‘La casa del dragón’ 1×05: las bodas son la salsa de Poniente

Este quinto episodio del spin-off de 'Juego de tronos' logra dejar todo preparado para el futuro mientras es muy entretenido.
Malicent

Esta crítica de La casa del dragón 1×05 (Iluminamos el camino)es como la noche, es oscura y alberga horro… spoilers.

El final de la primera parte de la temporada inicial de La casa del dragón 1×05, titulado Iluminamos el camino y con Clare Kilner como directora, ha logrado mantener el buen tono que ya lleva mostrando la producción desde que se estrenó. De nuevo predomina el politiqueo y las intrigas. Con la boda entre Rhaenira Targaryen y Laenor Velaryon (Theo Nate) como epicentro, se terminan de plantear las dinámicas entre personajes que llevarán de nuevo el conflicto a Poniente. Por desgracia, todo culmina en una absurda muestra de violencia en forma de escenas mal montadas.

Viserys, cada día más hartito y cerca de la tumba

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Nuestra foto de cada episodio con Viserys to’ quemado. | YouTube GoT

Además de las infecciones provocadas por los cortes del trono de hierro, a Viserys (Paddy Considine) le quieren matar de estrés. Paddy Cosidine sigue excelso en el papel de monarca algo pusilánime y obsesionado con su legado, hasta las narices de que los juegos de corte se enfrenten a sus querencias personales. La diferencia esencial con su hermano u otros personajes es que al menos parece tener conciencia. Su escena cuestionándose su legado deja claro que está repleto de dudas sobre sus decisiones y sabe que le quedan dos telediarios.

También contribuye una enfermedad anticipada con calma en anteriores episodios. Antes de caer, empieza visitando Marcaderiva junto a Rhaenyra (Milly Alcock). Los Velaryon le humillan, pero el rey ha demostrado sobradas veces saber llevar estas situaciones, a costa de labrarse una imagen de agente inactivo y débil. La negociación entre Corlys (Steve Toussaint) y Rhaenys (Eve Best) y el monarca marca el inicio de La casa del dragón 1×05 y demuestra que estas escenas son el fuerte de Canción de hielo y fuego.

Como es previsible, un acuerdo se alcanza. Pero Rhaenys no está tan contenta como Corlys, ya que se cuestione lo acertado de poner a su chaval en una posición que acabará en guerra. La conversación entre ambos, privada, permite lucirse a los actores que encarnan a ambos nobles. Otro problema es la homosexualidad de Laenor, en una relación clandestina con Joffrey Lonmouth (Solly McLeod). Sin embargo, los futuros marido y mujer aclaran el asunto: cumplirán su deber y luego cada uno a lo suyo con discreción.

El trono vuelve a precipitar el odio

Otto y Alicent
Otto es el ejemplo de cómo ser mal padre. | YouTube GoT

Juego de tronos siempre dejó claro que, incluso en medio de un potencial apocalipsis, lo que importa es sentarse en una butaca sobredimensionada hecha con espadas. Da igual que la excusa sea o no loable, de eso va el asunto. En La casa del dragón puede haber un contexto político muy diferente al de su ficción madre, pero al final quién se siente en el trono de hierro vuelve a generar odios e inquinas entre aliados y amigos. Tal es el elemento más notable de este quinto episodio, ver cómo se consuma la rivalidad entre Rhaenyra y Alicent (Emily Carey).

Aunque hayan permanecido cercanas hasta el momento, la decrepitud acelerada del rey Viserys lleva a la enemistad de su hija y esposa. Gracias a ello, ambas tienen el suficiente tiempo en escena para que las actrices que las han encarnado, Milly Alcock y Emily Carey respectivamente, para despedirse de sus personajes antes del salto temporal de la segunda parte de la temporada. Rhaenyra sigue apoyada por su progenitor y paga asumiendo un matrimonio concertado con el heredero de la casa Velaryon, Laenor, a la vez su primo.

Alicent, por su parte, comprueba que la virtud de Rhaenyra no estaba intacta como creía. De esta forma su elección de apoyarla, que conllevó que su padre perdiera su puesto como Mano del Rey, hace que cambie de postura. Entre las acciones que le llevan a actuar se encuentra una insinuación confirmada más adelante de Larys Strong (Matthew Needham), hijo tullido de la nueva Mano, y el aviso de su padre Otto Hightower (Rhys Ifans), sobre la más que certera posibilidad de que sus hijos sean asesinados por su hijastra al alcanzar el trono. La joven hace una entrada muy dramática en la cena de anuncio de la boda real. Apunte: otra vez la luminosidad es tan baja que cuesta diferenciar detalles. Además de dejar en evidencia la debilidad de su marido, porta un vestido verde que sirve como estandarte para reclamar aliados que apoyen a su hijo Aegon en la futura sucesión.

Los agentes de la discordia

Daemon es muy malo
nada bueno puedes hacer con esa capucha. | YouTube GoT

Daemon (Matt Smith) es de nuevo un ejemplo perfecto de personaje edgy, de provocador oscuro e intenso a más no poder. Ambicioso y malvado casi hasta la caricatura, algo simple pero efectivo en la narración, da un inicio de episodio para recordar (se supone) que asesinando a sangre fría a su odiada esposa. Porque la escena es confusa y no lo deja claro, más esto es lo que inferimos nosotros, que quería cargarse a la pobre Rhea Royce (Rachel Redford). Después se desexilia para plantarse en la festividad prenupcial de su sobrina, le tira los tejos a la hermana del novio y vuelve a flirtear con Rhaenyra, que le tienta hasta el extremo. Con un Viserys a punto de sufrir un colapso Criston Cole (Fabien Frankel), el otro agente de la discordia en este quinto capítulo de La casa del dragón, evita lo peor. Pero no de una manera que pueda cuadrar con cualquier lógica.

El personaje se muestra como un idealista enfrentado a una realidad muy poco cándida. Un poco corto también es, hay que reconocerlo. Forzado a violar sus códigos por su protegida y enamorada, la princesa rechaza una absurda propuesta del miembro de la Guardia Blanca, rompiéndole el corazón y una masculinidad muy frágil. La construcción de Criston se confirma en la del caballero desencantado que muestra su frustración a través del lenguaje que mejor manejaban estos seres: la violencia.

Por desgracia, la forma en que explota el caballero no se sostiene. En plena celebración deja una muerte repleta de gore de difícil explicación. Joffrey Lonmouth se le acerca y le recuerda que ambos pueden ser las «putas» de los reyes, que pueden coexistir si ninguno se chiva. Pinta más a un acuerdo que a un chantaje, pues el caballero de los besos revela su propia debilidad. Ambos se separan, con el guardia real muy mosqueado. De repente, por la única razón aparente de que el guion necesitaba que Rhaenyra y Daemon no se morrearan, se ve que hay otro lío. Resulta que Criston Cole está pegando al futuro consorte y reventando la cabeza, literalmente, al amante de este. Nadie interviene. Nadie arresta al atacante, que se va como si tal cosa. ¿Corlys? Tan pichi. ¿Los guardias? Suponemos que en el equivalente a fumando de Poniente.

Jason Lannister
Nuestro imbécil favorito. | YouTube GoT

De su debilidad se aprovecha una Alicent, cuyo personaje al estilo Sansa está demostrando una gran habilidad, pragmatismo y renuncia a su inocencia inicial. En ese sentido, La casa del dragón juega muy adecuadamente la carta de usar tópicos ya vistos en Juego de tronos pero con evoluciones distintas. Viserys es otro caso claro, con fuertes paralelismos con Ned Stark, por ejemplo al preocuparse genuinamente porque su hija sea feliz.

El caso es que la reina consorte consigue un adalid usando el despecho y la culpa que siente Criston Cole. Porque el chaval se va junto al arciano, suponemos de nuevo que para rentabilizar el escenario ya de hecho le habla a los Siete, para suicidarse a la japonesa. ¿Nadie le ha detenido todavía? Pues no. Para más inri en lo tocante al montaje, en paralelo se celebra una boda adelantada entre Laenor y Rhaenyra. El asesinato público no da para que lleven preso al asesino de un noble pero sí para apresurar una ceremonia matrimonial en la que está presente, efectivamente, Alicent. Como en dos sitios a la vez no puede estar queda la duda de qué ocurre antes. Un guion digno de los peores pasajes llevados a cabo por Benioff y Weiss en Juego de Tronos. Por cierto, Viserys se desmaya al terminar de casarse su niña, pero la tensión es mínima gracias a lo mal estructurada que está este final.

El fin del primer acto de La casa del dragón

Bodorrio La casa del dragón
Cero días desde la última boda sin muertos en Poniente. | YouTube GoT

El spin-off de Juego de tronos logra concluir la primera mitad de su función inicial demostrando ser una gran adaptación de la obra de George R.R. Martin, excepto por los minutos finales. A ver si el amigo se dedica a Canción de hielo y fuego y la culmina en su vertiente libro antes de que una arteria le explote. HBO por su parte tiene una nueva serie al estilo Roma para fortalecer su histórico de dramas añejos ultraviolentos. Uno en el que además hasta ahora abundan los dragones, algunos tan poderosos como aquellos que conquistaron Poniente.

Por lo anterior, de momento, el duelo con Los anillos de poder lo gana con enorme solvencia en lo argumental. Salvo, reincidimos, por las últimas escenas de este episodio. Estas rivalizan en absurdez con las muchas escenas en que Galadriel hace el ridículo.

El reto es, efectivamente, mantener el acierto cuando el conflicto se desate y no cometer más errores como los que condenaron las últimas temporadas de Juego de tronos. La dificultad añadida: que la decepción de ese final de su serie madre ya parece olvidado que redujo las expectativas iniciales ya no está presente. Todo se verá, pero hasta ahora en La casa del dragón sabe lo que se hacen..

Puedes ver La casa del dragón en HBO Max

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Redacción Fan Service
23/09/2023
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