Aunque haya pasado volando, la segunda temporada de esta serie de Apple TV+ está llegando a su recta final. Tras el séptimo episodio, la ficción inspirada por la obra de Isaac Asimov ha interconectado algunos de sus arcos y acelerado otros. Mientras hace esto, Fundación 2×07, titulado Una muerte necesaria y dirigido por Mark Tondera, planea en todo momento sobre un mismo concepto: el de la manipulación.

Sareth contra el Imperio
Hermano Día (Lee Pace) vuelve a tener protagonismo en esta entrega. El juego de Sareth (Ella-Rae Smith) se ha hecho evidente y él se ha cansado. Si bien la joven no es la manipulable idiota que esperaban en la corte, el emperador tampoco es un total inepto. La señora del Dominio Nube lo comprueba cuando sus sobradas acaban recibiendo la respuesta que la mayoría de la audiencia esperaría de un Cleon. Claro que fue Imperio quien mató a su familia y bien podría ser ella la siguiente si no para de provocar.
Antes, la reina, interpretada con algo de histrionismo por Smith, ya había visto minado su control por la mente tras el trono. Es decir, por Eto Demerzel (Laura Birn). Avisada para que mantenga un perfil bajo, decide contar al robot de que saben qué es. Un golpe menos efectivo de lo que pensaba. A continuación, el guion insiste en la dupla durante una revisión ginecológica. El abuso físico es implícito, pero no amedrenta a la futura consorte. Sus chanzas sobre la relación entre Día y su mayordomo son continuas. Desembocan en una clara amenaza del androide.

Ambas escenas empujan a actuar al personaje, que acude al que considera el eslabón más débil del trío de Cleones, a Despunte (Cassian Bilton). Le ofrece no un golpe de estado abierto, sino que el hijo que engendre sea suyo. Un movimiento con potencial dramático y que pondrá a prueba la lealtad del hermano más pequeño.
Fundación e Imperio
Por otro lado, Cleon XVII recibe finalmente a Poly (Kulvinder Ghir) y Constant (Isabella Laughland). Resulta que no es que esta última fuera mentálica o guardara un truco, sino que llevaba en su mente al Hari Seldon (Jared Harris) de la Bóveda. Era obvio que estaban siendo usados como títeres por su profeta. Esta versión del profesor es, sin duda, la más despiadada de las que han aparecido en la serie. Sea como fuere, el menoscabo que causa en la fe de sus clérigos, potencialmente en Terminus, es percibida por Imperio. Su, por otro lado muy previsible, decisión es cercar el planeta de la Fundación.

El otro plan de acción, liderado por Hober Mallow (Dimitri Leonidas), consiste en sobornar a los espaciales. Estos seres cibernéticos dependen de una sustancia llamada opalesk, cuya producción controla el imperio. Al tiempo, son los encargados de manejar los saltos hiperespaciales de las naves imperiales. Como se podía anticipar con facilidad, la Fundación sabe cómo generar este material y es la gran baza de su agente.
Por desgracia, los espaciales que pueblan las naves del Imperio Galáctico son rehenes, los más jóvenes de los suyos. Aceptar la ayuda de Mallow supondría perderlos y, seguramente, tener que ceder a más chavales. No es raro que prefieran mantener el statu quo y avisen a Bel Riose (Ben Daniels).

En una nueva escena de aventuras y con la que es mejor ser indulgente con respecto a la actuación imperial, el Jack Sparrow espacial escapa de la trampa en que se ve metido gracias a Beky, la bestia/mascota de su nave. En su huida, realiza un salto imposible para sus enemigos, algo que enciende las alarmas de Riose. Posiblemente también de los espaciales, que saben que la Fundación puede dejarles obsoletos.
El choque de las tramas de los enviados de la Fundación y del Imperio Galáctico concluye en este séptimo episodio no solo con el cerco de Terminus. Glawen Curr (Dino Fetscher), pareja y subalterno de Bel, le tienta. Su propuesta de dar un golpe de estado y derrocar a Cleon XVII es rechazada por Riose. Un desarrollo respecto a anteriores apariciones que cuadra con las novelas y que profundiza, aunque sea un tanto y a la carrera, en el interesante personaje del general.
Tellem ataca de nuevo
El arco de Ignis sigue avanzando también. Siempre con la sensación de que Gaal (Lou Llobell) se está guardando algo, lo que confirma el propio personaje a Salvor (Leah Harvey), Tellem (Rachel House) se sigue alzando como una villana total. Al parecer, la treta de la nave no ha levantado demasiadas sospechas en la pareja madre/hija. Hardin, sin embargo, sufre un ataque de instinto (¿será antepasada de Golan Trevize?) que hace que investigue.
La guardiana intuye, correctamente, que la secta en que está viviendo no juega limpio. Dornick, por su parte, emula lo que tanto odiaba de Seldon y le pide que no haga nada y confíe en ella ciegamente. Su personaje desconcierta por su mezcla de infantilismo e hipocresía, no para bien. Ambas está desarrollando sus poderes, que se presentan al espectador con eficacia. Los chillidos de los moluscos mientras se cuecen vivos son un punto perfecto para mostrar lo que significa captar los procesos mentales, por simples que sean, de los seres vivos.

Todo se mueve de forma que finalmente Gaal se queda sola. La corazonada de Salvor le permite llegar al cadáver de Hari y acabar yaciendo junto a él. Es lógico que Tellem la estuviera vigilando, pero igual de normal es que Dornick esté haciendo lo propio con ella. Hardin difícilmente morirá de verdad, pero sería un giro brutal para madre, que actúa en buena medida para evitar la muerte de su hija. La apuesta de esta crítica es que sobrevivirá en una salvada de último minuto.
Así, Fundación 2×07 ha supuesto un salto firme en todas sus tramas. Todos los héroes están en ese típico punto de las ficciones en que parecen vencidos. Una condición necesaria para que sus acciones futuras tengan mayor impacto dramático. En lo que toca al capítulo en sí, ha sido tan entretenido como los anteriores y sigue mostrando a la segunda temporada como una correcta evolución de la primera.