Hay algo en la combinación de relatos cortos e historias de terror que simplemente toca una tecla perfecta. Y perfectamente atemporal. El ritmo, el suspense y los giros finales hacen que estas breves narraciones te mantengan en vilo y te atrapen de una forma muy particular. No hay como un día de tormenta, con la lluvia y las ramas arañando la ventana, o una noche silenciosa al abrigo de las sábanas, para dejar que la tinta sobre el papel te acelere el pulso y erice el vello de la nuca como un susurro helado en la piel. El otoño es la época perfecta para degustar lecturas escalofriantes, pero con estos relatos de terror clásico que han hecho historia, cualquier día del año puede ser Halloween.
El corazón delator, Edgar Allan Poe
Por supuesto, el maestro del terror que escribió el poema El cuervo debía figurar en esta lista. En realidad, prácticamente cualquiera de sus Narraciones extraordinarias es apta para una velada de terror gótico, que podría componerse de relatos de Poe y nada más. Berenice, La caída de la casa Usher, El gato negro, La máscara de la muerte roja… Su repertorio es casi infinito. Pero si algo distingue a El corazón delator es que tiene un discurso propio que deja un gran impacto en una primera lectura. Quizás sea el retorcido punto de vista de un asesino, la sensación de que alguien te analiza y observa o la creciente tensión del cazador que teme ser cazado. Todos estos elementos contribuyen a crear una atmósfera obsesiva y siniestra que se va cerrando sobre el protagonista hasta llevarlo al extremo de la psicosis.
El fantasma perdido, Mary Eleanor Wilkins
Esta historia de principios del siglo veinte habla de casas encantadas habitadas por espíritus. Una familia se muda a un edificio en el que se han presenciado fenómenos paranormales, lo que impulsa a Mrs. Meserve a narrar sus propias experiencias de apariciones fantasmales. Cuando era una joven estudiante, se fue a vivir a una casa en la que había un huésped de más: una niña muerta. La presencia de este espíritu esconde un pasado macabro con un desenlace trágico. Aunque tenga un trasfondo siniestro, el tono del relato es más bien melancólico, por lo que es una buena opción para las personas que quieran leer una narración fantasmagórica sin renunciar completamente al sueño.
El guardavía, Charles Dickens
La mente que ideó Oliver Twist y Cuento de Navidad también concibió un relato de terror clásico imprescindible para amantes del género. Más concretamente, Charles Dickens publicó El guardavía, originalmente The signal-man, en el año 1866. Un hombre conoce a un solitario guardavía que vive en una franja oscura y húmeda junto a un túnel. Este personaje se encuentra atormentado por una visión que advierte de un peligro, pero ignora cuál es o cuándo llegará. El relato aborda el terror psicológico a través de los presagios y las palabras que se repiten, la anticipación de la tragedia que acecha en la boca de un oscuro túnel y la indefensión de un trabajador confinado en una trampa letal que, probablemente, lo terminará devorando.
El hombre de arena, E.T.A. Hoffmann
El hombre de arena o Der Sandmann es una de las obras estrella del escritor y artista alemán conocido como E.T.A. Hoffmann. A principios del siglo diecinueve, en la primavera del Romanticismo y la literatura gótica, nace este relato que ha sido analizado por su simbología y complejidad psicológica. El mismo Freud teorizó sobre él en un ensayo titulado Das Unheimliche.
La narración sigue los pasos de Nathanael, un joven marcado por la prematura y extraña muerte de su padre. En su historia hay repeticiones, miles de ojos que observan, autómatas antropomorfos y sonrisas siniestras que provocan pesadillas. También se mezcla el folklore con la personificación de Sandmann, una figura mítica que parece perseguir al protagonista en sus más oscuros episodios. Otro tema central es el del valle inquietante, donde algo de apariencia humana exhibe algún elemento discordante que genera rechazo e incomodidad. Estos ingredientes, unidos a las obsesiones y traumas de Nathanael, componen la receta perfecta para una lectura que pone los pelos de punta.
El Monte de las Ánimas, Gustavo Adolfo Bécquer
El famoso autor de las Rimas y leyendas publicó en 1861 este relato plagado de fantasmas y telas espectrales. En él, la noche de difuntos trae consigo la maldición del Monte de las Ánimas, donde una encarnizada batalla entre templarios y nobles de Soria dejó un rastro sangriento. La historia suena a campanas que tañen solas, aullidos de lobos, maderas que crujen de forma siniestra y puertas que se abren precediendo pasos invisibles. La pluma de Bécquer retrata a la perfección ese terror clásico de las noches hechizadas, en particular la de las ánimas, que coincide exquisitamente con Halloween.
El papel pintado amarillo, Charlotte Perkins Gilman
The yellow wallpaper, traducido al español como El papel de pared amarillo, El papel amarillo o El papel pintado amarillo, es un relato corto de la socióloga y escritora norteamericana Charlotte Perkins Gilman publicado por primera vez en 1892. La autora plasmó en sus líneas partes de su experiencia al ser sometida a un tratamiento médico asfixiante e inhumano, una forma de violencia clínica que muchas mujeres de la época tuvieron que soportar. De ahí que, además de ser un relato de terror psicológico muy conocido, esta obra se haya labrado un lugar en el ámbito de la literatura feminista.
En un entorno de aislamiento forzoso y paranoia, la protagonista expresa en su diario los horrores de verse encerrada en una habitación con barrotes, obligada a renunciar a cualquier tipo de actividad o estímulo. En esas páginas que escribe a escondidas de su marido, se aprecia cómo va aumentado su obsesión por el papel amarillo que cubre las paredes de la estancia y la atormenta de las formas más horripilantes hasta deformar su percepción de la realidad.
La leyenda de Sleepy Hollow, Washington Irving
Esta historia de un jinete sin cabeza ha recibido un gran número de adaptaciones, como la película de 1999 dirigida por Tim Burton. Sin embargo, el relato original fue publicado en 1820, en una colección de 34 textos del escritor romántico Washington Irving El texto acompaña a un profesor llamado Ichabod Crane en su estancia en Tarry Town. Este asentamiento se encuentra en el valle Sleepy Hollow, un lugar aparentemente encantado donde moran espíritus como el terrible jinete decapitado. Entre susurros, cuentos junto a la chimenea y cascos espectrales que cabalgan bajo la luna, estas tierras prometen una noche escalofriante.
La lotería, Shirley Jackson
Este relato corto de 1948 pertenece a la autora de La maldición de Hill House, la novela de terror que originó la serie homónima de Mike Flanagan. En La lotería, Shirley Jackson retrata la atrocidad de las tradiciones que se siguen ciegamente, por el único motivo de que las cosas siempre se han hecho así. La narración se sitúa en una población estadounidense donde se celebra anualmente un ritual llamado «la lotería». Todos los habitantes acuden al evento, y las conversaciones son mundanas, pero hay quienes actúan con nerviosismo, y se respira en el aire una tensión difícil de describir. La pregunta más evidente es: ¿de qué trata realmente esa lotería? Para descubrir la respuesta, hay que leer la historia hasta el final.
La patrona, Roald Dahl
Roald Dahl es conocido por escribir historias como Charlie y la fábrica de chocolate o Matilda. No obstante, en 1959 publicó en la revista The New Yorker este relato corto de terror originalmente llamado The landlady.
El joven Billy Weaver se muda a Bath y encuentra un alojamiento muy barato en la casa de una mujer de mediana edad. La patrona parece amable y risueña, pero Billy pronto comienza a reparar en algunos detalles extraños en la vivienda y su historial de huéspedes. No tardará en descubrir que las apariencias engañan, y lo barato, a veces, sale caro. Una lectura breve e inquietante que concluye esta lista de relatos clásicos de miedo para una velada de terror estremecedora.