La recomendación literaria para esta semana de agosto, donde no apetece lectura, café y manta, sino sol, playa y libro, es La chica del sombrero azul vive enfrente. Esta historia escrita por Ana María Draghia, una de las autoras más interesantes del panorama literario nacional, es ideal para tres o cuatro tardes de lectura tranquila. Esta novela conduce al lector a un viaje personal de una joven que escapa a la Inglaterra rural, a un precioso pueblo inglés, para reencontrarse y reconstruirse.
Así es La chica del sombrero azul vive enfrente
Sinopsis de La chica del sombrero azul vive enfrente
Carlota tiene veinte años, un secreto y un billete de avión para Castle Combe. Está decidida: va a ser una persona nueva y va a olvidar a la chica del sombrero azul. Por ello, cuando llega a la granja de Helen Robinson, comienza a ignorar todos los problemas que se han quedado en Barcelona. Sin embargo, con su caótica estancia en el pueblo inglés y la insufrible presencia de Clark, el nieto de Helen, saldrán a relucir los temores olvidados y un fantasma que aún sigue muy vivo.
El viaje de su vida traerá consigo el recuerdo de su hermana Candela y la necesidad de reencontrarse con ella, pero también la ternura y la incertidumbre de haberse enamorado de alguien que puede desaparecer. Así, con escala en Barcelona-Castle Combe-Camprodon, Carlota abrirá la puerta de una habitación que lleva vacía mucho tiempo: la del perdón. Pero ¿encontrará la manera de no volver a cerrarla cuando descubra que no es la única que tiene algo que esconder?
Las virtudes de Ana María Draghia
Quizá la mayor virtud de La chica del sombrero azul vive enfrente, así como de toda la producción literaria de Ana María Draghia, es lo real que se antoja la historia. Esta característica está principalmente asentada en dos elementos: los personajes y los diálogos.
Los personajes, construidos con mimo, con sus defectos y sus virtudes, cobran vida en las páginas y el lector concluye la novela sintiendo que los conoce, sin importar el tiempo con el que cuentan para desarrollarse. También los secundarios son importantes y cuentan con algún detalle concreto que los convierte en algo más que ficción. Nunca dejan de ser cercanos, ni tampoco coherentes. Y el lector llega a conocerlos, en buena medida, por su forma de expresarse, lo que conduce al siguiente elemento destacable.
Al margen de las bellas descripciones de las emociones de los personajes y los escenarios que transitan, los diálogos son una gozada. Están trabajados, son frescos, originales y tienen personalidad. Conceden un ritmo fabuloso a la lectura, que es siempre entretenida y emocionante.
El viaje personal en La chica del sombrero azul vive enfrente
Esta novela juvenil puede llegar a resultar una dura lectura para quien se sienta identificado con ciertas emociones de la protagonista, Carlota, que necesita recuperarse de una gran pérdida que le ha sumido durante mucho tiempo en un profundo dolor. Tanto este dolor como la evolución hacia un estado mental y emocional agradables están bien plasmados en las páginas de La chica del sombrero azul vive enfrente, que es sobre todo un viaje personal. En este viaje personal prima el amor, la fortaleza, la comprensión, la valentía y el perdón, pero también hay miedo, inseguridades y culpas.
Los recuerdos, reconciliarse con estos, ocupan un espacio importante en la historia. Estos se anuncian, de hecho, en la misma sinopsis, a modo de advertencia: “Los recuerdos viven de nosotros, pero respiramos a través de ellos”.
