El quinto episodio de la segunda temporada de la serie que está adaptando la gran obra de Asimov retorna a Trantor y Seldon. Los visuales y los vistos, dirigido por Alex Graves, ata algún cabo solo para generar muchos otros nuevos. Fundación 2×05 lo centra todo en la intriga, cocinando a un ritmo similar al de la primera entrega y añadiendo nuevas amenazas al menú.
Jugando con la realidad en Ignis
Crear la Segunda Fundación es el objetivo principal de Seldon (Jared Harris), Hardin (Leah Harvey) y Dornick (Lou Llobell). De los dos arcos que desarrolla este episodio cinco, uno de ellos se dedica al trío. La parada en el planeta minero del tercer capítulo dejó a Hari con un nuevo cuerpo, que aquí se confirma como un clon. El retorno a la vida de esta consciencia del profesor viene con sentimientos de culpa, con algo de vértigo ante la mortalidad.
Antes de descender al planeta, ya ha de enfrentarse a fantasmas generados por su memoria. Fundación, a diferencia de la novela, insiste en tratar como un gran pecado su visión a largo plazo, técnica, científica, apersonal. Parece que el personaje se está humanizando, al menos en esta versión. Incluso pide perdón a Gaal.
Sin embargo, lo más destacado es la presentación de una comunidad mentálica, aunque ellos por lo visto prefieren llamarse visuales por la razón que sea. Su capacidad de controlar la mente de otros con su cerebro se enseña sin tapujos. Navegan en la memoria de rivales o aliados, son capaces de mostrarse como otras personas e incluso de «apagar» la conciencia de alguien. La lideresa (Rachel House) de la comunidad, por tanto, conoce en buena medida los planes de los tres visitantes. Aunque Hari tenga un buen armazón mental, leen lo suficiente como para conocer la Segunda Fundación y el Primer radiante. Son la simiente de la organización, pero antes deberán ser domados.
El espectro de Cleon I
Cada episodio de esta segunda temporada está tendiendo a agrupar tramas con temáticas comunes, al menos hasta cierto punto. Por tanto, si cuestiones como la identidad y la memoria estaban presentes en Ignis, en Trantor el asunto alcanza cotas incluso más altas. Descenso (Terrence Mann) y Despunte (Cassian Bilton) hallan una preocupante información sobre sus mentes.
Desde el atentado, Día (Lee Pace) tiene la potestad de modificar sus recuerdos. Estos quedan guardados de forma integral en un memorium y en Eto Demerzel (Laura Birn). Sin embargo, las implicaciones de tener vacíos perfectos, imperceptibles, de memoria preocupa y mucho al mayor del trío Cleon. El trabajo de Rue (Sandra Yi Senchindiver) sobre el anciano, ya que es ella quien le mete la idea en la cabeza, da sus frutos. Los hermanos acaban consultando al holograma del primer emperador, que les dicen que son un solo hombre y que dejen en paz al mediano.
Tras ello, una visita a un registro imperial les tranquiliza, pues el tamaño de sus memorias cuadra con el resto de Cleones excepto el primero. Se abre así una trama de investigación que acabará, en futuras entregas, desvelando el verdadero plan del iniciador de la dinastía genética. Eto Demerzel, nos da, tuvo un papel importante en todo este asunto.
Peleas de prometidos
Imperio y Sareth (Ella-Rae Smith) son la otra pata de lo que sucede en Trantor durante Fundación 2×05. La reina del Dominio Nube sigue investigando. Su topo logra hacer avances al tiempo que, con solvencia, la serie muestra lo mucho que languidece la burocracia imperial. Hay incluso un chiste de guion, cuando el encargado de los registros está a punto de desvelar a Despunte y Descenso que el guardia de seguridad al que usa la prometida de Día ha estado por allí antes pidiendo un vídeo muy confidencial. Pero no, a él no le pagan por pensar más allá de su tarea.
El susodicho vídeo muestra el ataque sobre Imperio visto en el primer episodio. También el momento en que Eto le salva. Sí, con media cabeza cortada. De repente, Sareth y Rue se dan cuenta de que no es un clon, sino un androide. Antes de esto, la reina ya había hecho sus pesquisas. Simulando que quería echar un polvo con el emperador, aprovechó para investigar los aposentos del mismo. Pero Día no es tan tonto como parece.
El dirigente se da cuenta de la treta de Sareth. Este giro, algo brusco en el texto, sí que sirve para bajar a tierra a la noble. También para que las cartas acaben sobre la mesa, al menos en parte. Ella reconoce que cree que Imperio mató a su familia, aunque logra salvar los muebles que lo que quería era comprobar si el enclave es seguro. No se fía. Él demuestra de nuevo su debilidad, la flaqueza personificada del Imperio Galáctico. Primero, con la torpeza sexual, que le sirve no obstante para descubrir las intenciones de su prometida. Segundo, al acabar accediendo a la exigencia de la mujer de encontrar al responsable del intento de magnicidio. Como ya se ha dicho, si otro Cleon levantara la cabeza, la de esta chica estaría cortada.
Eto, con poco tiempo en pantalla, ahonda en su papel instigador. Manipuladora, la robot torea a Descenso mientras sigue manejando a Día. Explota sin temor el complejo de Edipo de Imperio, en aras del beneficio de la Humanidad. Con todo, ahora deberá enfrentarse al grupo de Sareth, que conoce su secreto.
Con la llegada a la mitad de la segunda temporada, Fundación muestra que en esta ha preferido cierto orden. Dejar espacio a un par de entornos por episodio, en lugar de una narrativa más fragmentada. Si en el cuatro le tocaba el turno a Bel y Mallow, ahora a Trantor y Seldon. Junto al foco en las aventuras y la siempre efectiva intriga imperial, plantea un quinto capítulo de bajo impacto pero necesario para llevar a futuras encrucijadas de gran interés.
