Titulado El huérfano y dirigido por Carl Weathers, The Mandalorian 3×04 destaca por volver al estilo episódico y su corta duración. Tras el capítulo anterior, que descolocó a buena parte del público, se retoma la aventura ligera. Con todo, Din Djarin (Pedro Pascal) vuelve a dejar el protagonismo a otros.
Una historia de las de toda la vida
La fauna sobredimensionada ha sido carne de cañón del cine de fantasía y ciencia ficción desde siempre. A Star Wars en general y The Mandalorian en particular les encanta dar cabida en sus historias a bichos gigantes con un blindaje que hace risible la capacidad de protección del beskar. Sin ir más lejos, ahí está el episodio 3×01 o el del dragón Krayt. En esta ocasión, le toca el turno al tópico de las águilas gigantes que se llevan a alguien para alimentar a sus crías.
Tras escenas protagonizadas por Grogu que se comentarán más adelante, el principal evento del capítulo es el ataque de una criatura voladora enorme a la Tribu. Durante el mismo, secuestra a un huérfano. Bo-Katan (Katee Sackhoff) toma la delantera y lo persigue con su nave, de forma que da con la guarida de la bestia.
Se trata de algo importante en el desarrollo de un personaje que no sabe qué lugar ocupa en el mundo. Su importancia en la serie se eleva por momentos pese a que se dedica a dejarse llevar por los acontecimientos. En este caso, propone un plan que incluye escalar hasta el nido del ser volador. Mando y Paz Vizsla (Tait Fletcher/Jon Favreau) acompañan a la noble mandaloriana.
Siguen escenas bien ejecutadas. En lo tocante a la acción y efectos especiales, cumplen sobradamente que narran lo esperado. La sorpresa argumental la pone el hecho de que el supuesto huérfano, llamado Ragnar (Wesley Kimmel), que se llevó la bestia voladora es su hijo. Mando lo salva in extremis, lo que hace suponer que los rivales mejorarán su relación.
El mythosaurio y la cordura de Bo-Katan
Durante la refriega la armadura de Bo-Katan sufre algún desperfecto. La Armera (Emily Swallow) se ofrece a arreglarlo después de felicitarla por haber salvado a un huérfano, el acto más loable que contempla el código de los Hijos de la guardia. Además, Kryze ha logrado traer al campamento de la Tribu las tres crías de la bestia voladora.
Más descolocada en sus creencias a cada segundo que pasa, Bo-Katan decide confesarse sobre lo que vio en las Aguas vivas de Mandalore durante The Mandalorian 3×02. Pero no habla con Mando, sino con la Armera. Durante las reparaciones decide poner en su hombrera el símbolo del mythosaurio y es entonces cuando se derrumba.
La Armera juega, como siempre y como buena líder de una secta, al despiste. Comienza sugiriendo que no pasa nada por tener alucinaciones tan «nobles». Continúa indicando que son imaginaciones. Finalmente, ante la insistencia de Bo-Katan, suelta un «this is the way«, que puede ser interpretado desde un «claro que sí guapi» a un «si tú lo dices, hermana…».
El presente y el pasado de Grogu
El enano verde favorito de la audiencia tiene hoy sus buenos minutos en pantalla. De hecho, protagoniza el primer segmento del episodio. Así, protagoniza un duelo con Ragnar antes de que este sea secuestrado por la bestia voladora. Mando muestra su total confianza en el pequeño, que demuestra que se entera de lo que va la vaina más de lo que parece. Asimismo, se puede ver a los mandalorianos entrenando, en momentos que recuerdan al campamento de Dxun en el videojuego Knights of the old republic 2.
Más adelante, mientras Din Djarin y Bo-Katan salvan a Ragnar, la Armera toma su rol de oráculo con Grogu. La líder mandaloriana sabe hacer uso de espacios telúricos, de la sugestión y de discursos a ambiguos para desbloquear traumas. Bueno, y para reclutar a gente para la secta. En esta ocasión, al son de los machacones golpes de la forja, el Niño es capaz de recordar sucesos de la Orden 66. Además, los pucheros que pone el jovencito son monísimos.
Un niño recordando traumas
De esta forma, un flashback lleva al templo jedi de Coruscant. Soldados ARC destrozan a los protectores de Grogu mientras le intentan evacuar. Su defensor final resulta ser Kelleran Beq. Como curiosidad, es un personaje que sirvió como presentador de un concurso infantil llamado Star Wars: Jedi Temple Challenge. Le da vida el mismo actor que interpretó a Jar Jar Binks en la trilogía precuela, Ahmed Best.
El chaval sufre de lo lindo mientras le atacan cañoneras LAAT de los clones. Durante la persecución se reaprovechan el trabajo visual hecho sobre Coruscant en el anterior episodio. Sea como fuere, se contempla al pequeño huyendo gracias al apoyo de tropas reales de Naboo. De vuelta con la Armera, esta le da un medallón con el símbolo del cuerno de barro, sobre el que se irá desarrollando su armadura.
Breve y directo al grano, The Mandalorian 3×04 recuerda a la primera temporada de la serie. Acción episódica con alguna revelación, pero sin que apenas sobresalga la metatrama. Una diversión sencilla y efectiva, con reminiscencias de largometrajes clásicos de fantasía.
