Vicky Wight escribe y dirige una de las últimas películas originales de Netflix: Felicidad para principiantes. Es, en realidad, una adaptación de la novela de Katherine Center, que ya sabe lo que es que sus personajes terminen en pantalla: la propia Vicky Wight dirigió The Lost Husband (2020), la versión cinematográfica de otro éxito literario de Center. Ellie Kemper y Luke Grimes, ambos conocidos por papeles como The Office en el caso de la primera o Cincuenta Sombras de Grey en el caso del segundo, protagonizan este drama con tintes románticos que tira del feel-good para construir un relato agradable, aunque no siempre suficiente.
Así es Felicidad para principiantes
Sinopsis de Felicidad para principiantes
Helen Carpenter, de treinta y dos años, decide apuntarse a un curso de senderismo en plena naturaleza un año después de divorciarse, con el objetivo de dejar atrás de una vez por todas su fallido matrimonio. Antes de enfrentarse a la supervivencia, sin embargo, debe hacer frente a otro tipo de conflicto: el mejor amigo de su hermano, cinco años menor que ella, se ha inscrito también al curso.
Virtudes y defectos de una película corriente

En Felicidad para principiantes el espectador no encontrará una película extraordinaria, y entiéndase esta palabra como una forma de describir su historia y personajes. Todos los elementos arrastran esa sospecha de haber sido conocidos con anterioridad en otras películas y otras historias que llevaban otros títulos. Esto no tiene que ser necesariamente negativo si lo que se busca con el visionado es precisamente el reconocimiento, la sensación en muchas ocasiones agradable de estar visitando espacios conocidos.
La dirección que sigue Felicidad para principiantes está marcada desde el principio, como los senderos que recorren unos paisajes preciosos que tampoco llegan a cortar el aliento, porque nunca se termina de apostar por destacar esa clase de belleza. Felicidad para principiantes no tiene mucho que ver con la naturaleza, ni siquiera con la relación del ser humano con esta, sino con el desarrollo personal de sus personajes.
Si bien su comienzo hace pensar en una película de carácter histriónico, semejante a otros títulos como pueden ser la siempre apreciada comedia romántica Tenías que ser tú (2010), a medida que avanza la trama se vuelve más serena. Acierta bastante con las conversaciones más profundas, también con los conflictos base de la película, pero en muchos momentos falla en la presentación de estos y también en su desarrollo. Lo mismo sucede con el ritmo o el tono: no siempre resulta efectivo.
La química entre los protagonistas es correcta, pero nunca espectacular. La coralidad de los personajes es atractiva, pero los protagonistas no son todo lo magnéticos que deberían. El final, previsto una hora atrás, resulta adecuado por eso mismo, pero se siente precipitado. Por cada virtud, un defecto. Por eso Felicidad para principiantes puede resultar una película agradable, pero nunca del todo suficiente.