Poner una cara conocida pululando por sitios mientras divulga contenidos de cultura básica es ya un clásico del género documental. Da igual que sea un actor famosísimo o una experta con best-sellers a sus espaldas. Entre panorámicas y música inspiradora, aportan datos genéricos con mayor o menor gracia. Cunk on Earth, traducido como La Tierra según Philomena Cunk, toma todos esos elementos para generar un producto de brillante idiotez. Porque más que un falso documental, es el antidocumental.
Grandes mentes frente a preguntas muy tontas
Una señora inglesa, con cara de ir a decir algo interesante, pregunta «¿Sabemos cómo se sentían los leones al recibir solo una cosa para comer? No podía ser divertido, ¿no? Imagina que cada día tu comida patalea y grita. Afectaría a su salud mental.» Frente a ella está un gran experto en Roma, que visiblemente descolocado replica lacónicamente «¿La salud mental de los leones…?». La Tierra según Philomena Cunk es una sucesión de intercambios como este.
El Dr. Nigel Spivey, el experto que se tuvo que enfrentar a la anterior pregunta, es de los que pone cara de no creerse lo que está escuchando. Otros intentan reconducir la situación, dar una respuesta lógica a una tontería sin sentido. Algunos, incluso, ceden a las peticiones de su entrevistadora y mienten a cámara. Por ejemplo, aseverando que Jesús fue la primera víctima de la cultura de la cancelación, declaración necesaria para un final de episodio potente según Philomena.
No termina de quedar claro si están en el ajo o no, pero muchas reacciones indican un comportamiento genuino. En otras ocasiones sí que parece pactado. Sea como fuera, tendrán cátedra pero no pueden sentarla porque enfrente tienen a un personaje deliciosamente tonto. Todo esto ocurre en inglés subtitulado como opción única. Algo que se agradece, ya que doblado el asunto perdería casi toda su gracia.
Philomena Cunk, un personaje con trayectoria
Encarnada por Diane Morgan, cómica que por ejemplo sale en After Life de Netflix, Philomena Cunk lleva años desinformando. Siempre atada a la BBC, fue creada para el programa Charlie Brooker’s Weekly Wipe en 2012. Sí, el responsable de Black Mirror. De ahí pasó a protagonizar formatos propios, que siguen la fórmula Cunk on…
De esta forma, ahí están Cunk on Shakespeare, Cunk on Christmas o Cunk on Britain. Por suerte para los que viven fuera de Gran Bretaña, Cunk on Earth está en Netflix. En todo caso, la fórmula es similar. Como se dijo al principio, es una parodia mordaz de los documentales de tipo «personalidad andando».
Aunque acaba cediendo a un humor tan tonto y absurdo como efectivo, las maneras paródicas de Philomena son perfectas. El uso de las manos, la forma de mostrar interés a lo que dicen los entrevistados, la entonación, las salidas de plano… Todo es reconocible para el espectador gracias a que Morgan clava la actuación con una, cuando toca, seriedad hilarante.
Un guion que va como la seda
Brooker y equipo han creado un personaje a la altura de Noemí Argüelles de Paquita Salas. Pero para mantener durante cinco episodios de media la gracia hace falta un guion muy cuidado. Por suerte, La Tierra según Philomena Cunk lo tiene. Ya sea en las mencionadas entrevistas, en narraciones en off o frente a cámara, se muestra un humor muy británico.
Los juegos de términos son continuos. Decir «Romanite Empire» en vez de «Roman Empire» o confundir «death/muerto» con «deaf/sordo» en el caso de Beethoven son ejemplos que dan una idea clara de a qué juega Cunk on Earth. A ratos se usan gags más tradicionales, incluso físicos. No tienen la misma fuerza que el anterior recurso, pero dan un descanso que hace falta. La referencia a la Pump up the jam tiene entidad propia.
Otros errores usados y que generan momentos de gran hilaridad son aquellos relacionados con los anacronismos o la continuidad. Así, Philomena cree que Galileo se apellida Figaro Magnifico porque así lo dice Bohemian Rhapsody (a la que llama Dominican Rhapsody). Respecto al racord, por ejemplo se dan adelantos que después no llegan a aparecer en el episodio promocionado.
Un antidocumental preciso
Aunque el humor es algo particular, en general La Tierra según Philomena Cunk es un producto muy recomendable. Ver a Morgan vestirse de época sin necesidad, poner cara de aburrimiento mientras le explican algo, hablar de su amigo Paul y su ex Sean o llorar cuando le dicen que las armas nucleares siguen existiendo es algo impagable. Lo mismo ocurre cuando la serie hace sarna, explicándolos incluso, de los recursos de los documentales serios. Pero, como dijo Javier Cansado, Cunk on Earth respeta el único límite del humor: hacer reír.