El reflejo de Fausto en los villanos de ‘Indiana Jones’

El gran mito alemán ha sido una inspiración, consciente o no, para muchos enemigos de Indy.
Toth es un villano de Indiana Jones que recuerda al mito de Fausto

Desde sus primeras iteraciones en la temprana Edad Moderna, Fausto se ha alzado como uno de los mitos más recurrentes en occidente. La influencia de la leyenda, cuyo relato ha tomado multitud de formas, se puede ver en infinitud de obras posteriores. Esa idea de un hombre en busca de un poder terrenal infinito a cambio de su propia alma caló y adquirió un carácter fundacional. Los ejemplos de la influencia de la historia se puede ver por ejemplo en ese diablo en el cruce de vías con el que pacta el bluesman. También en esos villanos de Indiana Jones que, siendo eruditos, buscan en lo mágico la grandeza en este mundo sin importar nada más.

Aviso spoiler de 'Indiana Jones'

La ciencia junto al mito, la base del juego de Indy

Fausto tiene varios orígenes directos que entroncan lo histórico con lo mítico. Johann Georg Faust vivió entre finales del siglo XV y principios del XVI. Su dedicación itinerante a la alquimia y la magia le hizo pasar al legendarium popular casi al instante. Así, surgieron relatos que contaban que realizó un pacto con el diablo para adquirir conocimientos y placer a cambio de ceder su alma al morir. El asunto se expandió y llegó incluso a Inglaterra de la mano de Christopher Marlowe.

Desde entonces ha sido representado como un erudito harto de no poder avanzar por métodos humanos en su búsqueda del saber completo. Aburrido, se encuentra con el demonio Mefistófeles al que pide, o que le ofrece según la versión, la gloria terrenal a cambio de llevarse su alma al cabo de un tiempo. Antes de Goethe, que cambia el trato haciendo que el diablo venza cuando el sabio encuentre la realización total, Fausto siempre acababa en el infierno. El romántico, sin embargo lo redimió.

Se puede ver en el personaje, llevado a teatro, prosa, verso, ópera y más, esa pugna renacentista del hombre contra Dios. Se contempla en él influencias previas, como la de ese Prometeo que se revela contra Zeus para dar el fuego al hombre y acaba condenado eternamente. Por ello hay temas que comparte con el Frankenstein de Mery Shelley. Indiana Jones se ubica también en un punto de base científica que entra en el terreno de lo sobrenatural. El ego del investigador o la tentación de un poder incontrolable son elementos básicos de la franquicia de George Lucas.

Indiana Jones y sus enemigos, dos caras de un mismo Fausto

No solo buena parte de los malos de esta saga de aventuras se miran en el espejo de Fausto, también el propio Indy. Pero si los primeros responden a las versiones clásicas, en que el erudito acaba condenado, el protagonista lo hace más a la de Goethe, que lo redime a través de la figura femenina.

Belloq y Arnold Toht

En busca del arca perdida cuenta seguramente con el mejor dúo de villanos de la franquicia. Belloq es la contraparte directa de Indiana Jones. En su rivalidad hay juego de clase alta, un reto basado en que al final acabaran saliendo del lío en el que se hayan metido. Pero el francés es más refinado, más orgulloso y más ambicioso. Es lo que sería Indy de no tener la moral inevitable en cualquier personaje principal de una película para toda la familia.

Toth, para empezar, es nazi. Por tanto, encarna un mal irredento. No es un Fausto curioso como Belloq o Indy, sino uno fanático. Quiere el arca perdida para el Führer y para él mismo. En ningún momento se plantea qué consecuencias tiene desatar un poder inconmensurable.

Indiana acaba, en buena parte gracias a la influencia de Marion, renunciando a su curiosidad. Elige vivir un día más y no mirar. Comprende, justo a tiempo y junto a una mujer, que tiene redención. Es el Fausto de Goethe y lo seguirá siendo en la saga. Belloq cae porque opta por saciar su ego y Toth porque no había otro final posible. A ambos se los lleva el diablo, el arca, por haber querido sentirse dioses a pesar de ser meros humanos.

La doctora Elsa Schneider y Walter Donovan

Mientras que en El templo maldito la saga tomaba su vertiente más fantástica, de nuevo con un personaje femenino que sirve como redentora, el La última cruzada vuelven los villanos tipo Fausto. La doctora Schneider es un reflejo totalmente directo. Parte de la Alemania nazi, es a la vez una mala y el interés romántico del protagonista.

Elsa permite un juego interesante en el que Indy intenta ser la Gretchen de Goethe, esa persona que salva al erudito venido arriba de acabar en el infierno. El desenlace muestra que el héroe ha evolucionado y ya se sabe aquello de que un gran poder conlleva una forma horrible de morir. Como Fausto, Scheneider es alemana, inteligente, gris y acaba en un abismo infinito.

Donovan carece del factor intelectual de Indy o Elsa, pero busca el poder de la inmortalidad. Porque Fausto no solo iba tras el conocimiento, sino también a por el placer. Goethe unió ambos conceptos en «un momento de realización plena». Ese sentido vivencial del mito es el que encarna el traicionero personaje.

Irina Spalko

Aunque se le considere la peor de la saga, hasta innecesaria, El reino de la calavera de cristal tuvo una gran villana en Irina. La soviética es tanto doctora como coronel y lidera un equipo de la KGB. Puede lucirse en el cuerpo a cuerpo tanto como Indy. Asimismo, según afirma posee ciertos poderes mentales. Un guion que no asumió que el protagonista había envejecido y que tendió a los excesos provocó que el recuerdo de la rusa interpretada por Cate Blanchett.

En su búsqueda de aliens y artefactos creados por estos que permitan el control mental a la URSS, acaba logrando su objetivo al descubrir el Dorado. Al igual que sus anteriores homólogos, cae ante él. Spalko, sin embargo, sí que reconoce querer un saber supremo. Grita a las entidades que quiere conocerlo todo. Reclama lo mismo que Fausto y lo obtiene de una entidad superior a lo humano. La diferencia es que a ella el asunto le dura muy poquito.

Jürgen Voller

Este alter ego de Wernher Van Braun sigue siendo nazi a pesar de que viva en 1969 y fuera responsable del éxito del programa Apolo. Mientras los jóvenes lo flipan con los Beatles o el Space oddity de Bowie, él está obsesionado con una reliquia. El dial del destino es el nombre del artefacto y de la película en que sale este villano.

A diferencia de anteriores malvados, Voller tiene un enfoque poco místico. Es físico de profesión y pragmático de vocación. No busca un poder inconmensurable para provecho propio, sino que está entregado al Reich. Ahí se aleja del mito de Fausto. En cambio, sí que tiene la megalomanía propio de lo fáustico. De hecho, quiere nada más y nada menos que matar a Hitler para que sus errores no acabaran con la derrota alemana.

En el desenlace se puede comprobar que, como Indy, duda. Está a punto de aceptar que puede estar equivocado, aunque le puede el ansia de triunfar. Después es capaz de intentar dar marcha atrás para sobrevivir. De esta forma es el menos fáustico de los villanos de Indiana Jones, tras un Mola Ran que no tiene nada en común con la leyenda alemana.

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Redacción Fan Service
27/09/2023
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