El día que ‘Rick y Morty’ cerró su gran arco principal a mitad de temporada

Un episodio que nos ha dejado ricktónitos.
Rick Prime y Rick C 137 en Rick y Morty

Imagínese que en mitad de Infinity war (ojo porque vienen spoiler variados), en una escena de transición, de repente los Vengadores se cargan a Thanos. Que James Bond consigue librarse del malo de turno y resolver la situación cuando quedan dos horas de película. O que una refriega con los caminantes blancos en medio de una temporada de Juego de tronos conllevara el deceso del Rey de la noche. Es lo que ha pasado con Rick y Morty 7×05. Un episodio a mitad de la séptima entrega de la serie que ha cerrado el conflicto entre el Rick protagonista y el Rick Prime. Es decir, el arco principal de toda la ficción.

Una especie de final anticipado

La serie de Dan Harmon y, hasta este año, Justin Roiland ha estado dando tumbos desde hace un par de temporadas. No es que vaya en piloto automático, simplemente ya ha perdido el choque que provocaba al principio. Además, ha tendido a liarse entre lo episódico y lo metaargumental. El epítome de esto ha sido el Rick y Morty 7×05.

La séptima temporada estaba siendo algo extraña, con capítulos reflexivos como el de los espaguetis o absurdos como el de la mezcla de mentes de Rick y Jerry. Nada hacía esperar que el ecuador fuera a ser la lucha final entre los dos Ricks más poderosos.

Para resumir, por si hay fallos de memoria, el Rick prota es del universo C-137. Rick Prime fue el primero en descubrir las pistolas de portales. Odiaba a su familia y pasó de ella, lo que le llevó a pensar que todos los Ricks debían hacer lo mismo. Cuando el Rick protagonista no siguió sus pasos, el Rick Prime mató a su familia. Tras años de frustrada venganza y crear la Ciudadela, acabó yendo al universo Prime. Ahí empieza la serie. El hecho es que ambos son enemigos mortales.

Una venganza acabada cuando nadie lo esperaba

Para Rick C-137, ningún objetivo podía equipararse al de matar a Rick Prime. En el capítulo 7×05 le llega su mejor ocasión. Morty malvado, cuya capacidad supera a la de los Ricks, decide ayudarle a completar su venganza para que le deje en paz. Acompañados por el Morty protagonista, que también es el Prime, atacan la base del antagonista principal de la serie.

Este ha conseguido crear un aparato que destruye todas las versiones de un ser. Sigue una lucha salvaje en la que Rick Prime acaba atrapado. La ficción sorprende totalmente cuando hay un final cerrado. Rick C-137 mata a su archienemigo a puñetazos. El shock se comparte con el personaje principal. Se trata de un episodio trepidante y que juega conque nadie lo esperaba.

Hay vida más allá de vencer

Harmon siempre ha jugado a trastocar la narrativa tradicional. En Community ya lo consiguió con un Remedial chaos theory. Aquí lo ha explotado hasta la extenuación, pero en esta ocasión ha optado por darle un tono de veracidad total. Nadie elije cuando ocurren algo. Esta decisión no la tomó solo, sino junto a Scott Marder, showrunner. El episodio, además, lo escriben Albro Lundy y James Siciliano.

Marder tiró de la sensación que le dejó Succession al realizar también una muerte cuando, aparentemente, no tocaba. El productor aduce, además, que cabe preguntarse qué hace un héroe o antihéroe después de cumplir su gran meta. Cómo le afecta eso psicológicamente. Tal exploración del personaje, desde un punto de vista divergente frente a la mayoría de ficciones, cuadra con la experimentación que tanto realiza Harmon.

Además, el creador señala que la alianza con Morty malvado es similar a las que se podían ver en The wire. Pactos entre personajes complejos cuyo bando podía variar según la situación. Cualquier secundario podía tornarse en clave en cualquier momento. Eso es lo que ha querido replicar aquí, con acierto. Asimismo, deja a esta versión de su nieto al mando del arma que destruye todas las versiones. Una espada de Damocles que le permite seguir con su dinámica de «autodestrucción», según Harmon.

El futuro está en lo episódico y en la evolución de personaje

The Mandalorian ha demostrado lo que le pasa a una serie episódica cuando decide apostar por una metatrama. El descenso de la ficción de Star Wars se ha debido en buena medida a perder el foco, enredándose más de la cuenta. Rick y Morty ha sufrido en buena medida el mismo sino. La diversión pura de ver un capítulo suelto se fue difuminando.

Ambas han dejado todo listo para volver a la fórmula de la aventurilla. Es inevitable que interaccionen con los grandes eventos de sus universos. Sin embargo, en lo que toca a la acción principal de los episodios el camino es que funcionen por sí mismos.

Además, Rick C-137 ha quedado en una posición de gran interés al respecto. Su evolución mental hacia volver a ser un hombre familiar, a aceptar lo que quiere, está por completarse. Para ello no necesita arcos largos, epopeyas. Le basta vivir aventuras con sus nietos, sus hijas o su yerno. Todavía no resulta claro si el futuro de Rick y Morty es posible o si la fórmula está amortizada. Sin embargo, cerrar el gran conflicto contra otros del protagonista permite que haya esperanza. No en vano, el motor narrativo de su autodestrucción se intuye más poderoso que el que le lleva a destrozar a sus enemigos.

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