‘Cerdita’, más que un discurso sobre la fobia a la obesidad

Con la excusa del slasher, Carlota Pereda se inventa una original película con Laura Galán como protagonista.
Laura Galán es Sara en Cerdita

Hay productos culturales que se definen como «necesarios» y automáticamente sufren una condena. No en vano, una vez ocurre esto, cualquier valoración posterior será subvertida por la temática social que destaque en la obra. A Cerdita lo peor que le podría pasar es que acabara siendo un mero alegato contra el bullying y la fobia a la obesidad. No cabe duda de que la crítica a ambas cuestiones es vital en la concepción de la película de Morena Films, pero como tal no deja de ser un film de terror muy entretenido. Uno que salva sus carencias en base a la sugerencia continua que ejecuta Carlota Pereda y una Laura Galán que simplemente está estupenda.

El slasher, una mera escusa para Cerdita

Trío de acosadoras de Cerdita
Trío de acosadoras de Cerdita. | Morena Films

El corto ganador del Goya homónimo a Cerdita ya mostró las cartas que podría jugar el film. Como ocurrió con Dog altogether y Tyrannosaur de Paddy Considine, había una idea que continuar. De hecho, la pieza inicial casi lo pedía a gritos. Así, se desarrolla ese microuniverso que lleva a una muchacha de pueblo, ciertamente obesa, a dejar que un asesino se lleve a sus acosadoras. A llegar a quererle.

El desconocido asesino de Richard Holmes empieza a matar desde muy pronto en la película. Siempre silencioso, también secuestra, sí. Pero definir a Cerdita como slasher sería simplificar. La violencia física apenas se muestra, queda fuera de plano la mayoría de las veces, seguramente por razones presupuestarias. Sin embargo, encaja con la mirada de Pereda, que rehúye siempre el morbo que suele definir a este subgénero del terror.

Donde en otras ocasiones se habría visto un desmembramiento, aquí se ve la reacción de quien lo ve. Cuando todo indica que va a verse un desnudo, este no se muestra abiertamente. La directora logra así generar un juego de sugerencia que, sin inventar nada, logra ser efectivo y hacer de la falta de gore casi una virtud. También se ve la mirada femenina que domina una producción casi por completo llevaba a cabo por mujeres. Algo que pasa sin renunciar a lo que se le presupone a este tipo de película: entretener causando tensión.

Humor y cambio de roles

La subversión del slasher tradicional, sin embargo, se ve especialmente en el personaje protagonista. Es una aliada del asesino al tiempo que víctima de las muchachas a las que este secuestra. De esta forma, se da la vuelta a la dinámica de huida habitual en este tipo de películas. Cierta escena en el bosque deja claro esto, ya que se esconde de los familiares de las desaparecidas con la ayuda del asesino.

El papel de Carmen Machi como madre de Sara, escoltada por Julián Valcárcel como el padre, supone n necesario alivio cómico. En este sentido, se tira de lo cañí lo que hace falta. Laura Galán da vida a un personaje que apenas habla y está asustado la mayor parte del metraje, por lo que la relación de su personaje con su familia aporta cambios de ritmo que hacen falta.

Junto al resto de miembros del pueblo y el mismo Villanueva de la Vera, todo lo anterior hace que el film recuerde más a Saura (La caza) que de cualquier productor americano. Se pueden ver más retazos de Cuerda, Berlanga o Erice que de Ty West, Wes Craven, Carpenter o Sean S. Cunningham. Por eso mismo el cabo de la Guardia Civil perezoso y su subordinado que quiere hacer más son padre e hijo.

Pedro Cerdita
Pedro. | Morena Films

Las (no) amigas de Sara agredidas por el desconocido psicokiller son Maca, Claudia y Roci, respectivamente Claudia Salas, Irene Ferreiro y Camille Aguilar. Logran causar repulsa al tiempo que ejercen de chicas gritonas tradicionales. Claudia en concreto, como el Pedro de José Pastor, son acosadores pasivos. Chavales que deciden no actuar. En ese sentido, la película refleja muy correctamente las dinámicas del acoso, aunque para quien no las haya sufrido puedan parecer exageradas. Con todo, la madre de Claudia, interpretada por Pilar Castro, aporta el contrapunto emocional necesario para que el personaje de Sara evolucione.

Un crescendo de ira

Extremadura Cerdita
Extremadura se muestra bella en Cerdita. | Morena Films

Cerdita, que fue rodada en Extremadura por completo y se cuidó de minimizar al máximo su huella ecológica, ejecuta el clásico incremento de tensión de los slasher. Ayuda una casi inexistente banda sonora, que apenas aparece cuando hay que acentuar un momento de especial violencia o drama. El resto del tiempo, Pereda deja que suene el entorno.

El desenlace se da en un matadero, con referencias al insulto con el que acosaban a Sara, cerda, en ocasiones demasiado obvias. La tensión está bien gestionada y da pie a un final cerrado. Podría haber sido más arriesgado, pero se opta por ensalzar a la protagonista, que se encuentra desde el inicio en una encrucijada entre ayudar a sus acosadoras o a la única persona que muestra interés en ella y no la juzga.

En conclusión, Carlota Pereda y Laura Galán han creado una película entre el terror, el costumbrismo y el suspense que funciona a la perfección. Una producción en la que la ilusión se hace notar. Así lo demostró la actriz protagonista en el estreno en su ciudad, Guadalajara. Es un largo ecológico, cargado de mensaje y con una perspectiva totalmente femenina, sí. Pero sobre todo, es uno que sabe hacer lo que quiere independientemente de todo lo anterior. Por eso la ovacionaron en Sundance o San Sebastián y ganó premios en Austin y Sitges, no por hablar de la obesidad.

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Redacción Fan Service
23/09/2023
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