Tras un primer episodio que no terminó de funcionar, las dos siguientes entregas han logrado que la tercera temporada de El Mandaloriano avance con firmeza. El converso, título de The Mandalorian 3×03, trae de vuelta al doctor Pershing (Omid Abtahi) y un personaje menor que adquiere importancia por momentos. Dirigido por Lee Isaac Chung, bebe en su estilo de Andor y también avanza ligeramente en la trama principal. Todo con una efectiva mezcla de aportación de lore y acción.

Amnistías galácticas
El segmento más interesante de este capítulo ocurre en Coruscant. Allí, el doctor Pershing está hablando sobre cómo el Imperio le obligó a trabajar para ellos. Una charla TED sobre clonación, mejora genética y supuesta redención. Un Wernher von Braun de manual. Si tras la Segunda Guerra Mundial países como Estados Unidos adoptó a los científicos nazis, por qué no iba a hacerlo la Nueva República con los imperiales. Asimismo, se muestra que la clase alta galáctica sigue siendo la misma que en la República Galáctica y el Imperio. Los ricos siempre serán ricos.
Como se muestra en Campo secreto: nazis en EE.UU. de Netflix, los antiguos científicos imperiales están muy a gusto en su nueva residencia. Beben, intercambian recuerdos. Pershing se apoya especialmente en una oficial de comunicaciones que conoció durante su servicio a Moff Gideon, Elia Kane, (Katy O’Brian) durante la segunda temporada de The Mandalorian.

Para el fan de Star Wars, seguir los pasos del investigador del exinvestigador y la oficial es una delicia. Llena esos huecos que hay tras la épica y lleva al día a día de la capital galáctica. Se puede contemplar el pico más alto del planeta, a los revisores del metro capitalino e incluso cómo son los helados en la ficción. También los protocolos de reintegración, a través de interrogatorios con droides.
Lo cotidiano es aburrido
Más allá del lore que abarca este tercer episodio de la tercera temporada de The Mandalorian, las andanzas de Pershing y la oficial abren una nueva trama para el lado oscuro en la serie de Disney+. El personaje de O’Brian empuja al doctor a actuar a espaldas de sus nuevos jefes. Pasar de investigar sobre la clonación a hacer papeleo es demasiado para él. Si algo hecha de menos, es el trabajo de laboratorio sin cortapisas.
No es novedoso el proceso que sigue el científico, pero está buen ejecutado. Con la ayuda de Kane, se convence poco a poco de que se saltará las reglas de la amnistía y retomará sus investigaciones por el bien de la Nueva República. Una mentira a sí mismo de manual, pero que le da la paz que necesita. De esta forma, viajan a un depósito de naves imperiales, para aprovechar las instalaciones de un antiguo destructor espacial.
Logran llegar a la nave tras librarse por los pelos de un revisor del metro de Coruscant y allí vuelven a huir. Siempre con la cuestión de fondo de quién mueve los hilos, se despeja en parte la duda con un giro de guion que lleva a una cruel escena, digna del Brazil de Terry Gilliam pese a alguna laguna de guion. No en vano, su ministerio fue inspiración para la burocracia de la Star Wars. La mano de Thrawn, no solo la de Gideon, se percibe. Además, se muestra como la Nueva República no duda en aplicar métodos dignos de La naranja mecánica para reacondicionar la mente de sus antiguos enemigos.
Bo-Katan, experta en perder hogares
Antes y después de que The Mandalorian 3×03 se centre en Pershing y Kane, ejecuta una movida apertura que sigue a los hechos del segundo episodio. Mientras los protagonistas regresan a Kalevala, una escuadra de Interceptores Tie ataca el caza clase Kom’rk, o Gauntlet, de Bo-Katan (Katee Sackhoff). Ello deriva en una escena de persecución trepidante tanto por el espacio como por los barrancos del planeta. Gracias al apoyo de Mando (Pedro Pascal) y su nueva nave, logran sobreponerse.
Por desgracia, Bo-Katan es una eterna perdedora. La mandaloriana perdió cuando era parte de la Guardia de la muerte, perdió su planeta cuando era Mand’alor, perdió a sus soldados cuando Din obtuvo el sable oscuro y ahora pierde incluso su castillo bajo un bombardeo Tie.

Forzados a huir, Din Djarin la lleva consigo a la nueva guarida de los Hijos de la guardia. Paz Vizsla (Jon Favreau/Tait Fletcher) y los demás miembros de la Tribu les ofrecen un frío recibimiento. Sin embargo, logran una audiencia con la Armera (Emily Swallow). Esta no solo da su absolución a Mando, sino que también se la concede forzadamente a Bo-Katan. Tras haber visto al mythosaurio, la noble mandaloriana parece haber dejado de tener nada claro.
De esta forma, se trata de un capítulo que puede pesar a quien solo le interese Mando y Grogu, pero aporta una creación de mundo que le hace falta a Star Wars. Repleto de lore, largo y alejado del western, abre multitud de incógnitas que despejar más adelante. El papel real de Elias Kane, quién la controla o la reacción de Bo-Katan a su nuevo estatus son los principales.