‘The last of us’ 1×03: puro amor

¿Quién se iba a esperar una hora de romanticismo al cuadrado en una serie de zombies?
Bill y Frank en The last of us 1x03
Aviso de spoiler The Last Of Us

El tercer episodio de la serie de HBO llega con un cambio de estructura. Sin cold opening, da peso a flashback como no lo había hecho antes. The last of us 1×03 funciona como pieza independiente y triunfa, mostrando una gran historia de amor. El capítulo es de gran duración, superando la hora, pero se hace extenso, grande, que no así largo. Titulado Mucho, mucho tiempo y dirigido por Peter Hoar, sería extraño que no fuera nominado a mejor entrega en la próxima temporada de premios televisivos. Recordamos que esta crítica se realiza desde la perspectiva de alguien que no ha jugado a los videojuegos.

Amor en el fin de los tiempos

Bill (Nick Offerman) es un survivalista. Frank (Murray Bartlett) un hombre que huye de Baltimore, cuya zona de cuarentena ha caído. El ha hecho lo propio en una de las trampas creadas por el preparado superviviente. Apuntado con un arma, pide algo de comida. Sin embargo, Bill responde que eso no es un Arby’s. «Arby’s no tiene comidas gratis, era un restaurante», contesta a su vez Frank. Son esos detalles, esa complicidad involuntaria, lo que muestra que hay conexión entre dos personas.

Porque la historia de Bill y Frank es como si se desarrollara el prólogo de Up en un apocalipsis zombi. Ternura a flor de piel, amor de verdad entre dos personas que se encuentran. Que se salvan. En base a varios saltos temporales tras el flashback inicial, se narra un relato más que capaz de humedecer los ojos.

Linda Ronstadt como casamentera

Porque después de su encuentro inicial y una comida digna de restaurante de los buenos, Bill y Frank se sientan al piano y cantan la canción que sirve como leit motiv al tercer episodio de The last of us. Es Long, long time de Linda Ronstadt. Mientras el survivalista la entona, con timidez, después del destrozo que sobre ella ejecuta su huésped, se termina de cimentar una unión que será duradera. Hay beso y hay una aceptación sexual gracias a un extraño. Es un caso parecido al de Valentina en la segunda temporada de The White Lotus, pero con factor sentimental incluido. Curiosamente, Murray Barlett encarnó a la contraparte de esta, el gerente Armond, en la primera.

Bill en 'The last of us' 1x03
Oh, el buen Estados Unidos profundo. | Cortesía de Warner Media

Porque Bill era un paranoico que se salva de la purga que vive su pueblo por estar encerrado en su sótano. Al ritmo de rock sureño, se enseña al espectador cómo montó su propia fortaleza. Un montaje feliz, que parece un anuncio de un juego de zombies de esos que saltan en el móvil o en YouTube. Le falta, cual Homer Simpson, gritar «¡USA! ¡USA!». Es tras esta presentación y un salto de cuatro años que conoce a Frank. Cabe destacar el ágil uso de In the white room, de Cream, para representar el aislamiento del survivalista.

Los siguientes saltos temporales atañen a los problemas que cualquier pareja puede tener en un apocalipsis zombi. Por ejemplo, aquello de confiar en los demás. Frank es coqueto y quiere arreglar el poblado, por si viene alguien. Bill, guiado por su amado, logra abrirse lo suficiente como para permitir a su pareja invitar a otra, que resultan ser Joel (Pedro Pascal) y Tess (Anna Torv). Aquí se crea la alianza entre los dos machotes. Además, hay muestras de que el guion está bien hilado, por ejemplo con el origen del código por décadas musicales que ya saliera en el primer capítulo.

La otra problemática es un asalto pronosticado por Joel, que acaba sucediendo. Da lugar a nuevos momentos de alta ternura. Pero también a placenteras muestras de cómo funcionan las trampas de Bill. Han pasado diez años desde el inicio del brote mortal de Cordyceps. Esto es, es cuando tiene lugar el videojuego. Más, la serie decide ir un paso más allá, generando seguramente una divergencia severa.

Una tragedia clásica justificada

Unos 16 años después de conocer a Bill, Frank está postrado en una silla de ruedas. Enfermo, se dedica a pintar y es cuidado con gran atención por su pareja. Últimamente esta faceta se ha mostrado con gran acierto en lo audiovisual, por ejemplo con Cinco Lobitos. Volviendo al tercer episodio de The last of us, toca un desenlace digno de Shakespeare o Fernando de Rojas.

Bill y Frank en 'The last of us' 1x03
No estamos llorando, es solo que… sí, que estamos llorando. | Cortesía de Warner Media

Porque Frank pasa de estar mal y planifica un último día en la tierra perfecto. Bill y él se casarán, tomarán una gran cena con un buen vino y se dormirá para siempre. Como era de esperar, en el último momento su marido se le une. Un final, tal cual la describe Frank, «increíblemente romántica». El culmen a un periodo feliz para dos personas mientras el mundo se iba al garete. El plano que cierra el episodio, con toda la sutilidad que transmite, es televisión de calidad.

Mostrando el horror

Las transiciones de The last of us son muy apañaditas. En el tercer capítulo se puede comprobar cuando, tras el inicio protagonizado por Ellie (Bella Ramsay) y Joel, se da el flashback que cuenta la historia de Bill y Frank. Están ante una fosa común al aire. Ropajes son mecidos por el viento y a través de ellos se viaja al pasado, a cuando alguien vivo los portaba.

Este retorno al 30 de septiembre de 2003 muestra sin entrar en el morbo cómo lidiaron las fuerzas del orden con el exceso de supervivientes. Como cuenta Joel, en esencia masacraron a multitudes sin contagiar para que no lo acabaran estando, al no poder dar a basto las zonas de cuarentena.

Fosas comunes en 'The last of us' 1x03
La historia se repite hasta cuando hay un apocalipsis zombi. | Cortesía de Warner Media

El gobierno postCordyceps es nazi, como grita Bill y acepta Frank. Y a ello recuerda la breve escena en que se ve a civiles siendo transportados a su muerte. Es fácil ver paralelismos con relatos como los dejados por Primo Levi. En la ficción, retrotrae a la infame parte de Ven y mira que desemboca en la quema de un edificio en el que se ha concentrado a las gentes de un poblado. La organización, la frialdad con la que los ejecutores reúnen a sus víctimas, la tranquilidad de quien no sabe lo que le espera porque no conceptualiza la deshumanización que aguarda. La FEDRA y el ejército en The last of us aprendieron bien del pasado.

Explicaciones conversacionales

La trama central de la serie, la que incumbe a Ellie y Joel, aparece como los panes de un sandwich en torno a la de Frank y Bill. Mientras van a la casa de sus amigos, se dan interacciones de gran interés. Intercambios que confirman el acierto en la elección de Ramsay y Pascal.

La primera sabe darle a Ellie una personalidad arrolladora. Sin temor, no duda en recordarle a Joel que él y Tess sabían dónde se metían. Que era peligroso. El hombre, frío y que sabe reprimir los traumas como nadie, parece respetar esta actitud.

Su carácter protector choca con la personalidad de la adolescente. No duda, por ejemplo, en ejecutar con sangre fría a un infectado, en una escena cuyo inicio hace contener la respiración. En todo caso, Joel no duda en contarle a la chica cómo se originó todo, debido a contaminación de harina, o el porqué de esas fosas comunes que ven. El estilo para hacerlo es muy de diálogo de videojuego. Además, lo hacen al andar, incidiendo en que ir de un lado a otro cuesta tiempo.

Joel y Ellie en 'The last of us' 1x03
Ellie es complicadilla y Joel un libro cerrado. | Cortesía de Warner Media

No se habla de Tess, no no

Tras la historia de Bill y Frank, se regresa a la dupla titular. Evidentemente, el doble suicidio no les viene nada bien. Asimismo, al Joel de la serie se le deja totalmente solo. Una carta de despedida de Bill le da un sopapo desde la tumba. Como el Dr. Manhattan con Laurie Juspeczyk en Watchmen, Bill encontró que el ser humano tenía redención a través de Frank. Asume que el equivalente para su amigo es Tess.

La represión que Joel ejecuta en torno al asunto se quiebra por un momento. Sin embargo, el mensaje cala. Bill y él son protectores. La reacción del personaje de Pascal es la misma que se tiene con Bruno en Encanto: «no se habla de Tess». Su misión ahora será mantener a salvo a Ellie y buscar a su hermano.

Profundo y emotivo, The last of us 1×03 demuestra que la serie de HBO tiene amplitud de miras. Centrarse en las personas que son los supervivientes supone parones como este, tras el movido segundo episodio, en el que se cuenta la historia de amor de Bill y Frank. Porque la vida sigue siempre, da igual qué suceda. El caso es hacerlo con acierto y la producción de momento lo ha sabido hacer. Si siguen más entregas como esta, no tendrá ningún problema en alzarse como una de las grandes.

Puedes ver The last of us en HBO Max

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