‘Las aventuras del barón Munchausen’, para disfrutar relatos seniles

La conclusión de la trilogía de la imaginación es una pléyade de aventuras muy locas.
Fotograma de Las aventuras del barón Munchausen

Un infierno en la producción, una experiencia extenuante para todos quienes se vieron involucrados y un fracaso en taquilla orquestado por la propia distribuidora. Con estas credenciales, es difícil creer que se puede estar ante un clásico. Pero, por raro que sea, así es. El compendio de relatos seniles que es Las aventuras del barón Munchausen no refleja en absoluto lo que conllevo hacerla. Más bien al revés, en pantalla queda como una historia tierna, positiva. Un metraje que sirve para cerrar la trilogía de la imaginación de Terry Gilliam.

Historia y sinopsis de Las aventuras del barón Munchausen

Tras arrancar en solitario dirigiendo Jabberwocky, desequilibrada película medieval, Gilliam tocó el éxito con Los héroes del tiempo. Luego llegó Brazil, que le granjeó la fama de enfant terrible para las distribuidoras. Los dos últimos metrajes abren la trilogía sobre el enfrentamiento entre el humano y la frialdad de la sociedad moderna. Sus lúgubres finales, desde el punto de vista infantil y de un treintañero, contrastan con Las aventuras del barón Munchasen. Aquí le toca el turno a la vejez y la visión del británico es bastante más halagüeña.

Protagonizada por John Neville y una jovencísima Sarah Pollet, cuenta con secundarios como Eric Idle, Jonathan Price, Uma Thurman o Jack Purvis. La coralidad es esencial, aunque el barón brilla sobre el resto mientras repasa aventuras a cada cual menos creíble. Estas abarcan de hechos más o menos históricos a locuras espaciales y legendarias. Con la contradictoria mezcla de mala leche e ingenuidad de Gilliam, el tiempo vuela en el film.

Cabe resaltar que la película es una adaptación del personaje del barón Munchausen, un clásico de la literatura alemana. Creado por Rudolf Erich Raspe, está a su vez basado en un noble germano, Hieronymus Karl Friedrich von Münchhausen. Lo que une a personaje ficticio e histórico es su afición a contar historias adornadas. De hecho, las cenas que daba el aristócrata eran acontecimientos y durante décadas acudieron a ellas gentes que querían escuchar sus relatos.

Cuándo hay que ver Las aventuras del barón Munchausen

Como en el caso de Brazil y Los héroes del tiempo, es una película perfecta si Terry Gilliam gusta. Más si se comparte su oposición a la sociedad tecnológica, ordenada y fría que caracteriza a Occidente desde hace años. Una visión cruda y que seguiría más adelante con el rey pescador, que sin embargo es más cercana en su tratamiento de los personajes al film sobre el que versa este artículo.

Pero, en particular, Las aventuras del barón Munchausen ofrece una ventana al ocaso de un soñador. Relatos seniles que entremezclan realidad y ficción en un no parar de entretenimiento. El cariz descorazonador que suele aportar Gilliam a sus obras puede generar sospechas sobre el porqué de lo que ocurre en pantalla. Sin embargo, parece que más que deterioro mental lo que hay es una proclama de aceptación de la muerte y aprovechamiento del tiempo perdido.

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