‘La casa del dragón’ 1×02: los chulos dominan Poniente

El segundo episodio del spin-off de juego de tronos deja escenas de alta tensión.
Daemon y Rhaenyra

Esta crítica de La casa del dragón 1×02 (El príncipe canalla) es como la noche, es oscura y alberga horro… spoilers.

Tras traer un arranque trepidante, la nueva serie estrella de HBO se toma algo de calma para aposentar sus conceptos. Cabe recordar que para que ver a Ned perder la cabeza supusiera un trauma hizo falta cocinar tranquilamente la situación. No todo van a ser masacres, primero hay que hacer que se coja cariño a los personajes. Algo que hace a la perfección La casa del dragón 1×02, titulado El príncipe canalla y con Greg Yaitanes como director.

El legado de Valyria

Rhaenyra
Te han hecho un Padrino, Rhaenyra mía. | YouTube GoT

El primer malo secundario de La casa del dragón se llama Craghas Drahar (Daniel Scott-Smith) y tiene muchos elementos para gustar a los seguidores de la serie. Un aspecto extraño, crueldad a un nivel absurdo y astucia. Además no parece hablar, lo que lo hace misterioso y por tanto más interesante. Su hobby favorito es crucificar a sus reos para que se lo coman los cangrejos. Lo practica en los Peldaños de Piedra, un archipiélago sito entre Poniente y Essos, en el extremo sur de ambos continentes. Se supone que antaño fue un paso natural destruido por los niños del bosque para evitar la llegada de los hombres al oeste. En el tiempo de la producción es, sin embargo, un refugio de piratas, en este caso financiados por las ciudades libres.

Este punto es el que evita que Viserys (Paddy Considine) haga caso a su consejo y actúe contra él. No quiere dar un casus belli a tales potencias orientales. Así, se genera una subtrama sureña que enfrenta hasta cierto punto a las dos casas procedentes de Valyria que destacan en la serie: los Targaryen y los Velaryon. Mientras el rey opta por su amada táctica Rajoy, es decir, no hacer nada, Corlys (Steve Toussaint) pide que actúen ya que está perdiendo barcos. Siendo el consejero naval además, no lo considera cosa menor. Dicho de otra manera, es cosa mayor. Otra preocupación es que Daemon (Matt Smith) se haya ido a vivir a Rocadragón usando a los capas doradas como fuerza personal.

Rhaenys y Rhaenyra
Rhaenys sabe cosas. | YouTube GoT

Rhaenyra (Milly Alcock), que se encuentra de copera, decide intervenir y da la solución que cualquier fan de Canción de hielo y fuego daría para acabar con los piratas: manda a los dragones (y una flota, pero lo que importa son los lagartos). Esto le vale ser mandada a elegir un nuevo guardia real, ya que uno se les ha muerto. Elije al único que tiene experiencia de combate, ser Criston Cole (Fabien Frankel). Lo de que se vea a la legua que la vuelve loquita es una mera conveniencia.

Pese a su enfrentamiento en el Consejo Privado, Corlys, con su esposa Rhaenys Targaryen (Eve Best), le hacen al monarca una propuesta decisiva: que se case con su hija de 12 años, Laena (Savannah Steyn). Una niña muy niña, como deja claro la escena posterior en la que la cría pasea con Viserys, que podría ser parte de El sí de las niñas. Siempre enfrentado entre crear un legado y ser decente, la encrucijada es fina. Todo esto hace que a Rhaneyra se le ponga cara de loca. La reina que nunca fue, Rhaenys, le da un rapapolvo de realidad antológico. Eve Best se convierte en un avatar de la condescendencia resumido en la frase «los hombres prenderían fuego al reino antes que ver a una mujer sentada en el Trono de Hierro». Le falta un «reina» al final.

El matrimonio como amenaza

Alicent y Rhaenyra rezan juntas
Alicent y Rhaenyra rezan juntas como buenas chavalas. | YouTube GoT

Como se ve, tanto el rey como la heredera están atenazados por la necesidad del primero de casarse de nuevo. La propuesta Velaryon es la que apoya casi todo el mundo. A lo largo del episodio varios miembros del Consejo Privado, como el Gran Maestre (David Horovitch) o Lord Lyonel Strong (Gavin Spokes), recomiendan tomar esa vía. Este último parece el único consejero que de verdad da consejos y no se dedica a malmeter. Una rareza.

Otto Hightower (Rhys Ifans), sin embargo, ya sabemos que tiene otros planes. Incumben a su hija. Se supone que tiene unos 15/16 años y, como hombre que lo ha pasado mal por perder a su esposa, sabe que Viserys es débil. Alicent (Emily Carey) se muestra como la única cara amable para el monarca y aguanta sus chapas sobre modelismo valyrio hasta con cara de interés. La segunda vez que charla con el dirigente de Poniente incluso le repone una figura que se le rompió. Un regalo equivalente a una figura cara de Warhammer y que supone un dardo al corazón del lado nerd del rey. La muchacha demuestra ser una máquina en eso de consolar a la gente y hace lo propio con Rhaenyra. Sea interesada o genuinamente, la chavala sabe lo que es ser un paño de lágrimas.

Es en el mencionado segundo encuentro Alicent/Viserys cuando el episodio de La casa del dragón recibe algo de pimienta. Algo necesario porque en ocasiones puede las charlas sobre matrimonios y conveniencia pueden llegar a cansar. Otto convoca un consejo de urgencia. Las razones, en resumen, son que Daemon se va a casar con su prostituta favorita ya que está encinta y, siguiendo la tradición, se ha llevado un huevo de dragón para el futuro chaval. El problema es que era el destinado al hijo que el monarca perdió junto a su mujer Aemma.

La afrenta que hace Viserys explote y quiera ir él mismo a Rocadragón. La Mano del Rey da un paso al frente y, haciendo imponer la lógica, se ofrece a ir él mismo. Le acompañará ser Criston Cole y 20 desgraciados más. Mientras Alicent prepara a su padre para partir, este protagoniza una escena de impagable cinismo. Viendo sus dedos mordidos y sangrantes, se cuestiona por qué siendo tan bella se afea. Justo después, pregunta si va a ver al rey esa noche. La joven poco más que puede poner los ojos en blanco, como seguramente buena parte de la audiencia. Lo dicho, unos momentos muy significativos, que con poco condensan mucho.

Un castillo de los buenos y un canalla de los mejores

daemon en Rocadragón
Daemon tiene una maraca en vez de una cabeza. | YouTube GoT

Rocadragón luce espléndida en La casa del dragón, luminosa y enorme. No en vano, es como el Principado de Asturias Targaryen, la residencia del heredero. Por eso es tan crítico poner en su sitio a Daemon, que la ha ocupado sin serlo. La provocación del príncipe se desarrolla en una escena que va de ver quién la tiene más grande. Primero llega la comisión real, después el canallita favorito de la audiencia y, con él, su dragón. Caraxes deja claro quien manda hasta que, sorprendiendo a nadie, Rhaneyra aparece a lomos de Syrax. A la espera de ver a otros dragones de leyenda, como los que ayudaron a conquistar Poniente, este encuentro compensa a cualquier fan.

Con el mismo número de dragones, la heredera se planta frente a su tío y le dice que la mate si quiere o que se deje de chorradas. Sabe que la protege el hecho de que como le toque un pelo, Daemon sería masacrado por las fuerzas de su hermano. Nosotros sabemos que la cuida el escudo de guion, impenetrable. Con todo, la audacia queda bien en pantalla y le sale bien a la jovencita.

Daemon, que a veces tiene la actitud del chico aquel de «pa’ hacerme el chulo» de El diario de patricia, esta vez sale escaldado. Su meretriz metida a esposa, Mysaria (Sonoya Mizuno), no está tampoco contenta con todo esto. Ella quería «ser libre», no verse envuelta en intrigas mortales. Además, sabe que lo de que esté preñada es falso, ya que no puede hacerlo. De eso «se encargó hace tiempo» la inteligente dama de la noche. Así, el príncipe acaba compuesto, sin huevo de dragón y sin novia.

El imprescindible giro de guion también está en La casa del dragón 1×02

Con el asunto de Daemon arreglado, el rey no puede evitar comentarle a su hija que se parece mucho a su tío. A ella, desde luego, no le parece importar ser un potencial cruce de Daenerys desquiciada con Cersey. Ya se verá cómo acaba, de momento ella acepta que su padre debe casarse.

El momento álgido llega con The Decision edición Poniente. Cual Le Bron James anunciando a qué equipo de la NBA se iría, ante una audiencia exclusiva compuesta por el Consejo Privado y amigos, Viserys I anuncia que su nueva esposa será (redobles de tambor)… ¡Alicent Hightower! Cualquiera que persona que sea una triste sabe que la amabilidad es suficiente acicate para elegir pareja y el rey es un ser tristérrimo. Además, ha demostrado que valora el cariño genuino y eso es lo que parece haber percibido en la hija de la Mano. Además, es solo una adolescente, no una niña, que uno tiene sus principios. Aquí, guionistas de La casa del dragón, lo de hacerla más joven que en las novelas hace que el argumento de la edad para descartar a Laena y elegir a la mejor amiga de su hija pierda peso.

Las caras Juan, la caras. En la de Otto, se refleja el We are the champions. En la Corlys, un cabreo mayúsculo, despechado. Rhaenyra ejecuta el rictus característico de Mario Casas antes de hacer pucheros e irse y Alicent… La pobre Alicent está aterrada.

Alicent y Otto hightower
«¡El rey se va a trincar a mi niña, pero qué bien!» está pensando Otto. | YouTube GoT

Cabreado como una mona porque su chiquilla de doce años no se case con un cuarentón y se haga reina, Corlys despotrica elegantemente en una sala de Marcaderiva. Steve Toussaint, quien le interpreta, sabe que ahí tiene su momento de lucirse y lo hace. Enfrente está el Daemon de Matt Smith, que aprovecha un personaje que le permite brillar especialmente con la gestualidad. Una conversación que agranda un montaje en el que se intercalan imágenes de los Peldaños de Piedra y el Benefactor de los Cangrejos. Así, para el tercer episodio se adelanta un conflicto en el que el rey no tomará parte. Un cierre a la altura de un episodio que se ralentiza en exceso en ocasiones pero que hace de los detalles su mejor adalid.

Puedes ver La casa del dragón en HBO Max

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