Un inicio trepidante dio paso a dos episodios bastante normalitos. Sin embargo, la montaña rusa que es Ahsoka ha vuelto a coger velocidad con sus parte 5 y parte 6. Ambas suponen una enorme dosis de fanservice al fan de Star wars de la mano de Dave Filoni. Toca volver a The clone wars y Rebels para seguir ampliando, de forma sorprendente, el lore de la franquicia. Todo junto a unos villanos que van ganado puntos por momentos.

El fanservice total de Filoni
Ya se sabía que los trabajos de animación y los detalles del universo Star wars iban a ser continuos en Ahsoka. Sin embargo, de momento el punto más álgido del asunto ha estado en estos dos capítulos. En ellos, Filoni ha volcado su mayor valor: ser un enorme fan de la franquicia. El sentido de aventura de Lucas está ahí, acompañado de la riqueza en la creación de mundo que el director ha ido desarrollando durante años.
A diferencia del fracasado intento de El ascenso de Skywalker, las partes 5 y 6 de Ahsoka han logrado hacer del fanservice algo potable. El caso más notorio es cuando Huyang (David Tennant) comenta con la togruta (Rosario Dawson) la historia de la galaxia. Se permiten decir que la primera parte de las tres es la mejor, «sin duda», así como una frase que da cosquillas en el estómago. Porque el droide suelta un «hace mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana» que ha revolucionado al personal.
Siempre se ha pensado en la perspectiva de la audiencia, en que lo sucedido en Star wars ocurría hace mucho tiempo y en otra galaxia. Quizá no sea así, y la perspectiva sea interna a la franquicia. Puede, seguramente, que ambas sean correctas. En todo caso, los detalles autorreferenciales inundan estos episodios de Ahsoka. También los externos, con esa nave usada por Elsbeth (Diana Lee Inosanto) para bajar a Peridea es igualita a los onitópteros de la Dune de Lynch. Solo un parecido más entre ambas sagas que pululan entre la ciencia ficción y la fantasía.
Llevando The clone wars a carne hueso en Ahsoka parte 5
Entre las ventajas con las que cuenta Ahsoka para que su fanservice sea mejor recibido que el de la trilogía secuela está el desarrollo de su protagonista. Esta lleva gestándose en varias series desde hace muchos años. Así, va varios pasos por delante de una Rey que no ha tenido ese tiempo para evolucionar. El guerrero de las sombras, título de la parte 5, retrotrae al inicio del personaje. Es decir, a The clone wars.
Moribunda, la versión madura del personaje sufre una suerte de entrenamiento en la suerte de purgatorio que es el llamado Mundo entre mundos. Allí ocurre lo más interesante del episodio. Anakin (Hayden Christensen) guía a su chulita en un mar de dudas y recuerdos. Con la apariencia de la versión adolescente y juvenil de Ahsoka (Ariana Greenblatt), la exjedi tiene la oportunidad de hacer frente a sus fantasmas y a su maestro. Siempre ambivalente, el retorno de Skywalker es algo más que un cameo. En la referencia continua a The clone wars incluso podemos volver a ver al capitán Rex (también en La remesa mala).
Mientras tanto, Hera (Mary Elizabeth Winstead) y su hijo buscan a la togruta. Es Jacen (Evan Whitten) el que la detecta, haciendo uso de su herencia paterna jedi. Los tejemanejes republicanos dejan momentos divertidos, hasta que los purrgils, ballenas capaces de navegar por el hiperespacio, se convierten en el método de Ahsoka y Huyang para perseguir a Elsbeth.
El homenaje continuo a Rebels de Ahsoka parte 6
El tono dramático y la nueva paleta oscura de colores propuesta por Filoni alcanzan nuevas cotas en Un lugar muy, muy lejano. La parte 6 de Ahsoka solo muestra a la protagonista al principio, debatiendo con Huyang la posibilidad de que Wren se fuera voluntariamente con Baylan (Ray Stevenson). Ahí es donde también donde el robot suelta la antes referida frase que inicia las películas de la franquicia. Desde ahí, las reminiscencias de Rebels son omnipresentes.
Por su parte, Elsbeth llega al planeta de otra galaxia llamado Peridea. Se revela que el planeta es el lugar de origen de las hermanas de la noche, las brujas de Dathomir. Morgan es, de hecho, parte de ellas. Asimismo, el planeta es un cementerio de Purrgils y una leyenda del saber jedi, según cuenta Baylan. El tono fúnebre va in crescendo hasta la reaparición de Thrawn (Lars Mikkelsen), el malo malísimo de la serie de animación.
El general muestra su carácter táctico en todo momento, al frente de un ejército de soldados de asalto extraños y con un tema sonoro basado en una marcha fúnebre. La estética de estos está basada en la técnica japonesa del kintsugi, consistente en recomponer objetos rotos. Estos también poseen detalles de momificación en la armadura, lo que contribuye a su aura no muerta, todavía por confirmar. Asimismo, el líder del cuerpo, Enoch (Wes Chatham), luce una máscara que señala directamente a la Roma imperial.
La búsqueda de Wren
Sabine (Natasha Liu Bordizzo) finalmente logra su objetivo de encontrar a Ezra (Eman Esfandi). Thrawn lleva tras él años y opta por dejar a la mandaloriana ejecutar su búsqueda. La intención tras ello, claro está, es cumplir su palabra para acto seguido liquidar a ambos. Tecnicismos.
Más allá de alguna escena de acción decente, la monosidad del lobo montura o los alienígenas crustáceos y el emotivo mas descafeinado reencuentro entre Sabine y Ezra, lo que resalta de esta trama del sexto episodio es Baylan y Shin Hati (Ivanna Sakhno). Ambos suponen una pareja extraña, gris en el sentido más moral de la palabra.
El antiguo jedi se ha dado cuenta de la falta de sentido del ciclo de poder galáctico y en su agenda está acabar con él. Peridea es el camino para ello. Hati es una usuaria de la fuerza que no pertenece ni al lado oscuro ni al luminoso, simplemente disfruta de su poder sin preguntarse demasiado. Hasta ahora. Porque sorprende que le sorprenda que su maestro no cumpla su palabra del todo con Wren. Comienza a cuestionarse su misión, algo necesario ya que la muerte de Stevenson hace que su magnífico personaje no vaya a poder regresar.
Esto es una pena porque se trata, tras mucho tiempo, de un usuario de la fuerza de gran interés. Al igual que Andor permitía ver el lado terrorista de la Alianza rebelde, Baylan muestra la nostalgia de aquel que ha visto su fe morir. Alejado del dogmatismo, como la propia Ahsoka, se ha impuesto una misión que le permite seguir teniendo sentido vital. La actuación de Ray, con su imponente presencia física y aire calmo, combina a la perfección con la altanería de la Hati de Sakhno. Esta dupla es, hasta ahora, lo mejor de una serie que encara su recta final con unas sensaciones de lo más positivas.