Crítica de ‘Fugaces’, la bilogía más nostálgica y veraniega de Paula Ramos

La autora Paula Ramos vuelve con una bilogía intensa, más madura, donde se nota su evolución.
portadas de la bilogía Fugaces

Paula Ramos lleva varios años publicando libros, pero fue con la trilogía Ellas con la que empezó a conquistar a un gran número de lectores. Ahora lo ha vuelto a hacer con la bilogía Fugaces. Cuando fuimos fugaces y Siempre seremos eternos son dos libros veraniegos con una ambientación maravillosa, llenos de sentimientos, de personajes entrañables y escritos con la pluma tierna de la autora. Todo esto y mucho más es la bilogía Fugaces.

De qué trata la bilogía Fugaces

«Su mirada sigue estudiando y noto que mi cuerpo quiere acercarse. Romper la distancia entre ambos. Parece que nos vimos ayer, pero también que han pasado miles de años. En ese extraño silencio y cruce de miradas, decide volver a hablar.
– Siempre llenos de casualidades fugaces, ¿verdad? -pregunta.
Y me es imposible no pensar en ello, en ese verano. Ese verano en el que todo cambió.«

Portada de 'Cuando fuimos fugaces'
‘Cuando fuimos fugaces’ es la primera parte de la bilogía.

Ava es una adolescente que vive en Mojácar y que va a pasar allí el último verano allí con sus amigos antes de que todos ellos se marchen a la universidad. Una de las cosas que espera con más ganas es vivir un amor tan intenso como el de los protagonistas de las películas que ha visto desde pequeña con su madre y su hermana.

Ella quiere una relación con Fran, pero al final acaba enamorándose de Hugo, un chico «malo» que solo piensa en irse lejos. En dejar atrás un entorno tóxico y buscar un futuro más prometedor. Un chaval que encuentra en Ava la calma que necesitaba, pero lo hace en el momento equivocado.

Su historia de amor acaba casi antes de empezar. Pero con los años vuelven a encontrarse. Aunque se hallan muchas trabas por el camino, ya no son los niños que eran ese verano de 2011. ¿Tomarán las decisiones adecuadas para, por fin, estar juntos?

Así es la bilogía Fugaces

«Doy un paso tras otro. Sin mirar atrás. Sin titubear, y a cada paso que doy, soy consciente de que esta vez va a ser diferente.»

Portada de 'Siempre seremos eternos'
‘Siempre seremos eternos’ cierra esta dupla de obras de Paula Ramos.

La bilogía Fugaces, de Paula Ramos, está compuesta por dos novelas repletas de sentimientos. Ambas alternan presente y pasado, aunque de manera sencilla y sin liar al lector. En la primera parte, en Cuando fuimos fugaces, ese pasado lleva hasta la adolescencia de los protagonistas. Concretamente a un verano, el de 2011, al que la autora consigue transportar al lector gracias a la maravillosa ambientación de la novela. Mojácar, el mar Mediterráneo, las playas y las verbenas se describen con delicadeza y detalle. 

La primera parte, por otro lado, es una novela juvenil. Porque si bien en los capítulos del presente los protagonistas son adultos, la gran parte del tiempo la historia ocurre en el pasado. Se habla de primeros amores y se hace desde el punto de vista de los niños que eran los personajes en ese entonces. Pero el cambio es notable en Siempre seremos eternos, pues está ambientada más de una década después y los personajes han crecido. Así pues, ellos son más maduros y la forma de narrar, también.

Quizá la historia de amor en la primera parte de la bilogía sea demasiado lenta. Tanto, que a veces es arrollada incluso por las tramas de los personajes secundarios. Se narran muchos momentos del día a día y pocas escenas entre los protagonistas principales. Pero en la segunda mitad, Paula Ramos muestra mucho de lo que el lector se pierde en Cuando fuimos fugaces. Relata más momentos juntos de Ava y Hugo, dejando ver que vivieron más de lo que el lector conocía hasta entonces.

Sentimientos a flor de piel

Lo que el lector sí sabe desde el inicio es que los personajes están muy bien desarrollados. Son complejos, con personalidad e historias propias. Algunas, como las de Hugo o Caleb, bastante duras. Porque Hugo es un ‘chico malo’ que esconde mucho más detrás de esa fachada. De hecho, ese es uno de los muchos clichés que aparecen en la bilogía. Diferentes clases sociales, chico malo y chica buena o enemies to lovers son algunos de ellos.

Pero además de clichés, en estos dos libros de Paula Ramos hay muchos sentimientos. Su pluma es cuidada y consigue sumergir al lector en la propia ambientación de la historia. El tono de la historia es dulce y cariñoso. Pero no por eso hay menos sufrimiento, pues parte de las novelas es incluso desgarradora. Dolorosa y esperanzadora a la vez. La segunda parte produce nostalgia e, incluso, es más intensa que la primera.

Eso es lo que se encuentra el lector en la bilogía Fugaces: intensidad. La de la pluma de Paula, la de las tramas secundarias, la de la historia de los personajes principales. Un sentimiento ideal para el verano, el momento en que se ambienta la historia y al que la autora teletransportaría al lector incluso en los días fríos de invierno.

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