Hay relatos que ganan según cuándo se realicen. Así, no es lo mismo narrar una historia sobre un conflicto cuando está en su máximo apogeo que cuando ha decaído. El film que protagoniza esta recomendación pertenece al primer grupo. Basado en la novela del mismo nombre, El espía que surgió del frío es una película clásica de espías que narró en directo los grises de la Guerra Fría. En un momento de extremos exaltados, se decidió por mostrar que la miseria alcanzaba a ambos bandos.
Historia y sinopsis de El espía que surgió del frío (película)
Solamente pasaron dos años entre el estreno de la novela homónima de John le Carré en que se basa esta producción y la propia película. La Guerra Fría estaba en su punto más tenso y el escritor británico aprovechó que era un espía en activo para reflejar la ambivalencia moral de los servicios de inteligencia. Fue el libro que impulsó su carrera definitivamente.
El argumento es calcado al del libro de John Le Carré. Por tanto, los puntos fuertes de film y escrito son los mismos. El potencial cinematográfico fue explotado por Martin Ritt, director y productor de El espía que surgió del frío. El elenco, sobresaliente, tuvo a Richard Burton como protagonista en el papel de Alec Leamas. Claire Bloom hace de la bibliotecaria Nan Perry (Liz en el libro), Rupert Davies de George Smiley, Oskar Werner del interrogador comunista Fiedler y Peter van Eyck de Mundt.
Resumiendo, Leamas es un agente en activo en Berlín. Tras perder a su último activo infiltrado a manos del jefe del servicio secreto de Alemania Oriental, Mundt, pasa a estar en «frío». En realidad, está cumpliendo una última misión que le llevará a simular se un agente doble para hacer caer al mencionado líder alemán. En medio queda una pesimista historia de amor con Nan y grandes intercambios con el idealista Fiedler.
Cuándo hay que ver El espía que surgió del frío (película)
Este film es de esos que ver cuando se quiere una dosis de cine clásico. Porque luce una excelsa producción y actuaciones típicas de mediados de siglo. Burton es un Leamas perfecto, seco y pasado de vueltas, harto de un sistema por el que ha dado todo y que le devuelve nada. El ambiente de Londres, Berlín u Holanda también es excelente, gracias a la contemporaneidad de ficción y realidad reflejada en ella.
Por otro lado, hay que ver El espía que surgió del frío cuando si se busca una tragedia de espionaje realista. Sin hurgar en el final, del que solo se dirá que es trágico hasta decir basta, no hay los excesos del falso espionaje de James Bond. Leamas, Mundt, Fiedler o Smiley no son «super» en ningún sentido. Son personas, están quemados y saben que hacen el mal por un bien mayor. Hay quien lo acepta y quien no. De esta forma, hacer el bien no tiene recompensa, así como tampoco lo tiene el idealismo. Más bien, al revés. Por eso no faltaron críticos con esa visión gris.
Gracias a todo lo anterior, este metraje en blanco y negro es un clásico de espías que captó la Guerra Fría y sus grises en directo. Técnicamente brillante, logró una buena cantidad de premios. Entre ellos se cuentan cuatro BAFTAS, incluida mejor película británica y mejor actor.