Para reflejar lo que fue The Velvet Underground hace falta un documental rarito. Por suerte, Todd Haynes es un tipo que sabe de sobra cómo trasladar la música, y lo que hay tras ella, a imágenes. El film que comparte nombre con la banda es capaz de jugar con los extraños códigos que esta manejaba. De contar cómo ascendieron solo para acabar desapareciendo, todo con igual rabia. Por eso mismo, no es solo una película sobre unos tipos vestidos de negro que cantan. También es un pasaporte para descubrir un pequeño rincón de la poliédrica contracultura que reinaba en Nueva York a mediados y finales de los años 60.
Sinopsis del documental The Velvet Underground
En esencia, el documental narra cómo se creo The Velvet Underground y cómo acabó desintegrándose. Para ello transita por sus distintos miembros clásicos: John Cale, Lou Reed, Sterling Morrison y Moe Tucker. Voces vivas y muertas se entremezclan con montajes que versionan el Avant Garde que tanto sustentó los inicios del grupo.
La documentación que ejecuta Haynes y equipo resulta exquisita, tirando de multitud de personas que estuvieron alrededor de la banda o sus miembros. Sosteniéndose en una narrativa en esencia cronológica, deja que los protagonistas cuenten los porqués de lo que ocurrió. Asimismo, la música de la Velvet inspira en buena medida la edición de ciertos pasajes, que casi bailan al son de un tema concreto. Pese a ello, no se pierde en ningún momento el valor didáctico, aunque este transcienda el mero dato.
Cuándo ver el documental The Velvet Underground
Si apetece un buen documental musical, The Velvet Underground es una opción estupenda. Haynes sabe impregnar de su estilo la película sin caer en ningún momento en la ficción. Una necesidad cuando se quiere contar la historia de una banda que se basó en romper todo lo que tocaba, al menos en la etapa en que Cale todavía estaba.
Si se es fan del violista galés, de Lou Reed o del grupo que formaron con Tucker y Morrison, también por épocas con Nico y Doug Yule, el film casi adquiere el rango de imprescindible. Es una palabra fuerte esta, pero merecida. La figura de Reed, que en los dos últimos álbumes (Squeeze lo dejaremos en un cajón aparte) prácticamente anticipó su carrera en solitario, se trata con certeza pero sin demonizaciones. Cale y él se respetaban, aunque no se aguantaran. Tampoco se endiosa a esta dupla en detrimento de Moe, Sterling o Nico. De querer ahondar en la Velvet, esta película es la alternativa perfecta.
Finalmente, el centro de atención del film se sitúa mucho en una faceta que no se escucha en los discos de estudios: la improvisación y el directo. Cale y Reed cimentaron su labor creativa, y la fase más rompedora de la banda, en esto. Así se recoge, de paso mostrando el rinconcito contracultural que se creó Andy Warhol en Nueva York. El documental se deja recomendar, de esta manera, a quienes busquen algo sobre la influencia del artista y sobre cómo actuaba este nodo de la costa este que tanto odió el movimiento hippie dominante al otro lado del país.
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