Una película que ni se estrenó en España ha acabado siendo una franquicia. Múltiples películas, spin offs, videojuegos, crossovers… Desde la nada John Wick se ha convertido en la saga de acción de una generación y media. Un fenómeno que sorprende gratamente y muestra que el cine no está muerto. Repasamos algunos puntos que han contribuido a que el proyecto haya generado un fandom tan grande como fiel.
Ha sabido trasladar lo gamer a la pantalla
Millennials tardíos y Gen Z han mamado de los videojuegos desde que nacieron. No solo para divertirse, sino a través de tretas de marketing como la gamificación, esa treta que convierte en un juego hasta hacerse una cuenta de banco. Por ello no es raro que un film que haya tirado de elementos gamer haya reventado la taquilla.
John Wick no es Gamer o Ready player one, sino algo más sutil. Las cintas de Leitch y Stahelski podrían ser hermanas de Max Payne o XIII, que bebieron a su vez de clásicos de la acción y del cómic. Incluso hay una escena en el Capítulo 4 directamente inspirada por el juego The Hong Kong Massacre. La acción sin ambages y los elementos ridículos pero molones también están ahí.
Entre estos se encuentran las monedas usadas en el mundo criminal o el propio Continental. Todo apunta a cierta inspiración, consciente o no, en los videojuegos. El hotel parece el típico centro neutral donde equiparse y no atacar a los NPCs. Cuando el sommelier o el sastre dan equipo es inevitable acordarse de alguna partida.
Keanu Reeves el inmaculado
En una época en que la cancelación es más fácil que nunca, hacen falta activos seguros. Gente que supere cualquier escrutinio por el tribunal de la santa inquisición tuitero o de los trolls de cualesquiera de los foros turbios que pueblan internet. Keanu Reeves responde a ese perfil inmaculado que hace que la productora no necesite preocuparse.
Desde que fuera un adolescente atolondrado en Bill & Ted ya caía bien. No era un primor de la actuación, pero sí entregado y siempre agradable con sus fans. Espiritual y cercano, le ha tocado lidiar con situaciones complicadas. Su hija con Jennifer Syme nació muerta y llevó a que rompieran durante un tiempo. Al volver, ella murió en un accidente. Al tiempo, su hermana sufrió leucemia.
Reeves siempre ha llevado estos asuntos con discreción, lo que solo ha provocado el aumento de la admiración que por él siente su fandom. Asimismo muestra un gran respeto en sus intervenciones públicas, evitando contactos innecesarios o momentos incomodos. Vamos, que es un tipo con una reputación tan a prueba de balas como los trajes de John Wick. La saga ha sabido trasladar eso al personaje con éxito.
Acción de siempre que se echaba de menos
Hubo un momento en que la acción en el cine se volvió salvaje. La irrupción del cine de artes marciales de Hong Kong llevó a escenas en que todo podía haber salido mal. Que se lo pregunten a Jackie Chan o Michelle Yeoh. Jugarse el tipo dejaba momentos en cámara que parecían mentira, pero no.
Tras ello comenzaron a imponerse los disparos y los juegos de cámara, cuando no el CGI. Las coreografías elaboradas y los actores principales ejecutando escenas de acción ellos mismos abundaban menos. Pero como todo es un ciclo, las buenas costumbres regresaron. Daredevil o Warrior, en el terreno de las series, son grandes ejemplos.
John Wick contaba en la dirección y la producción con Chad Stahelski y David Leitch. Ambos coincidieron con Keanu en la saga Matrix, siendo el primero su doble. Pasarían a tareas de coordinación para acabar dirigiendo. Su labor como sustitutos de cuerpo en escenas arriesgadas les permitió controlar la violencia en pantalla a la perfección. De esta forma, con la ayuda del director de unidad J. J. Perry, la fluidez de las peleas alcanza grandes cotas de estética.
A lo anterior se une un protagonista que sale casi directo del cine de Kurosawa, Leone y Peckinpah. Esto se ve en su carácter taciturno y callado. En la brutalidad de sus actos, en la nobleza interna a pesar de lo cuestionable de su historial. No deja de ser un superasesino en busca de venganza por la muerte de su perrito.
Un vestuario sobresaliente
Quizá no parezca algo muy allá, pero la ropa ayuda a crear el rollito necesario para que John Wick y sus colegas encandilen como los elementos narrativos. Luca Mosca fue el encargado de dirigir al equipo de vestuario. Decidió que lo que correspondía era un estilo clásico, años 70, en el que primara lo cool.
No en vano, la saga visita lugares como Nueva York, Roma, París, Casablanca o Tokio. Sitios molones que la saga presenta lo más molonamente posible. Por ello, el hecho de que John y compañía vayan ideales mientras se masacran añade un punto sobrado que funciona. Asimismo, el aura de fatalidad que posee el protagonista viene en buena medida de su aspecto pulcro y sacerdotal, eternamente de luto.
Forma parte de un todo mayor muy atractivo
Derek Kolstad es el guionista que lo empezó todo. Su idea la recogieron y refinaron hasta derivar en John Wick. Fue capaz de escribir y desarrollar un mundo extenso pero reconocible. La mística del asesino que posee la saga viene en gran parte de ello. Se trata de aspectos ya comentados como el grupo de hoteles Continental y sus reglas.
Sus referencias principales en la creación de mundo fueron dos escritores, como comentó al medio Flickering Myth. Stephen King le ayudó a saber cómo desarrollar a un protagonista poderoso pero creíble. El escocés Alistair MacLean creó clásicos de la acción como Los cañones de Navarone o Fuerza 10 de Navarone. De él tomó Kolstad la capacidad de generar universos concretos e interesantes insertos en la realidad.
El profundo lore interno, el folclore propio que ha generado, ha permitido no solo que en cada película creciera la escala de la aventura de John Wick. También será la clave para la generación de un universo expandido. Las oportunidades creativas son muchas y con alto potencial.
El encanto del tapadillo
Por último, queda un elemento que no es nada desdeñable. Cuándo la audiencia siente que le están intentando meter un producto con calzador, puede que cuele o puede que no. Lo que siempre va a haber es un resquemor. Sin embargo, en las ocasiones en que el éxito viene de sorpresa el asunto es distinto.
John Wick llegó para ser una peli más y fue el público quien la alzó. Generó un fandom gracias en buena parte a una promoción que se basó en el boca a boca. Skins de los personajes en Payday 2, regalos, proyecciones gratuitas… El equipo de la película mostró un producto en el que creía, con figuras consolidadas en el reparto además de Keanu como Ian McShane o el fallecido Lance Reddick, y la audiencia confió en él. No hay mejor método para generar un mito popular que ese.