Mezclando vampiros con cierto folclore andaluz, Romancero es una nueva apuesta de ficción española en Prime Video. Una fusión a la que lastran cuestiones como su montaje enrevesado o la escritura de sus villanos. Sin embargo, el contexto que logra crear la serie es su principal fuerte. La Andalucía en la que se mueven Jordán o Cornelia está plagada de referencias, influencias entre las que vemos las siguientes.
Una Andalucía profunda y oscura
Hay dos tipos de Andalucía en Romancero. Su propio nombre da la pista de la primera. La Almería en que se sitúa es una oscura. Esa de la muerte verde que hablaba Lorca. Tal referencia se puede contemplar en el mismo nombre de la serie. Sin embargo, más allá del uso del caballo y conexiones sueltas, no termina de ser una fusión del todo efectiva.
Más clara es la versión de género negro de la región. Diferentes realidades sociales se suman en el mar de plástico almeriense, en el huerto y los olivares. Andalucía siempre ha sido un espacio multicultural, de donde sale su particular cultura. A ello apela, a través de una visión que recuerda a La isla mínima.
Lejos del Guadalquivir, las diferencias sociales son también tremendas en Romancero. Asimismo, por ahí también pululan policías nostálgicos. La serie es bastante más torticera al mostrar el abuso que la película. Las intenciones en ambos casos son dramáticas, porque la ficción de Prime Video no deja espacio para la ligereza en ningún momento.
Stranger things y el estilo Netflix España
Desde los primeros minutos la conexión que se crea entre Stranger things y Romancero es directa. La célebre serie de Netflix tira de la nostalgia, aupando una tendencia general en la ficción de los últimos años. Aunque la ficción de Tomás Peña y Fernando Navarro pone el presente en la actualidad, el juego narrativo tiene los mismos cimientos. El tono visual, la violencia, el colorido o el tener a jóvenes traumados entrando en la adolescencia como protagonistas son enlaces. A tenor de esto último, cabría mencionar The end of the fucking world.
Pero el paralelismo más divertido es el que se establece entre Joyce y Hopper y los personajes de Belén Cuesta y Willy Toledo. Ellas son madres en un ambiente marginal (o casi), de escala social baja y atrapadas en una vida que no querían. Ellos, agentes de la ley acomodados, no muy eficientes en su labor. Comparten potencial romántico, aunque ahí Romancero acierta de pleno al subvertir su destino tal y como lo hace.
En lo cañí, la serie de Prime Video tiene elementos que recuerdan a diferentes series de Netflix. Las producciones españolas para la plataforma han ido haciendo algo habitual los montajes con canciones folclóricas, viejunas. También muestran una España exageradamente nostálgica, con elementos que cantan caspa usados para, simplemente, molar. Asimismo, estrenan los episodios del tirón. Todo ello lo tiene Romancero.
Vampiros niños
Aunque se vende como una serie con elementos sobrenaturales variados, el único que funciona de verdad es el vampírico. La secta de brujas ultracristianas a lo Flos Mariae no logra, en ningún caso, estar a la altura. Cornelia las supera en la forma del gran tabú del mundo vampiro: crear a un niño de los suyos.
Desde el inicio del mito del chupasangres el transformar a infantes es un experimento maldito. Normalmente, esto se debe a que una vez realizado el pacto oscuro el cuerpo deja de madurar. La mente, por otro lado, sí que sigue evolucionando. Las consecuencias son funestas para la persona implicada. En Entrevista con el vampiro, cualquiera de sus versiones, Claudia es la mejor representación de esto.

Déjame entrar conecta más directamente todavía con Romancero. Cornelia tiene muchos puntos en común con la prota de la obra sueca y sus adaptaciones. Es una cría vampira que se hace amiga de un chaval con problemas. En The strain también se hacen uso de canijos para convertirlos en chupasangres y tienen habilidades especiales. Más divertida es la versión de los minidráculas de Lo que hacemos en las sombras, que no dejan de ser paródicas. A diferencia de todos ellos, Cornelia parece poder andar bajo la luz del sol.