Como ocurre en la primera parte de la bilogía Aurora, Pedro es una novela con tres protagonistas principales: el masculino, la femenina y la enfermedad mental. Cargada de sentimientos, es una historia que habla de los obstáculos de la vida y de cómo enfrentarse a ellos. También de cómo influyen las actitudes de los demás en los procesos de recuperación de las personas que sufren problemas de salud mental. Todo esto y mucho más es Pedro, de Sandra Moya, un cierre brillante para una bilogía esencial.
De qué trata Pedro
«Caminé hasta estar a su lado. Le acaricié la palma de la mano, reconociendo esa piel que tantas veces había sentido. No irradiaba calor, esa sensación de que estás en casa. Y supe que no estaba ahí, en esa habitación, sino que estaba en otra parte. Entrelacé mis dedos con los suyos, a la espera de que despertara. Lo deseé con todas mis ganas, incluso deseé cambiarme por ella. Y las lágrimas empezaron a recorrer mis mejillas. Aurora no despertó»

Pedro creía saber cómo ayudar a Aurora, pero sin esperarlo su presente se vuelve tan doloroso como insoportable. Su padre lo anima a abandonar la ciudad, mudarse a otro lugar y empezar una vida de cero. Pero Pedro no se ve capaz de cambiar de vida, de pasar página.
De este modo, el protagonista masculino de la bilogía Aurora se verá inmerso en una situación muy complicada. Tendrá que cuidar de su mejor amiga, armarse de paciencia, apoyarla más que nunca y sobreponerse a los golpes del destino.
Así es Pedro
«La vida es sencilla, fácil, efímera; pero suele poner obstáculos por el camino que debes enfrentar. Quizá caerás, pero siempre debes encontrar la manera de levantarte. O, quizá, los esquivarás y seguirás con tu vida. Todo depende de cómo quieras afrontarlo.«
Si la primera parte de la bilogía Aurora muestra lo que es convivir con agorafobia, la segunda habla de cómo tratar de mejorar si sufres dicha enfermedad mental. Pedro contiene, como Aurora, mucho drama. Pero el enfoque de ambas novelas es diferente. La segunda entrega es el camino hacia la recuperación de verdad. Es la salida de un pozo que se antojaba demasiado profundo. Es una historia de superación personal.
Además, Pedro es también una novela emotiva. Que hace que el lector sufra, pero también que celebre cada paso que da Aurora hacia su recuperación. Es una historia intensa que no da pie al aburrimiento en ningún momento. Con la que quienes deciden adentrarse en sus páginas aprenden muchísimo sobre un tema de gran relevancia: la salud mental. Es dura, pero también bella al mostrar la evolución de una chica bondadosa que ha sufrido lo indecible. También por la complicidad que existe entre ella y Pedro, capaz de sobreponerse a cualquier obstáculo de la vida.
En esta segunda entrega, por otro lado y tal y como su título hace pensar, Pedro es más protagonista. No porque en Aurora no fuera fundamental. Lo es porque se plasma su punto de vista, su forma de sentir la enfermedad de su amiga y sus ganas irrefrenables de ayudarla. Porque el amor que sienten el uno por el otro es mayor que cualquier otra cosa. Porque el chaval es el claro ejemplo de cómo se debe tratar a una persona que sufre problemas de salud mental.
Pedro también es una historia sentimental, de capítulos cortos y lectura ágil. Escrita con una pluma sencilla, que transmite dulzura. Es una novela romántica cargada de amor, de amistad, de empatía. Con un final esperanzador que ayuda a comprender que aunque requiera de mucho esfuerzo, hay luz al final del túnel. Sobre todo si se cuenta con ayuda profesional y con el apoyo de las personas más cercanas.
El detalle que marca la diferencia en Pedro
«Yo quería ver cómo alzaba las alas. Cómo se levantaba de un suelo que la tenía encadenada. Quería que fuera libre de su propia tortura»
Del mismo modo en que ocurre con la primera entrega de la bilogía, si hay algo que hace diferente a Pedro con respecto a otras muchas novelas es que se cuenta desde dentro. Sandra Moya sufre la misma enfermedad mental que la protagonista, Aurora. De este modo, escribe con conocimiento de causa.
También hace que la agorafobia y la ansiedad sean dos protagonistas más de la historia. Porque como cuenta la escritora, estas enfermedades se quedan con quienes las sufren durante años. Superarlas no es sencillo, sino que es toda una montaña rusa. Así lo plasma en las páginas de Pedro, de igual forma en que lo hizo en Aurora. Una recuperación de estas patologías no puede explicarse en unas pocas líneas.
La autora trata los problemas de salud mental de manera tan delicada como acertada. Con mucha sinceridad y sin restarle ni un ápice del sufrimiento que conllevan. No solamente para quienes padecen estas enfermedades, sino también para las personas de alrededor. Muestra la realidad tal cual es: cruda, difícil, desesperante.
Además, en Pedro se plasman diferentes puntos de vista. Los de quienes se sacrifican, luchan, ayudan e intentan dar lo mejor de sí mismos. Pero también los de quienes entorpecen el camino de los enfermos. Esos que carecen de empatía y jamás llegan a comprender lo que supone sufrir una enfermedad mental. Porque ella misma lo ha vivido y sabe de lo que habla. Porque esa es la realidad y se debe visibilizar.