Crítica de ‘Warrior’ 3×05, vuelta a empezar

La serie se pone muy telenovelesca pero sigue siendo de lo más entretenida.
Fotograma de la temporada 3 aunque no necesariamente de Warrior 3x05

Mediada la tercera temporada de esta serie inspirada por las ideas de Bruce Lee, las idas y venidas por Chinatown han acabado generando un efecto retorno. Warrior 3×05, titulado Whiskey and sticky and all the rest can wait y dirigido por Dinh Thai, no muestra mucha acción. Eso sí, cuenta con momentos intensos. De vueltas inesperadas a rupturas dolorosas, muchos de los personajes acaban encontrándose en casillas por las que ya habían pasado. La diferencia es que la bomba racial, y social, que amenaza a San Francisco tiene el contador mucho más avanzado.

Aviso spoiler 'Warrior'

Buckley saca la artillería racista pesada

El alcalde en funciones está fracasando en sus intentos de dilapidar la reputación de su rival. Quizá debería dedicarse más a intentar ganar que a que su enemigo pierda. En todo caso, al menos ha ligado. Porque, finalmente, Buckley (Langley Kirkwood) y Catherine (Dominique Maher) consuman. Es poco probable que nadie quiera que al político le vaya bien, menos que sea feliz en lo personal, pero va camino de ello.

Una de sus propuestas estrella consiste en ampliar la ley de excepción con un campo de deportados. Criminales e inmigrantes chinos que no caigan bien a los blancos pasarán por este espacio antes de que les devuelvan a China. Aquí es donde han llevado al Joven Jun (Jason Tobin). Chulito, cae en una obvia trampa de un coolie al que se la jugó. Ser parte de un tong reporta estás consecuencias.

Al menos encuentra una mano amiga, la de Padre Jun (Perry Yung). Un retorno sorpresa que podría devolver algo de sentido común al mando de los Hop Wei. Pero para ello, antes deben salir de allí. Volver al país asiático es un suicidio, por lo que planean jugársela. O escapan, o mueren. Una decisión narrativa que encaja con la personalidad de estos pendencieros personajes.

Mai Ling vuelve a estar en manos de otros

La más inteligente del barrio está comprobando en sus carnes que el racismo no entiende de capacidades. Tratada como una coolie más, logra convencer a un Buckley algo desesperado de continuar con la colaboración. Deportar a los líderes de los clanes sería, según Mai Ling (Dianne Doan), una autodeclaración de guerra por parte del consistorio de San Francisco.

Pero en casa no aguardan buenas nuevas. Kong (Mark Dacascos) y el resto del consejo planean realizar una moción de censura a la joven. Se trata de un movimiento lógico, ya que el trato con Eliza ha supuesto perder un tercio de la fortuna del tong. Mai Ling se ha considerado por encima del resto, con una actitud despótica continuada que justifica las reticencias de los mafiosos pese a los resultados.

Entre los pocos apoyos que sigue teniendo, al menos de momento, está Li Yong (Joe Taslim). El pobre pasa de implorar a exigir que su amada cuente con él para sus planes. El guion sigue jugando con el bando del guerrero. Sus caras no dejan claro si su lealtad está asegurada. Sea como fuere, tras una decisión controvertida por parte de Mai Ling, está se baja del carro de la arrogancia momentáneamente para pedirle perdón y, ojo, matrimonio.

Bill y Lee, una reunión esperada

Tener amigos es un lujo, perderlos un error. Bill (Kieran Bew) ha estado tambaleante desde el inicio de la temporada. Su conciencia choca con sus necesidades y al final ha tenido que elegir. No puede seguir soportando los abusos de Atwood (Neels Clasen) sobre los ciudadanos de Chinatown. Así que, siendo valiente para variar, renuncia. Una estratagema que le permite reconectar tanto con Lee (Tom Weston-Jones) como con Lucy (Emily Child), que por fin le perdona.

Pero estamos a mitad de temporada, no todo podía ser bonito. Lee tiene sus propios problemas aunque no lo sepa. Chao (Hoon Lee) convence a Ah Sahm (Andrew Koji) de contratar los servicios del delincuente afroamericano Happy Jack (Nat Ramabulana) para acabar con él y Mosely (Nick Cordileone). La trampa permitiría a los billetes falsos correr libres. Es en la tienda del comerciante donde todo ocurre.

El sureño es noqueado por Happy Jack. A Mosely le disparan, aunque no hay plano de él muerto así que habrá que esperar confirmación. En un giro tan previsible como los de Invasión secreta, Chao también cae en las garras del delincuente. Warrior, al igual que tantas series como La casa del dragón, no deja de ser una telenovela. En estas, es habitual que personas que acaban de traicionarse deban colaborar y es lo que parece que ocurrirá con el comerciante y el policía secreto.

La venganza es el camino de Ah Toy

Nellie (Miranda Raison) pierde sin parar, pero no se rinde. Han masacrado a sus chicas, han quemado la finca Sonoma, se la han expropiado… Mas sigue intentándolo. Incluso ha buscado un nuevo terreno. Quizá es lo que tendría que haber hecho cuando Douglas la amenazó, pero la dignidad no es algo que se compre si se posee de verdad.

La perspectiva de Ah Toy () y Lai (), sin embargo, es la de la venganza. Han tocado fondo porque tuvieron esperanza. Por ello, la felicidad de ambas ha volado. La jovencita quiere atacar ya, pero su veterana maestra sabe que no están preparadas. Lo que si puede hacer es partir el corazón de Nellie cuando esta visita su burdel. Un instante que sirve para ver el juego de acentos que tan bien usa Warrior. La viuda le cuenta su plan pero la madame solo tiene para ella rechazo. Elige no creer para poder seguir adelante. Tiene capítulos para arrepentirse.

El desesperado plan de Ah Sahm

Tras consolidar en el anterior capítulo el escarceo con una Yan Mi (Chelsea Muirhead) que está un poco superadita por lo de haberse metido en movidas de la mafia, Ah Sahm tiene que lidiar con la crisis del tong. Hong (Chen Tang) propone un ataque frontal. Por suerte para él, el protagonista tiene algo más de cabeza. También resentimiento, ya que cuando él estuvo en las mismas, el tong no le sacó de la cárcel, sino su hermana. Claro está, se le enciende la bombilla.

Mai Ling necesita recuperar el dinero que ha perdido, él a alguien con los contactos como para sacar a un colega del campo de deportación. El peaje, eso sí, es caro para los Hop Wei. Como el miembro más alto en la jerarquía en esos momentos, Ah Sahm decide pagarlo. Así, a partir de ahora su tong deberá dar el 50% de lo que saque con la falsificación de billetes. En esencia, se trata de una absorción parcial que les convertirá en socios.

Habrá que ver qué le parece esto a los Long Zii, pero desde luego a Joven Jun no le gusta. De hecho, a pesar de ser rescatado no duda en recriminar a Ah Sahm que ha hecho esto en buena medida para poder rehacer la relación con su hermana. La respuesta del protagonista es señalar que ha sido todo por su ineptitud como jefe y que podría haberse quedado con el tong si hubiera querido. A no ser que Padre Jun haga a su hijo recapacitar, el asunto no va a terminar nada bien entre los que fueran mejores amigos.

Con un capítulo de esos que a quienes solo les gusta que haya peleas y muertes llamarían de transición, Warrior llega a la mitad de su tercera temporada. Una entrega que sirve para dejar a una Mai Ling otra vez juzgada, a Padre Jun de vuelta, a Lee otra vez inconsciente, a Bill junto a su esposa, a Ah Toy en su cruzada… Tirando de lo narrativo y no de las tundas, la serie de acción del momento sigue funcionando.

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