Fundación 2×04 sigue la senda de la temporada, centrada en la intriga y la aventura. Saltando entre Terminus, Trantor y la vigésima flota, el cuarto episodio la serie de Apple TV+ fluye fácilmente sin arriesgar en absoluto. Con alguna revelación relativamente importante, Donde las estrellas son más escasas está dirigido por Mark Tonderai.

Sareth la pizpireta
En este cuarto capítulo se pasea por Trantor pero sin la presencia del hermano Día. No en vano, la comitiva matrimonial del Dominio Nube dejará sin utilidad el concepto de triada clónica. En especial, Despunte (Cassian Bilton) es quien más papeletas para acabar sobrando. Al tiempo, el más joven de la terna ya ha demostrado ser el punto más flojo de la misma anteriormente. Sareth (Ella-Rae Smith) y su séquito son conscientes y tratan de sacar provecho del asunto.
Sin maquillar, para mostrarse abierta y poderle manipular mejor, Sareth se trabaja a hermano Despunte. Juega con él hasta tenerle en un punto de confianza suficiente como para hacerle una pregunta que también le sirve a la audiencia para comprender la actitud de la mujer. Toda su familia murió en un accidente trágico, que hizo que ella pasara de lo más bajo de la escala sucesoria al mando de su dominio. Así, cuestiona al pequeño de los clones sobre el mediano, para saber si cree que fue el responsable de la masacra.

La reina instala en el muchacho la duda de por qué es con día con quien está emparejada y no con él. Esto tendría lógica, cuadran por edad y además permitiría gobernar a ambos hermanos. Sea como fuere, el guion insiste en dejar a Despunte como un ser manipulable. Esta historia ya se vio la temporada pasada, por lo que puede ser una trampa narrativa y que sea un lobo con piel de cordero. Por otro lado, Rue (Sandra Yi Senchindiver) también camela a Descenso (Terrence Mann). Resulta que ella sirvió de concubina décadas atrás, una función que parece recuperar aunque sin perder la memoria en esta ocasión.
Sareth necesitaba una justificación narrativa a su actitud, que se profundizara en ella tras desplantes como los del capítulo primero. Esta ha llegado al fin y plantea una trama de venganza en la que la sucesión al trono va a ser clave.

Bel el violento
La vigésima flota está en el Confín exterior de la galaxia. Bel Riose (Ben Daniels) y su primer oficial, además de marido, Glawen Curr (Dino Fetscher) eligen llevar a cabo una misión de reconocimiento para obtener información sobre la Fundación. Goyer lleva mostrando desde el minuto uno que su visión del trabajo de Asimov le da muchísima importancia al individuo. No son herramientas narrativas, como para el escritor, sino verdaderos seres heroicos. El general imperial cuadra en esta senda. Por ello, y por no hacerle ascos a algo de épica, cuadra que sean los dos máximos líderes militares que hay presentes los que hagan un peligroso trabajo de campo.
A pesar de la falta de sentido del asunto, Bel y Glawell bajan al planeta Siwenna. Sí, es el mismo que visitaron Poly (Kulvinder Ghir) y el hermano Constant (Isabella Laughland) en el capítulo dos. Un hombre real al Imperio les mostrará el trabajo de ambos. Pero antes, una patrulla local roba el equipo de extracción y se las ve con la pareja.
Riose opta por la violencia sin apenas pensarlo. Esto no le gusta para nada a Curr, que sigue hasta cierto punto aquella máxima de Asimov, que profesa que es la última opción del incompetente. Ya sabemos que la serie pasa del asunto, pero es una de las ideas que forjan con mayor intensidad la resolución de las crisis Seldon.
Sea como fuere, la acción está bien desarrollada, sin llegar al nivel de Warrior y sin que haga falta. Las conversaciones con el informante y el desenlace del asunto tienen un componente de moraleja obvio. Por eso baja Bel y no soldados normales. Porque la narración necesita darle una lección de entereza y sobre lo importante que es cuestionarse el porqué de una guerra. Además, se puede ver algún guiñito a la Tierra a través de libros.

Hober el fantástico y el teseracto gigante
De vuelta a la Primera Fundación, la serie también responde algunas respuestas en torno a la bóveda. Se realiza a través de una trama de exploración que aúna a Hober Mallow (Dimitri Leonidas), Poly Verisof, hermano Constant y el director Sermak (Oliver Chris). El comerciante es el primero que entra, casi a la fuerza, en la tumba de Seldon. Luego le siguen los otros tres. Gracias a ello se descubre que se trata de un entorno donde el tiempo pasa a una velocidad distinta al exterior. Lo que fueron dos días para el primero fueron minutos para los segundos.
Guiados por una misteriosa canción, acaban llegando al cubículo de Seldon (Jared Harris). Es la única forma en que le vemos, ya que a pesar de que resucitara en forma de carne y hueso en el tercer episodio en este no aparecen ni él ni Gaal o Salvor. Sea como fuera, se confirma que la impronta de Hari puede manipular la materia a su alrededor. Así, crea comida y muebles. Poly confirma que que la bóveda es un teseracto, un espacio de 4D en un entorno de 3D. El Primer radiante, por ejemplo, es un elemento entrelazado cuánticamente, constante y presente en varios lugares al parecer.
En resumen, encomienda a Poly, Sermak y a su hija ir a Trantor a negociar con Imperio. Usar la religión, una fase que había previsto la psicohistoria, para ralentizar la guerra. Poly no es el único que piensa que van a una muerte segura. Por otro lado, a Mallow le ordena irse a una misión secreta para ganar el conflicto cuando falle lo místico. Porque la creencia tiene una fecha límite como elemento efectivo. Resulta divertida la escena final, en que la que Constant le tira los tejos a Hober salvajemente.

Goyer y equipo intentan en estas escenas hacer cuadrar su versión de la psicohistoria con la de Asimov. El holograma de Hari sí que se comporta como era de esperar con Poly y compañía. Les pregunta para confirmar la fase en que se encuentra el asentamiento, no sabe elementos exactos. Con Mallow aduce que lo de que saliera algo tan exacto como su nombre se debe a la acción de un «fantasma exterior». Habrá que ver. El cuarto episodio de la segunda temporada de Fundación funciona a pesar de la ausencia de hermano Día y, quizá, ayudado por dejar fuera el arco de Gaal.