Los comics españoles están dejando últimamente adaptaciones alucinantes en el mercado cinematográfico patrio. Si Malnazidos ya dejó contento al personal al poner en movimiento Noche de difuntos del 38, ahora la primera temporada de ¡García! ha hecho lo propio con la obra homónima de Santiago García y Luis Bustos. Una sorpresa muy agradable que rompe el molde de la españolada y demuestra que no necesitamos ir fuera para tener buena acción.
Elementos muy trillados pero brillantemente presentados
Original, lo que se dice original, la primera temporada de ¡García! no es. Sin entrar en el debate sobre si hay algo realmente original, lo importante es que la serie de HBO Max Originals no quiere serlo. El mundo del cómic y de lo audiovisual está saturado de superhéroes y falsos espías que son en realidad gangsters. Eso es lo que es García. No necesita de sesudas escenas ni de intensidades para presentarse, solo acción. Porque este elemento es lo que sobresale. La serie es pura adrenalina y, tras un primer episodio de presentación que se puede hacer algo pesado, ya no para de acelerar.
Francisco Ortiz da vida a García. El apellido más común que hay y un nombre que ni aparece deja claro que es una marioneta desde el principio. Como James Bond, una herramienta muy poderosa, pero herramienta al fin y al cabo. No obstante, se van dando pinceladas del pasado del superagente en los 6 capítulos que componen la primera temporada. Una decisión acertada ya que no paraliza la acción en ningún momento y sirve para contextualizar lo que se está viendo sin perder más tiempo del necesario. Al jugar con dinámicas ya conocidas por el público, no hace falta dar vueltas, solo ahondar en el universo propio de la serie.
En resumen, este se basa en que Franco logró crear un supersoldado a lo Capitán América que usa como a James Bond. En una misión se enfrenta a su archienemigo, hijo del doctor nazi que le creó a él, y acaba muerto. Sin embargo, como le meten en una máquina que le preserva y acaba resucitando en la actualidad.
Un tono y reparto equilibrados
El elemento que da pie a que la acción argumental, y literal, se mueva es la periodista Antonia. Encarnada por Veki Velilla, cumple su misión a la perfección. Es el contrapunto a García y será quien le haga de Cicerone en un mundo que ya no es suyo. No faltan los gags, demasiado previsibles, con los choques culturales entre el agente franquista y las costumbres actuales. Pero la producción no se recrea en ellos más de lo necesario.
La enclenque y nerviosa Antonia, que recuerda en parte al personaje de Aura Garrido en Malnazidos, tiene como padre a Jaime Ortiz, interpretado por el veterano Emilio Gutiérrez Caba. Se mueve en un gris constante en que pulsionan su papel como padre y como agente conspirador. Evidente nostálgico del régimen, se mueve en un entorno político hipócrita en el que juega a placer. Más que ideología, lo que mueve a presidente, diputados o candidatos es el ansia de poder. Es inevitable ver las semejanzas con Podemos, Voz o el bipartidismo, pero ¡García! no se hace líos al respecto. La parodia acoge de perroflautas a fachas del peor calado, pasando por pusilánimes periodistas.
Neffenberg y Winters, a los que ponen cara Daniel Freire y Francisco Reyes, son los metavillanos que en (esperemos) futuras temporadas traerán conflictos mayores. El segundo está genialmente representado por el actor español que más podría pasar por nazi de la historia. Alto, intimidante pero taimado, Reyes ya nos ha enseñado qué sabe hacer en Himmelweg (Camino al cielo), El Reino o Malnazidos. El resto del reparto está a la altura, con especial mención para la Silvia de María Gatell y el Barea de Helio Pedregal.
La gran producción de la primera temporada de ¡García!
Pero como se ha dicho, es la producción lo que más llama la atención. Más allá de la sonrisa que puede provocar ver una lucha en el Valle de los Caídos o los muchos elementos de costumbrismo que van desfilando, la primera temporada de ¡García! se toma muy en serio a sí misma cuando debe. Sara Antuña y Carlos de Pando como creadores y guionistas se unen al director Eugenio Mira para llevar la acción a un nivel hollywoodiense. No es una exageración, todo lo que se va viendo puede parecer rompedor porque no es habitual ver una serie o película patria que domine tan bien explosiones, tiros y peleas.
Poco más hay que añadir a este respecto, pues el resultado es encomiable. En cuanto al guion, como se ha dicho cumple con lo que pide la acción y deja momentos divertidos. Sin embargo, el humor a veces se queda un poco varado y los giros no sorprenden demasiado. De momento, en la presentación de esta ficción no ha hecho falta, pero en futuro lo harán. También se quedan un poco cortos los momentos de alto drama, que pueden pasar por alto debido a que el alto voltaje que hay alrededor de las tramas acaban quemando los detalles.
En todo caso, la primera temporada de ¡García! es una rara avis. Pura acción y espionaje de mentira, no del tipo Le Carré, para echar un rato estupendo. Una apuesta que esperemos que no se lleve por delante la nueva directiva de HBO y Discovery. Es imposible no querer que se sigan haciendo productos como As bestas y Cinco lobitos o que se siga cultivando el excelente sector nacional de terror. Pero también son necesarios elementos de puro divertimento como este o la ya referida Malnazidos.