Nueva entrega de Secret invasion, de nuevo dirigida por Ali Selim. Traicionado logra desarrollar una trama atractiva y que sirve a la vertiente espía de la ficción. Sin embargo, sufre al no sumergirse del todo en este género. También de que algunos materiales de promoción arruinen un giro que podría haber sido más poderoso de otra forma. En todo caso Invasión secreta 1×03 sigue apuntalando una serie que, sin ser genial, logra entretener con eficiencia.

Gravik vs Talos
Era necesario que los dos líderes de los Skrull se enfrentaran verbalmente y por fin ha ocurrido. Talos (Ben Mendelsohn) y Gravik (Kingsley Ben-Adir) tienen un cara a cara que saca a relucir lo bien que le puede ir a Secret Invasion si se adhiere al género de espías y lo mediana que puede acabar siendo otra más de Marvel. El guion se refuerza para una escena en un restaurante en la que ambos líderes juegan a ver quién aguanta más.
Las conversaciones de este tipo son habituales en los grandes del género, como Le Carré. El careo entre los Skrull sigue esa senda de mantener el tipo hasta que se decide descubrir que la zona está controlada por la facción de Gravik. Una muestra de fuerza que lleva a que el asunto acabe en las manos. Esa ambivalencia lleva a que el general terrorista enseñe que tiene poderes.
Así, lo que empieza como thriller de espías acaba como otro alarde superheroico. Mendelsohn es el que más puede lucirse, mostrando su rango interpretativo. En lo que respecta a la narrativa, esta y otras secuencias de Gravik desvelan cuál es el arma auténtica de su facción: replicar poderes. Hasta el momento, cuanto más humano es todo en Invasión secreta mejor funciona. Ya se verá qué camino elige la ficción, si es que se termina de definir.
Amenazas reales y falsas
La trama que articula este tercer episodio de la serie de Disney+ se vertebra en una acción que inicie la Tercera Guerra Mundial. Gravik planea lanzar un ataque submarino sobre una delegación de la ONU para que el caos estalle. Su visión se vuelve a repetir: los humanos son muy autodestructivos y él solo está ayudando a que pase lo inevitable.
Con la incrédula ayuda de Sonya, interpretada por una Olivia Colman que parece estar pasándoselo de lujo, Fury y Talos se lanzan a parar el atentado. Esto permite una escena de disculpas que bebe más de Arma letal que de cualquier otro tipo de ficción. El colegueo se puede entender, ya que ambos han estado en el límite en muchas ocasiones. Al fin y al cabo, son americanos carentes de la típica gravedad europea.
El desarrollo de contrainteligencia vuelve a apelar a Talos, en torno al que gravita toda la acción. El Skrull que se hace pasar por el miembro de la marina británica y que tiene el código para evitar el atentado vuelve a apretar al líder del bando enemigo. Tanto, que se lleva un disparo. Una nueva ida de olla violenta que implica a G’iah (Emilia Clarke) en el ajo. Al final resulta, en un giro correcto pero como se verá ineficaz, que todo era una treta de Gravik para destapar a ese topo que ya perseguía en el episodio anterior.
El problema de la tensión persiste
Antes de nada, cabe reconocer que sí existen elementos que permiten que la tensión dramática no colapse en Invasión secreta. Nick Fury y su mujer Varra/Priscilla (Charlayne Woodard), de cuya relación podemos ver un flashback de 1998, plantean un juego de agente doble con chispa. Además, deja ver un lado verdaderamente personal del exdirector de SHIELD.
Asimismo, la trama del submarino, por ejemplo, funciona hasta que llega su final. Ahí llega un desastre propiciado por la idiota decisión de quienes crean los tráileres. Esa mezcla de marketing y spoiler que nunca refleja de qué va lo que anuncia sirve para saber que G’iah sigue teniendo apariciones pendientes. Por otro lado, que su supuesta muerte no constituya el final de episodio también deja claro que lo más probable es que no fallezca.
En ese sentido, es posible que simplemente se haya hecho la muerta. Si es así, la ineptitud de Gavrik al no rematarla llegaría al nivel de agujero de guion. Peor sería que se adujera que la mayor resistencia que tienen los Skrull respecto a los humanos sea lo que le permita evitar viajar con la parca. Finalmente, también es viable que haya tomado una muestra de superpoderes que le permita sobrevivir. Sea como fuere, la escena no funciona porque la audiencia difícilmente va a comprar que sus consecuencias sean definitivas.
Con este Invasión secreta 1×03 la serie llega a su ecuador. De momento, se está tomando el tiempo necesario para plantar sus trampas. Una buena decisión que lastra el hecho de que desde el piloto no pueda generar la tensión necesaria. En parte esto ocurre por no querer sumergirse del todo en un género ajeno hasta ahora a Marvel y funcionar como un producto semiindependiente. Eso sí, le queda tiempo para arreglar sus contras y explotar sus pros.