Encarnar roles en ficciones históricas es tanto una bendición como una carga. Dan una fama difícil de lograr de otro modo. El precio es que la audiencia te encasille, que tu cara solo sea asociada a un personaje y llegue la disonancia cuando se da vida a otro. En este sentido, Michael Imperioli siempre será Chris Moltisanti, el protegido de Tony en Los Soprano. Sin embargo, el actor se ha movido bastante y ha logrado grandes oportunidades, como la que le ofreció The White Lotus: Sicilia con Dominic Di Grasso. Un ser que guarda más de un paralelismo con el mafioso de Jersey.
Adictos antes todo
Tanto Dominic como Chris son personas que tienen que lidiar con las consecuencias de la adicción. Son distintas en cada caso, claro está, pero son vitales para sus personajes. En el caso del miembro de la familia criminal DiMeo, las drogas son su perdición. Los canutos o la cocaína los lleva tan bien como se podría esperar de cualquier mafioso de principios del milenio. Sin embargo, la heroína es algo distinto.
La sustancia de la que cantó Lou Reed y la Velvet lleva a un camino penoso y Chrissy se enfrenta a él una y otra vez. Combinada con un alcoholismo rampante, genera errores que hacen a Tony cuestionarse la capacidad de su «sobrino».
Dominic, como Chris, es adicto a un pecado de la carne. En su caso es el sexo. Moltisanti quizá también lo fuera, pero en su entorno no se conceptualiza como algo malo tirarse a cualquier mujer que se ponga al alcance. Siempre que su usufructo, eso sí, no pertenezca a un compañero. Serán machistas, homófobos y asesinos, pero tienen su honor.

El personaje de The White Lotus ha echado al traste su matrimonio por la vía de la bragueta. Su mujer le ha dejado, de nuevo y parece que definitivamente. Separado de ella y su hija, el viaje a Sicilia se presenta como una oportunidad para que su hijo woke, Albie, intermedie a su favor. Pero el vicio puede y lo primero que hace es contratar a Lucia, una prostituta italiana, para la semana. Como le dice su vástago, cambiar es la única salvación.
El fracaso de la voluntad
Dominic Di Grasso en The White Lotus y Chris Moltisanti en Los Soprano intentan extirpar la adicción de su existencia. Algo que Imperioli reconoce que parece una tendencia en los papeles que le dan. Pero una vez que entra, como mucho se la puede encerrar. Al menos en la ficción, un adicto siempre lo sigue siendo. Ambos logran meter al monstruo en el armario un rato, pero la bestia acaba fuera.
Intento tras intento, la sobriedad deja de ser una opción para Chrissy cuando sus colega se ríen de él por no beber o le ponen en la cara el caballo. La voluntad tiene un límite y fracasa. Para más inri, ojo al spoiler que ya hiciera She-Hulk, la muerte de su prometida Adriana le deja en un abismo definitivo. Lo deja y lo retoma casi una vez por capítulo. Una historia de nunca acabar en el que la heroína y el alcohol conducen (de nuevo spoiler grande) su coche a un accidente junto a Tony en el que sobrevive en un principio solo para que su protector le remate, harto de él.
El ricachón alojado en el hotel que gestiona la pobre Valentina también hace propósito de enmienda. Las petas del hipócrita de su hijo o las conversaciones sobre cómo su padre implantó en él la aceptabilidad de la infidelidad le hacen reflexionar. De hecho, prescinde incluso de la bella Lucia. Incluso accede a un chantaje por parte de su retoño para que este interceda por él ante su madre. Con todo, al final de la temporada, una jovencita hace torcer el cuello a Dominic, Albie y el abuelo Bert en el aeropuerto. Sangre o educación, la terna de salidos promete que los pecados volverán.
El cine y las herencias paternas
Sin embargo, el paralelismo más obvio, que parece una broma de guion, es la profesión de Dominic. Es un productor de éxito en Hollywood. Exactamente eso es lo siempre quiso ser Chrissy. Al final de la serie casi lo consigue, ya que su película Cleaver llega a ser estrenada. En su caso, todo sigue centrado en Nueva York y Nueva Jersey, pero el camino del primo segundo de Carmela Soprano estaba encarado a Los Ángeles.
Allí es donde ha hecho su fortuna Dominic en The White Lotus. Ya cincuentón, el Di Grasso parece en ocasiones un futuro alternativo de Chris Moltisanti si este no hubiese sido parte de la mafia desde su nacimiento. Porque el padre de Chrissy fue un soldado de los DiMeo al que Tony Soprano consideraba legendario. No en vano, fue su mentor.

Muerto cuando Chris tenía tres añitos, fue el círculo criminal paterno el que le crio. El fantasma de Dickie y una época le pesaron al chaval demasiado como para que no acabara perdido. Al igual que su padre, las adicciones le hicieron venirse a menos. Como a él, no le permitieron huir de los bajos fondos.
Bert tuvo una influencia similar en Dominic. La diferencia es que este hijo sí le puede echar en cara a su padre todo ello. Aquello de usar a las mujeres para el placer, de que contratar una puta les parezca absolutamente normal. Para el caso es lo mismo, ya que el abuelo pasa en estéreo y le quita hierro a sus escarceos, mientras que mete plomo a los de su chaval.
Adictos, acogotados por los valores que les impusieron sus predecesores y fracasados en la redención. Miembros del círculo industrial cinematográfico, triunfadores en los puestos que les hacen ganarse la vida y disfrutones. Tanto Dominic como Chris son perdedores que no merecen ninguna pena.