano de alma, como es Mikey, y de una familia soñada, las cosas, por fin, le vayan bien.