El sector audiovisual tiene hoy en los superhéroes lo que hace no tanto tenía en los zombis: un género que pasó del nicho a la sobreexplotación del gran mercado más despiadada. Marvel y DC copan las carteleras del cine y las novedades de las plataformas de streaming y hacen pensar que lo que fue novedad puede acabar siendo una burbuja. Entre medias surgen propuestas que intentan innovar en un entorno que lo pone muy difícil. O no. Porque Samaritan (2022), de Prime Video, cuenta una historia simple pero que va de cara. Por ello, el film de Julius Avery protagonizado por Sylvester Stallone se salva de la quema a pesar de llegar solo a una cota mediana.
Stallone está bien acompañado

Sobre un digno guion de Bragi F. Schut, Avery propone una historia que entremezcla facetas heroicas. Por un lado, la del justiciero callejero, por otra, la del superhéroe de gran poder. El ambiente es por ende urbano y los problemas que surgen ídem. Aquí se presenta a Joe (Sylvester Stallone), un hombre mayor que trabaja en el sector de la recogida de basura. No se tarda en comprobar que tiene habilidades sobrehumanas. Bueno, y también traumas.
El prólogo del film cuenta que en concreto fueron dos los superhumanos, gemelos, que surgieron en Granite City. Tras matar una turba enfurecida a sus padres, al quemar la casa donde vivían los poderosos chavales, uno de ellos se hace muy bueno, Samaritan, y otro muy malo, Némesis. En la batalla final, hay un incendio y ambos son dados por muertos.

Lo típico de la propuesta solo se sostiene en un film sin ínfulas de grandeza. Samaritan acierta y no lo hace. Ni un ápice de ese muy habitual ego a la Nolan que podría haber destruido la producción. La dinámica argumental que sigue es también conocida, comprobada en títulos recientes como Shazam: un chaval descubre a su supercolega y se hacen amigos. Aquí el joven es Sam (Javon Walton). Una buena elección, ya que a pesar de tener 16 años el actor ha participado ya en Euphoria o The Umbrella Academy. En este caso logra crear un personaje no repelente cuando podría haberlo sido muy fácilmente, lo que se agradece.
Samaritan y la zona gris

The Boys o Invencible, curiosamente también en Prime Video, se basan en la tesis Watchmen de los superpoderes y vigilancia: si la mente de quien los ejerce es humana mal y si no peor. Samaritan es una versión muy edulcorada de esto, que más que irse al humor negro y ultraviolento de las dos primeras o el existencialismo de la tercera se queda en la zona gris. De ahí viene su gran giro de guion, englobado en un final que permite remontar a la película.
Porque hay que reconocer que el montaje podría haber sido más ágil para llegar a este punto ardiente más rápido. No es que haya que correr, pero la extensa fase intermedia de Samaritan va a un trote cochinero entre tópicos correctamente usados. Tiffany (Dascha Polanco) es la clásica madre sufrida, aquí de Sam, y Farshad es un gánster bruto (Jared Odrick) al que ya hemos visto otras veces con otra cara. Cyrus (Pilou Asbæk) es un malo desquiciado en un papel que recuerda a su Euron Greyjoy de Juego de Tronos. Pero también, aunque de lejos, al Bane de Tom Hardy y al Joker de Phoenix. Desde luego entra en esa clase de personaje. Junto a Stallone y Walton conforma una terna que está a la altura. Moises Reza, Sophia Tatum o Martin Starr también merecen mención por su participación, los dos primeros como miembros de la banda de Cyrus y el último como colega de Sam.
Al final, lo que resulta Samaritan es algo resultón. No es una joya, no rompe moldes, pero tampoco da la turra. Entretiene en algo más de hora y media dejando abierta la puerta a más. Si Prime Video decide seguir dando continuidad al proyecto, sí que sería de agradecer ver a un Julius Avery más inspirado, más desatado, como aquel de Overlord o Son of a gun. Material para hacer una versión renovada y súper del Justiciero de la ciudad hay. Mientras tanto, Stallone ha demostrado que algo de cuerda le queda y Walton que es una estrella en ascenso.