La serie de Álex de la Iglesia y Jorge Guerricaechevarría tenían claro que querían divertir cuando plantearon la continuación de las aventuras del padre Vergara, Elena y compañía. De momento, la segunda tanda de la serie de HBO ya lleva más de la mitad de episodios estrenados. La recta final de 30 monedas en su temporada 2 tiene enigmas que resolver y fantasía por mostrar. Esto es lo que esperamos de ella.

Más padre Vergara
Los dos pilares centrales de la ficción, en tanto a personajes, son Elena (Megan Montaner) y Vergara (Eduard Fernández). Ambos están atrapados en espirales de sufrimiento en la segunda temporada. Ella, porque quedó atrapada en el infierno y tras escapar se vio embarazada de lo que resultó ser un bicho. Para más inri, tiene que huir de sectarios controlados telemáticamente. Él, porque se ha visto inmerso en un complot de Lucifer (Cosimo Fusco) y Santoro (Manolo Solo) para que los cainitas no pisen el poder al averno.
Elena se está alzando como la piedra angular de lo que tenga que pasar en 30 monedas. Esto ha supuesto que Vergara haya pasado de principal a secundario en la segunda temporada. El quinto episodio ha señalado que su vuelta a la palestra es inminente. Esperemos que sea así, ya que es un personaje bien construido, con carisma y que complementa a la perfección tanto a aliados como a enemigos.

Que Barbrow no sea un bluff
Ser antagonista es complicado. Pueden estar preparando planes de gran astucia, lanzar discursos que motivan a un muerto y lo que se quiera. Un mero tropezón de guion hace posible que se pase de la genialidad a la idiotez en un suspiro. Barbrow (Paul Giamatti) es la gran incorporación al elenco de la segunda temporada. Se trata de un actor de Hollywood que llegaba con credenciales de sobra. Está formando equipo en la ficción con una Merche (Macarena Gómez) borracha de poder.
Hasta el momento, cumple como multimillonario con tintes extravagantes. A ratos, parece un alter ego de Álex de la Iglesia en pantalla. Por ejemplo, cuando se pone a dirigir una partida de rol. Pero los verdaderos máster son los creadores de la ficción. De su escritura depende que el personaje acabe siendo memorable, incluso vencedor, o que falle miserablemente y se quede en potencial. Mejor si es lo primero.

Que mejore el encaje de Haruka
Najwa Nimri tiene en Haruka un personaje hecho a su medida. Responde a lo que el espectador espera de la intérprete en televisión: mordaz, algo sobradilla, con un toque choni… Junto al Antonio de Javier Bódalo conforman la pareja más freak de la segunda temporada de la serie. Sin embargo, hasta ahora, hay algo que no termina de encajar.
La inconsistencia ha sido un problema de Haruka desde el inicio. Se trata de una youtuber con más de 100K de seguidores que hace vídeos sobre ocultismo en el terreno. En su primera aparición, acaba combatiendo con la bruja de Pedraza cual ninja, con esquivas dignas de Warrior. Molar, mola, pero sentido poco. Antes, su compañero había muerto delante de ella y parecía afectada, pero luego está como si nada. Su humor, en general, acaba favoreciendo a Antonio más que al propio personaje. Esto se debe a que la encarnación del chaval, trastornado a más no poder, se ve natural en su histrionismo frente a la cierta sobreactuación de la influencer.
En la trama, la creadora de contenido cuadra a la perfección. De la Iglesia y Guerricaechevarría siempre han sabido trasladar correctamente las referencias a ser fan de algo en pantalla. Ella es una contraparte directa a Cavan de El día de la bestia. Es en el tono de los personajes y en cómo este se adapta de su normalidad a la situación loquísima en la que se ven inmersos la principal diferencia entre ambos. Quizá el histrionismo de Haruka era lo que se buscaba desde producción, pero la tecla rechina. En todo caso, no parece culpa de Nimri, sino de las indicaciones sobre cómo debía encarnar su papel. Que este importante rol acabe encajando con armonía en el todo sería una de las mejores noticias de la recta final de 30 monedas.

Más fantasía, gore y rol
La ficción de HBO es un festival de referencias fan multimedia. Lovecraft está ahí, por ejemplo, no solo a través de temas, sino de los elementos de rol que se inspiraron, entre otros juegos, en La llamada de Cthulhu. Cronenberg, Hellraiser, Alien, Sam Raimi y mitología cristiana han desfilado capítulo tras capítulo. Tanto en la Tierra como en el infierno, 30 monedas ha abrazado sin pudor su lado más fantástico y solo cabe esperar que la apuesta se aumente de cara a final de temporada.
También ha habido momentos para el gore. Los efectos especiales combinan métodos tradicionales y postproducción a la perfección, al menos para el público objetivo de la serie. Un animatrónico de toda la vida y destripes hechos con maquillaje son detallitos que retrotraen a viejos tiempos, que en la cabeza siempre son buenos. Por último, el rol ha cobrado importancia a través de la brujería de Barbrow. En muchas ocasiones ya se había visto cómo los personajes tomaban decisiones como si estuvieran en una partida, esperando a ver si les salía bien o no la tirada. El quinto episodio envida doble y hace el asunto literal. Así, la tendencia de terror fantástico es una que convendría seguir hasta las últimas consecuencias.

Que el desenlace sea un despiporre pero con sentido
Producciones como 30 monedas tienden a finales en los que las pulsaciones aumentan tanto que se pierde el norte. Ya pasó, de forma limitada, en la conclusión de la primera temporada. Tanto ritmo se metió que el resultado fue algo atropellado. De la Iglesia genera situaciones, contextos y mundos de enorme interés. La serie es su gran obra al respecto. Tras ella está la intención no de hacer reflexionar, sino de divertir, como ha declarado en diversas ocasiones.
Dentro de ese ánimo bufo que es lo que hace que la serie merezca la pena, existe el riesgo de que la espectacularidad se imponga a una escritura fina en el final de esta segunda entrega. La cadencia de esta ha sido distinta a la anterior, con la recolección de monedas completa y un villano clase mago con dinero infinito. Hasta ahora el asunto se ha llevado con acierto, lo prometido al fan. A quien no lo sea, se siente. Cómo no querer que el crescendo de esta recta final de temporada de 30 monedas desemboque en un golpe de batuta a la altura de una ficción que sigue destacando en la parrilla actual.