Carmy de ‘The Bear’, el talento y la frustración

Talentoso, frustrado, generoso y opaco. Así es Carmy, el protagonista de 'The Bear', serie que puede verse en Disney+.
Carmy de The Bear

Los ojos de Jeremy Allen White se roban todo el protagonismo en The Bear. Lo hacen incluso cuando la tensión está rozando los límites de lo tolerable por un corazón medianamente sano. Cuando están pasando mil cosas alrededor y él simplemente está ahí, en medio de todo, viajando a una visión que mezcla pasado, presente, futuro, sueños, realidad, miedos y frustración. El de Carmy es un personaje que desde un inicio parece estar bien construido y cimentado. Tiene una parte de tópico que no molesta precisamente porque es eso, una parte más de un conjunto profundo, cargado de contradicciones y que recoge a la perfección el sentir de una generación.

La frustración de Carmy

Dicen de los millennials que nuestro principal rasgo es la frustración. La combinación de numerosas crisis económicas, condiciones laborales cada vez más precarias y ese “puedes ser lo que quieras ser” que se nos inculcó con la mejor de las intenciones, no es precisamente positiva. Esto se ve en el bueno de Carmy, así como en su colega Sydney.

Él quería ser cocinero. Mejor dicho, chef, en cursiva, así, con acento. Y vaya si lo consiguió. En la cocina de uno de los mejores restaurantes del mundo se consagró también como uno de los talentos emergentes más prometedores del globo. Con eso, pensarán muchos, ya debería estar satisfecho. Pero, ¡ay! Es que eso de ser lo que uno quiera se limita al éxito profesional. Especialmente cuando este éxito tiene como contraprestación perder todo lo demás. Es precisamente lo que le ocurre al protagonista de la serie de Hulu, disponible en España en Disney+.

Desde que es presentado Carmy el espectador es consciente de la enorme cantidad de sombras que lo habitan. Las va descubriendo poco a poco. La ansiedad forma parte de su día a día. Tanto que ha logrado esconderla la mayor parte del tiempo, normalizarla y convertirla en una parte de sí mismo. Como ocurre con esa frustración. Solo es verdaderamente feliz cuando cocina, cuando su mente se va única y exclusivamente a la elaboración de un plato. Algo que prácticamente no ocurre. Siempre hay algo o alguien que le persigue y perturba, fastidiando también su intento de desconectar de la realidad.

Carmy de The Bear
Carmy de ‘The Bear’. | Cortesía de Disney+

La pasión perdida

El haber perdido en cierta manera su capacidad de disfrutar de su pasión supone un duro golpe para él. Pero una de sus mayores frustraciones está directamente relacionada con su familia y con la culpa. En una ocasión, durante esta primera temporada, Carmy menciona que Mikey nunca quiso darle la receta de los tradicionales spaghetti con salsa pomodoro. Tampoco quería que pasara tiempo en el negocio familiar, ni que ayudara o trabajara en él.

De alguna manera, su hermano mayor, al que quería y admiraba, le apartó de su camino para guiarle hacían otro. La realidad es que lo hizo pensando en un futuro mejor para él, en cumplir la promesa de que pudiera ser lo que realmente quisiera. Sin embargo, en el proceso le obligó a perder lo que ya tenía y quería.

Con la muerte de Mikey, a la frustración y el rechazo se le suma la culpa. Carmy no estaba ahí para captar las señales que pudieron haberle indicado que su hermano, su héroe, estaba cayendo a un pozo sin fondo. No pudo evitar su muerte, porque estaba cumpliendo un sueño. Mientras tanto, la realidad a la que pertenecía, la cual había abandonado años antes entre deseo y obligación, estaba atrapándole. Esto es lo que le persigue cada noche o cuando la ansiedad le sobrepasa. Todo esto está en la mirada de Jeremy Allen White.

Las luces de Carmy

Carmy The Bear
Carmy está frustradito el pobre. | Cortesía de Disney+

Con todo, lo natural sería que Carmy fuese un personaje oscuro, huraño, amargado… Y, sin embargo, lo que sale a flote, lo que le aporta brillo a esa mirada, son las muchas luces que combaten constantemente las alargadas sombras de la frustración, la culpa o el miedo. Más allá de su innegable talento, la personalidad del protagonista de The Bear es arrasadora.

Se trata de un conquistador nato. Una de esas personas que nacen para ser líderes, que tienen la capacidad de captar la atención de los demás, fascinar a todo aquel que escucha y causar un impacto en él. Algunos lo hacen a gran escala, como cabezas visibles de luchas sociales, véase Martin Luther King Jr. o Fred Hampton. Otros lo hacen en un círculo más pequeño, en una estrecha y a veces grasienta cocina de Chicago.

Con su energía, sus discursos y predicando con el ejemplo, Carmy termina ganándose a todos los empleados de su hermano. A esa familia de la que él nunca había podido formar parte. No sólo eso, los inspira para ir más lejos, para no conformarse con lo que conocen, para ponerse a prueba y, en definitiva, para ser mejores. No importa la batalla interna que esté librando, de cara a la galería es un referente. Es más, quiere ser el tipo de referente que cree que las personas de su entorno merecen.

En el fondo, Carmy es sólo un niño que quiere ser querido, pero al que le da miedo que sea así. Que quiere mostrarse tal y como es, pero no se atreve porque no quiere decepcionar. Sigue teniendo un toque de inocencia, que se muestra cuando se abre hablando de su hermano o cuando se sale ligeramente de su papel de chef que tiene que servir de ejemplo. Un rasgo que termina de definir a un personaje redondo.

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Nahia Pérez de San Román
07/06/2023
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