Hace aproximadamente una década, Iria G. Parente y Selene M. Pascual decidieron autopublicar una novela escrita entre las dos: Pétalos de Papel. Hace unos meses, por el décimo aniversario desde que salió al mercado, decidieron reescribirla por completo y mejorarla con la experiencia que los años les han dado. Porque por aquel entonces eran apenas unas niñas y escribían sobre la marcha, sin detenerse a pensar en si aquello que ponían sobre el papel estaba bien explicado o carecía de lógica. Así lo han dicho ellas en diferentes entrevistas.
Publicaron esa primera novela en un blog y consiguieron miles de lecturas rápidamente. Enseguida se interesó por ellas una editorial. Desde entonces, siempre han estado respaldadas por alguna. También por multitud de lectores, pues Iria G. Parente y Selene M. Pascual tienen a todo un ejército detrás que las empuja hacia lo más alto de la literatura juvenil española. Pero, ¿qué tienen estas dos autoras para cosechar tales niveles de éxito?
Complicidad y compenetración
Lo primero que se debe señalar es lo bien que se entienden para poder escribir un libro a cuatro manos. Además, el caso de Iria y Selene es el claro ejemplo de que cuatro ojos ven mejor que dos. Porque así, juntas, proponen, piensan y eligen esas tramas y esas escenas que al final concluyen que le vienen mejor a la historia. También juntas le dan profundidad a los personajes hasta llenarlos de personalidad. Dos cosas que sin duda hacen con destreza, y muestra de ello es la cantidad de buenas reseñas que reciben tras cada nueva publicación.
Por otro lado, su complicidad y compenetración es tal que cuando el lector se sumerge entre las páginas de sus novelas, no es capaz de ver con claridad qué parte ha escrito cada una de ellas. Lo han repetido en varias ocasiones: se reparten los personajes y los capítulos de la manera más equitativa posible. Se puede entender, entonces, que cada libro contiene aproximadamente un 50% de páginas escritas por cada una de ellas. Sin embargo, eso no se aprecia. El resultado final es siempre un libro cohesionado, con dos plumas diferentes que se fusionan hasta tal punto que parecen una sola.
Atrevimiento y valentía
Otro motivo por el que Iria G. Parente y Selene M. Pascual han conseguido conquistar a tantas personas es que han decidido no encasillarse en ningún subgénero. Sí que es cierto que escriben novela juvenil, pero se atreven con todo.
De este modo, han inventado mundos mágicos de fantasía, han escrito ciencia ficción y romántica contemporánea. A veces, han hecho una mezcla de varios de esos subgéneros. Otras, se han atrevido con los retellings y han versionado clásicos de la literatura. Lo hicieron, por ejemplo, con Anne sin filtros. Una novela en la que cuentan la que para ellas sería la vida de Ana de las Tejas Verdes si hubiese nacido en pleno siglo XXI.
Iria y Selene, por tanto, escriben lo que quieren y no le tienen miedo a nada. Literatura juvenil, sí, pero para lectores de todas las edades y con los gustos más variopintos que uno se pueda imaginar.
Son un referente para los jóvenes
Por encima de todo esto se encuentra el hecho de que se han convertido en todo un referente para muchos adolescentes. Sobre todo, para aquellos que se encuentran todavía en plena búsqueda de su identidad. Fue allá por 2016 cuando las autoras decidieron empezar a plasmar en sus libros a personajes que pertenecen al colectivo LGTBI+. Ahora es más habitual encontrar novelas románticas con protagonistas homosexuales, pero por ese entonces no lo era.
Pero Iria y Selene decidieron dar un paso al frente y desarrollar personajes del colectivo. Así pues, es habitual encontrar en sus novelas a protagonistas gays, lesbianas, transexuales etcétera. Personajes que viven su sexualidad de manera liberal y que pueden ayudar a muchas personas a tomarlos como ejemplo.
Visibilizan temas tabú
Finalmente, si Iria G. Parente y Selene M. Pascual se han convertido prácticamente en las reinas de la literatura juvenil es también porque hablan de cuestiones tabú con total naturalidad. Ellas creen firmemente en que se deben visibilizar problemas tan importantes como el suicidio, la ansiedad o la depresión entre los jóvenes. Por eso tratan estos temas en muchas de sus novelas y algunas, como Alma y los siete monstruos, giran en torno a ellos.
De esta manera, Iria y Selene no solamente escriben novelas juveniles con tramas y personajes bien desarrollados. No solamente inventan mundos, hablan de príncipes y princesas o de superpoderes. Escriben historias con trasfondo, con mensaje. Lo hacen con la idea de ayudar y calar en la mente de esas personas que lo necesitan. De visibilizar problemáticas que existen aunque se intenten tapar.