‘The Battle Of Evermore’, cuando Led Zeppelin cabalgó los campos de Pelennor

La batalla de los campos de Pelennor inspiró una canción única de Led Zeppelin.
Carga de los rohirrim en los campos de pelennor

El este. El lugar desde el que el sol asciende en el amanecer para iluminar de nuevo a la humanidad, sea esta ficticia o no. Un punto cardinal que significa la esperanza. Tras la larga noche del desespero, desde allí llega la salvación. El señor de los anillos da varios ejemplos en sus páginas. Quizá uno de los más gloriosos llega de forma indirecta, con el brillo del astro reflejándose en armaduras de caballeros consumados en la primera de las heroicas cargas rohirrim en los campos de Pelennor. Un mito contemporáneo que Led Zeppelin abraza en The battle of Evermore en una bella sinestesia. Aunque no fue la única vez que abrazaron la obra de Tolkien.

Robert Plant, su voz principal, es el miembro de la banda que más tiró de la Tierra Media. Son muchas las canciones del grupo en los que el maniqueísmo épico del británico participa de forma activa. Misty Mountain hot entremezcla protestas en pos del consumo de marihuana con la región de las Montañas Nubladas, que forman parte de la geografía recorrida en El hobbit. Mientras el relato infantil florece y todo sale bien, antes de la tragedia, las nevadas cumbres que separan Eriador de Rhovanion permiten que el anillo único halle un nuevo esclavo.

Más allá de la mera referencia se posiciona Ramble on. Un sinsentido en las letras que el propio Robert Plant reconoce. No obstante, el título significa “vagar”, la acción que marcó las vidas de Bilbo y Frodo Bolsón. No parar, que la cabra tire al monte y cargar con algo de destino eterno a las espaldas pese a no levantar medio palmo del suelo. Así eran estos hobbits que decidieron, queriéndolo o no, cargar con las esperanzas de toda una mitología. El pulular que refleja Led Zeppelin tiene como centro una mujer. Una motivación que no debe confundirse con el anillo único como querencia inabarcable. En esa búsqueda Plant sitúa a Frodo frente a, y en, Mordor:

«I’t was in the darkest depths of Mordor / Fue en las oscuras profundidades de Mordor
I met a girl so fair / Que conocí a una mujer tan magnífica
But Gollum, and the evil one / Pero Gollum, y el malvado
crept up and slipped away with her / desaparecieron y se fueron con ella
Her, her, yeah / Ella, ella, sí
Ain’t nothing I can do, no / No hay nada que pueda hacer»

Ramble on

El fragmento se presenta como el relato desfasado que un Frodo ebrio pudiera contar en Tol Eressëa, en las Tierras Imperecederas, a aquellos elfos que quisieran escucharle. Mientras, Sam afirmaría con condescendencia. Sea como fuere, se pueden ver con claridad las Minas Morgul, el negro camino al Monte del Destino y el conflicto con la criatura Gollum. Podría seguirse con algunas referencias más a Tolkien en la discografía de Page, Plant y compañía, pero mejor es volver al principio. A Pelennor, al Somme, a Evermore.

The battle of Evermore, Pelennor concentrado

Este tema posee el honor de ser el tercero de Led Zeppelin IV, el anterior a la obra maestra del grupo, Stairway to heaven. No queda eclipsado. La leyenda de The battle of Evermore se acrecenta al ser la única canción del masculinísimo grupo en la que una mujer acompaña en lo vocal. La afortunada, Sandy Denny. La joven inglesa cultivó un folk-rock que no tuvo continuidad debido a su prematura muerte. Los excesos, una caída por las escalera y la posterior hemorragia cerebral que sufrió acabaron con su existencia en 1978, a los 31 años. Una desgracia

Otro agente inesperado es la mandolina, un objeto que se hizo con la melodía principal por fortuna y capricho de Jimmy Page. El guitarrista vio el instrumento de su colega John Paul Jones en Headley Grange y supo que tenía que hacer algo rompedor. Su talento con la cuerda pulsada logró una base melódica tradicional, ideal para el tema que acabaría llegando. Al fin y al cabo, El señor de los anillos suena en acústico.

Lo narrado en The battle of Evermore tiene tintes artúricos y está influenciado por la guerra anglo-escocesa. Sin embargo, la gran batalla de El retorno del rey impregna la composición más que los mencionados elementos. Aunque la “reina de la Luz” con la que se arranca sea difícil de situar, quizá siendo Galadriel, más fácil es ver a Aragorn transitando la Senda de los Muertos en ese “príncipe de la Paz que abraza la oscuridad y camina la noche solo”. O reconocer a Sauron, junto a su general el Rey Brujo, en “el Señor Oscuro que cabalga con sus fuerzas”. Un amo del terror oculto en un búnker que tiene forma de torre que todo lo ve.

El juego entre la mandolina de Plant, la guitarra acústica de John Paul Jones, la narración cantada de Plant y el acompañamiento tenso de Denny empastan en una épica folk. La muerte llega a Minas Tirith desde tierra, mar y aire. Los males del siglo XX que la novela de Tolkien refleja asaltan tanto páginas como partituras en forma de referencia, que no alegoría. Esta figura era odiada por el escritor británico. Como sea, el bien y el mal, la luz y la oscuridad, chocan sin grises.

Mientras la cándida unión Plant/Denny canta cómo “los caballos truenan en el valle cercano”, con Theoden y sus 6000 jinetes apretando para sellar su destino, los gondorianos “esperan a los ángeles de Ávalon”. “Esperan el brillo del este”. El amanecer, la luz tan odiada por los orcos. La nocturnidad solo acoge masacre. Mencionar la isla artúrica y las manzanas vuelve a virar más a la mitología de las islas británicas que a Tolkien. El lugar de descanso del legendario monarca tenía fama precisamente por sus frutos prohibidos del Edén. Sin embargo, es notable que allí se alcen el Rey y su Excalibur para socorrer a los suyos en tiempos de necesidad, tal como hace Theoden.

«Danzando en la oscuridad de la noche»

Artillería en el Somme
La artillería de la Gran Guerra fue la pesadilla que inspiró a los jinetes negros. | Wikimedia

Entonces aparecen en sus criaturas aladas. La artillería de un lado u otro del Somme. El terror de la Luftwaffe. La maldad de Guernica. La perdición del hombre. Los orcos no son alemanes mutados, sino un reflejo de lo que da de sí la Humanidad cuando se mira al espejo y se pudre. “La guerra es el grito general”, clama Led Zeppelin. Si algo supo la banda, fue condensar, dejar fluir estilos. El folk fue uno de ellos y The battle of Evermore lo hace relucir con aires vetustos.

“Los espectros del anillo cabalgan de negro, galopan”. La letra del tema dibuja parcas aéreas símbolo de una nueva forma de exterminio que dominaría el mundo a través de la industria. El miedo como arma fue tan usado en la Gran Guerra como en su secuela. Pocas cosas hay tan amenazantes como el chillido del aire contra el metal que anticipa amputaciones y camaradas muertos. Fue en 1916 cuando a Tolkien le tocó ver a sus amigos morir. Sin embargo, el amanecer llega, al menos para alguno.

Llega mientras «tambores hacen temblar los muros del castillo», quizá en alusión al mayor ariete visto por la Tierra Media. Llega desde el este, desde Mordor. Llega con brillo. Rohan carga hacia la gloria desde el noroeste el 15 de marzo del año 3019 de la Tercera Edad. Indirectamente, a través de su reflejo en las armaduras de los jinetes de La Marca, el sol ciega a las criaturas de Sauron. La luz y Tolkien, una pareja continua.

Queda mucho todavía. Un príncipe y un rey cargando a la desesperada ganándose un legado eterno. Una doncella y un hobbit acabando con un ser casi indestructible. Otro monarca terminando la hazaña desde el sur, inesperado, querido. Y tras la victoria, más conflicto: «El dolor de la guerra no puede superar la aflicción de los momentos que la siguen». No solo cabalgaban la guerra y la muerte, sino el hambre y la enfermedad. Reconstruir y el estrés postraumático son pesares solo de los que sobreviven. También volver al frente una vez más.

Fuera como fuere, se ha comprado el tiempo para los espías, para los comunes metidos a héroes que forjan la Historia sin que nadie se entere hasta que un documento se desclasifica. Led Zeppelin lo reconoce y salta al final de la Guerra del Anillo. “Las runas mágicas están escritas en oro para traer el equilibrio de nuevo”. La inscripción del anillo único resplandece por última vez pocos días después de que los campos de Pelennor se tiñeran de negro, rojo y dorado. “Al fin el sol brilla de nuevo”. El Bien vence. El Mal pierde. Ha nacido la era del hombre.

Este artículo, modificado para Fan Service, fue publicado en primer lugar en Le Miau Noir Magazine.

Tags relacionados:

TE RECOMENDAMOS:

POST RECIENTES

Te puede interesar…

Redacción Fan Service
27/09/2023
Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos y para fines de afiliación y para mostrarte publicidad relacionada con sus preferencias en base a un perfil elaborado a partir de tus hábitos de navegación. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Configurar y más información
Privacidad