Apple TV+ se está coronando como la gran reina de la ciencia ficción. De la más grandilocuente, como Fundación, a la distopía, como Para toda la humanidad o Severance. También tiene espacio para obras que huelen a drama clásico como Invasión. Como bien dice el título, se muestra una agresión alienígena en la que los humanos se ven superados por todas partes. Una opción narrativa que ya recorrió La guerra de los mundos y más tarde tantas producciones ci-fi de la Guerra Fría. Sabor añejo que llega también a través de una banda sonora que incluye la gran tragedia espacial de Bowie.
Tranquilidad narrativa
Al igual que HBO, la plataforma de la manzana mordida ha creado una reputación de alta calidad. Sus producciones no serán abundantes, pero están bien realizadas. Da igual que sea su buque insignia asimoviano o una de espías como Slow horses. En Invasión se repite esta pauta, con un acabado fino y un guion pulcro. De momento cuenta con dos temporadas y se esperan más.
El ritmo que sigue se asemeja a otras visiones del apocalipsis recientes, como The last of us. No se toma ninguna prisa para desarrollar a sus variados personajes. Estos se reparten por todo el mundo y son también de diversa condición. Ya en la primera temporada queda claro que las tramas van a ir sobre ellos y no sobre los alienígenas. También que, a pesar de su aparente aleatoriedad, los coprotagonistas están unidos y acabarán convergiendo. En ningún momento se siente como una antología, sino como un relato que juega a llevar su ritmo, como por ejemplo From.
Este factor no se nota en exceso al ver Invasión semana a semana, aunque los agujeros de ritmo aparecen. Cuadra, además, con la estrategia de guerra alienígena, que no tiene ninguna prisa. De ello deriva una tensión entre la calma narrativa y la urgencia de la situación. Los propios personajes tienen prisa pero no saben qué hacer y esta sensación se traslada a la audiencia.
Aparente verosimilitud
La guerra de los mundos es quizá la mayor inspiración, o al menos el referente más fácilmente reconocible, de Invasión. Ambas tienen un poso de verosimilitud que hace que la ciencia ficción se transforme por momentos en terror. La incomodidad de este tipo de ficción juega con la fragilidad del sentido de seguridad que posee el público.
A día de hoy, el ser humano domina su planeta y es el único ente inteligente del universo. Esto hace que estemos en la cúspide del desarrollo biológico. Que aparezcan en las puertas de casa unos especímenes que superan cualquier elemento creado por la humanidad aterra. Genera una sensación de pequeñez parecida a la que da mirar al universo, al pensar en las posibilidades que oculta. Infinitud frente a condición humana de manual.
Mass effect juega con el mismo tipo de historia. Hay un enemigo tan superior que solo queda ocultarse y esperar una oportunidad que se torna única. Ambas temporadas de Invasión tienen ese desarrollo, en el que se busca el punto débil y se acaba lanzando un ataque que, simplemente, detiene el apocalipsis durante un momento. Lo malo es que, tras ese alto el fuego, puede venir algo peor que lo anterior. Así, la escritura cobra un halo de verosimilitud, se hace creíble, a pesar de que hay más fantasía que ciencia en las armas que los humanos logran obtener contra su enemigo.
El drama tras drama de Invasión
En Invasión los personajes son conscientes de su situación en todo momento. Por ello, el tono es el que se espera de la debacle. El guion y el montaje logran mantener ese contexto dramático sin caer en el ridículo o la exageración. Claro está, hay momentos de calma y de humor, pero siempre dentro del drama general.
Como The last of us, las bajas son altas y los fallos se pagan con vidas. El pesimismo, tan de la época posterior al 11S, es preminente y solo se rompe con ramalazos de esperanza. En buena medida el asunto se sostiene por la buena elección de reparto. Este incluye a Golshifteh Farahani como una madre que intenta salvar a sus hijos, Shamier Anderson como un soldado yanqui con agenda propia o Billy Barratt como un niño con capacidades para interceptar pensamientos alienígenas.
Sin embargo, la gran protagonista es la que encarna Shioli Kutsuna. Se trata de una investigadora japonesa cuya novia astronauta es capturada por los invasores en plena misión. Un radical libre, meterá el fanatismo necesario para encontrar el modo de recuperar a su amor. En ello aparecerá la conexión entre amantes, también inspiración del rol, que es David Bowie y su Space oddity. El tema trataba de una acción espacial que iba mal. Más tarde, como Ziggy, cantaría del apocalipsis. La conexión entre el británico y la serie encaja a la perfección y permite crear momentos de gran dramatismo.