En una temporada marcada por los vaivenes narrativos, tan habituales en el dúo Filoni/Favreau por otro lado, The Mandalorian 3×05 vuelve a seguir los pasos de las dos primeras. Titulado El pirata y dirigido por Peter Ramsey, apenas muestra a Grogu. Sin embargo, se centra en Nevarro y la acción. Una fiesta de tiros mandaloriana que compone un capítulo, como el anterior, que tira de los elementos más clásicos de la serie: el western espacial.

Los problemas de la Nueva República
Sin embargo, todo arranca con Greef Karga (Carl Weathers) y Gorian Shard (Carey Jones/Nonso Anozie) centrando la atención. El mandatario de Nevarro y el pirata al que se enfrentara Mando (Pedro Pascal) en el primer episodio de la tercera temporada se las tienen tiesas. Tanto que el bandolero espacial toma el planeta. Sin capacidad de respuesta, el magistrado solo puede huir con su pueblo y pedir ayuda.

Como se viera en el polémico tercer episodio de la actual temporada, la Nueva República no funciona bien. La cúpula de la sociedad es la misma entre regímenes y la burocracia bizantina solo da pie a ineficiencia y corrupción. Quizá se exceda en estas explicaciones para quienes solo están aquí para ver a Din Djarin y Grogu, pero el fan de Star Wars agradece que le expliquen como es posible que cayera tan rápido el nuevo gobierno galáctico.

En todo caso, es Carson Teva (Paul Sun-Hyung Lee), viejo conocido de Mando y compañía, quien intenta ayudar a Karga. Decide incluso ir a Coruscant a obtener el permiso para que su escuadra ataque a las fuerzas de Shard. Sin embargo, el burócrata que debe darlo se niega, apoyándose en la visión de Elia Kane (Katy O’Brian). Esta aduce que Nevarro no ha firmado todavía la carta de adhesión. Este inicio de episodio se despacha con rapidez y sirve además para dejar una dosis de fanservice. En la cantina republicana se puede ver junto a Teva a Zeb Orrelios, personaje de Rebels.
Machacando al pirata
Ante la negativa de sus superiores, Teva decide tomar la delantera. Veterano del Borde exterior, sabe el mal que haría dejar a Shard perder un planeta aliado, que este pasara a ser una base pirata. Por ello, acude a Mando. Gracias a la información del droide R5-D4 visita la guarida de los Hijos de la guardia. Les pide que sean ellos quienes salven a Karga.

En la consecuente negociación, se ven los frutos de la unión que Djarin y Bo-Katan (Katee Sackhoff) han sembrado. Incluso Paz Vizsla (Tait Fletcher/Jon Favreau) se muestra a favor de intervenir. A pesar del enfrentamiento que tuvo la Tribu con el magistrado en la primera temporada, que Djarin salvara a su hijo pesa más.

De esta forma, se da pie a una larga serie de escenas de combate entre los piratas y los mandalorianos. La superioridad del beskar y de los cazas de Din y Kryze son decisivos para que obtengan una relativamente cómoda victoria. Los efectos vuelven a estar a la altura y la dirección demuestra otra vez que sabe manejar los momentos más movidos.
Un camino circular
Si todo empezó en Nevarro, todo acaba allí. Es para The Mandalorian como Tatooine para la saga principal. Greef Karga, como no podría ser de otra forma, se muestra muy agradecido con sus salvadores. Tanto que propone hacer las paces definitivas y ofrecerles que se queden en el planeta. Una buena idea, ya que contar con tal contingente armado hará que cualquier fuerza se piense dos veces atacar su magistratura.
Los hijos de la guardia vuelven de esta forma a su antigua guarida. Pero esta se anticipa solo como una temporal. El objetivo de esta tercera temporada siempre fue volver a Mandalore. Ya lo logró Din Djarin, pero el siguiente paso es retomarla. La Armera (Emily Swallow) lo tiene claro y mueve sus manipulativos hilos para asegurar que al menos lo intentarán.

A pesar de liderar una secta, es capaz de ver más allá y aprovecha las dudas de Bo-Katan. Totalmente domada desde que viera el mythosaurio, la antigua mand’alor podría volver a serlo. La Armera le permite quitarse el casco y le pide que reúna a los mandalorianos externos al Credo. Todos juntos, bajo el liderazgo de Kryze, serían capaces de adentrarse en Mandalore.
El final del capítulo, en cambio, sirve para generar dudas. Por un lado, sobre Bo-Katan y su voluntad. En estos momentos, es poco más que un títere. Por otro, hay una escena extra de Teva en el que descubre que Gideon fue liberado. En el naufragio de la nave que lo transportaba hay beskar. O hay algún mandaloriano que tiene que dar alguna explicación o el Moff ha encontrado una forma de mejorar a sus soldados.