¿Las pasiones se apagan? ¿Y se acaban? Todo eso que un día nos hacía sentir con intensidad, emocionarnos, reír y llorar hasta quedar sin aliento… ¿Se puede ir? Llevo tiempo preguntándomelo, sin querer responder, imagino que por miedo a que lo que salga de mí sea una afirmación.
A veces, cuando intentamos algo con todas las ganas del mundo y erramos, una y otra vez, una y otra vez, la llama se va apagando. No porque no queramos alimentarla o cuidarla, sino simplemente porque no entra el aire suficiente como para que el fuego se mantenga. Es entonces cuando más tenemos que aferrarnos a lo que amamos, aunque sea cuando más nos cueste. Y es entonces cuando una mano amiga, una idea o una nueva voz pueden aparecer y disipar todas las dudas.
Eso es Fan Service para la que escribe. Una nueva oportunidad de reconectar con lo que me ha hecho sentir alguna vez: el cine, la música, el periodismo, escribir, leer, investigar, Clint Eastwood, ‘Perdidos’, los documentales bélicos, la sonrisa de Mahershala Ali, las historias de Pedro Almodóvar y de Xavier Dolan, la emoción de un nuevo capítulo de ‘Juego de Tronos’, un concierto de Morat, una alfombra roja, una crítica, una entrevista… La vida.
También es una oportunidad de reconectar con un grupo al que siempre he pertenecido y que, generalmente, es olvidado o juzgado: los fans. Comunicar sobre lo que importa, ir un paso más allá y no buscar el clic fácil. Disfrutar escribiendo para que vosotros disfrutéis leyendo. Y construir, que me encanta esa palabra, una comunidad en la que compartir pasiones, que a veces se desgastan pero nunca se agotan, con la seguridad de que no hay juicios ni menosprecios. Sólo personas que aman lo que hacen y lo que les hace sentir con fuerza.
Arranca una aventura que, por fin, me emociona. Y que, casi sin empezar, ya me ha dado las respuestas que buscaba: lo que nos hace sentir, no se acaba. Sólo tenemos que reconectar con ello y con nosotros mismos.