Tanto el suspense como la ciencia ficción y la fantasía gustan mucho del giro de guion. Segundos en los que todo pega un vuelco y se busca sorprender al espectador. Si se ejecuta bien, todo va como la seda. Porque no faltan creadores, como Christopher Nolan, que cubren sus carencias con continuas curvas argumentales de dudoso sentido. Sea como fuere, el recurso narrativo en el que se centra este artículo es un tipo concreto de ensoñación. Porque estos capítulos, series y películas van de aventuras imaginadas y vidas soñadas en un instante que se prolonga.
Ya sea porque se han echado una siesta en la que sueña vivencias extraordinarias o porque están evadiendo el hecho de estar muriendo, los protagonistas de estos relatos audiovisuales toman involuntariamente la vía de imaginarse la realidad. Hay ejemplos variados y por agilizar hemos dejado sin incluir obras que podrían estar en el listado perfectamente. Por ejemplo, Origen, Los Serrano, Playset (Blackmirror) o la versión de turno de Alicia en el país de las maravillas, cuyo original sí está en el repaso literario similar a este.
Sobra decir que si ves el título de algo que quieres ver sin mácula, mejor pares de leer.
La última tentación de Cristo
Martin Scorsese tiró de la polemiquérrima novela de Nikos Kazantzakis para dar rienda suelta a una de las típicas rayadas italoamericanas: la del cristianismo. Por suerte, el resultado es una peculiar muestra de cinematografía ochentera liderada por Williem Dafoe. También aparecen Harvey Keitel como Judas Iscariote (el malo) o David Bowie en el papel de Poncio Pilatos.
Lo que levantó revuelo en la novela es lo mismo que hizo de esta película sobre vidas imaginadas en el momento de la muerte igual de polémica. Se da una visión más o menos canónica de Jesús hasta que este está en la cruz y recibe una, claro está, última tentación de un ángel. Adivinar cuál es fácil, pero el mesías duda y acaba viviendo toda una vida como hombre normal. Primero se casa con María Magdalena, tras morir esta forma una familia con las hermanas de Lázaro, María y Marta, y finalmente acaba enfrentándose a su decisión. Por suerte para él, se arrepiente y quiere ser el salvador de nuevo solo para descubrir que seguía en la cruz.
El carnaval de las almas
Dirigida por Herk Harvey, protagonizada por Candace Hilligoss y basada en un relato de Lucille Fletcher, esta película de 1962 se puede tomar como una de fantasmas de tipo «estaban muertos todo el rato» o en el de las alucinaciones para escapar de la muerte. Ambas interpretaciones, como en varios miembros de esta lista, son viables. Formalmente ha dejado mucha huella, inspirando a tipos como David Lynch. Su atmósfera opresiva se logra a través de recursos de bajo presupuesto, pero marcó época y la alzó al estatus de obra de culto.
El caso es que la pobre Mary y sus amigas sufren un accidente al inicio de la película. Ella se salva sin saber cómo y comienza a ver un ente fantasmagórico en su huida a un pueblo de Kansas. Atraída a una feria, acaba descubriéndose que la mujer había fallecido al caer su coche del puente. De esta forma, nosotros vamos con la teoría de que todo lo que le ocurre es una aventura imaginada en el momento de su muerte. Un instante que se extiende hasta que los espectros que la persiguen la acaban alcanzando, acabando con su onírica experiencia. Tal desenlace seguiría el recurso que popularizó el relato escrito en que se basa la siguiente propuesta.
La rivière du hibou
Ganador de la Palma de Oro en Cannes en 1962, del Oscar a mejor cortometraje en 1964 y posteriormente parte de La zona desconocida, esta pieza de Robert Enrico es una adaptación perfecta del relato de Ambrose Bierce llamado El incidente del puente del Búho. Publicado en 1890, trata de un civil confederado condenado a muerte que aparentemente se salva al romperse la soga con que le cuelgan. Sigue una pequeña aventura en la que el esclavista logra llegar a su hacienda solo para descubrir que todo lo ocurrido desde que le tiran del puente hasta ese momento era fruto de su imaginación.
Enrico juega con la ausencia casi total de la palabra durante algo más de 20 minutos. Gracias a ello y al juego de planos y velocidad de cámara, logra generar una tensión que se puede palpar. Leyendo el original y viendo el corto, solo queda reconocer la buena labor del francés. Además, con el tiempo se volvió una verdadera inspiración para otros cineastas, ya que conocieron el concepto creado por Bierce a través del director galo.
Brazil
La mejor película de Terry Gilliam, el americano de los Monty Python, es una oda contra la burocracia. Descorazonadora, imaginativa y gris, Brazil actualiza 1984 con la visión particular del director y del año que le da nombre. Pero es el desenlace de este film el que hace que esté en este listado de ficciones basadas en imaginarse una realidad que no es. En este caso, la referencia clave vuelve a ser El incidente del puente del Búho. Cabe resaltar que forma parte de la informal trilogía de la imaginación del artista, junto a Los héroes del tiempo y Las aventuras del barón Munchausen. En la primera cabe reseñar que también podría usar el recurso de «todo era un sueño». Así, es miembro honorario de esta lista.
El caballero verde
Uno de los mitos artúricos con más recorrido sirvió de inspiración a David Lowery para crear su El caballero verde. Un film que da la sensación de pertenecer a otra época del cine, a la del Hollywood obsesionado por las leyendas y la testosterona. Sin embargo, actualiza esta forma de film y crea un ambiente excepcional, repleto de misterio y aromas de trascendencia. Las desventuras del servidor de Arturo siguen lo establecido por el canon, con añadidos pero de forma reconocible, hasta llegar a un clímax en el que se usa una elongación temporal y surge una vida imaginada que, a su vez, llevará al joven Gawain a tomar la decisión de asumir o no su destino.
Mulholland drive
El propio Lynch, buenazo como es, concede que cualquiera que sea la interpretación que se de a esta obra es buena. Quizá su mejor película, Mulholland drive admite la teoría de que todo lo que se ve en el arco inicial es un sueño o alucinación del personaje de Naomi Watts, Diane Selwyn. Su descenso a la locura y la culpa por tomar una decisión extrema serían los motivos que la llevan a crearse un mundo digno de ficción que, evidentemente, lo es. La genial escena del teatro, poco antes del cambio de tercio, apunta a esto y guía a una transición elegante.
Puhoy/Holamohada (capítulo de Hora de aventuras)
Casi una transcripción a la animación de la leyenda china El mundo en una almohada, Puhoy u Holalmohada es uno de los mejores episodios de Hora de aventuras. La serie de animación infantil de Cartoon Network es también digna, en muchas ocasiones, del público adulto. Así lo demuestra en esta ocasión. La entrega se centra en la construcción de un fuerte de almohadas por parte de Finn.
Dentro de él se transportará a un mundo paralelo habitado por gente almohada cuyo saludo habitual da título al episodio. El humano se adapta a esta nueva realidad y no logra escapar. De esta forma crece, se casa y tiene hijos. Finalmente, siguiendo el argumento de la leyenda china referida, acaba muriendo. Es ese momento despierta de una siesta. A diferencia de Alicia tras visitar el país de las maravillas o del relato de la dinastía Tang, el chaval no recuerda nada.
Life on mars
Esta serie británica es una relativa desconocida pero brilló con fuerza a mediados de la primera década de los 2000. De la BBC, Life on mars vio cómo se hacían versiones de ella en Estados Unidos o en España, donde se llamó La chica de ayer. Se trata de una producción de detectives cuyo episodio a episodio es el habitual. Sin embargo, el trasfondo se basa en que el protagonista ha viajado en el tiempo tras un accidente de tráfico, de principios del tercer milenio a los años 70.
Aparte de llevar a la perfección los choques culturales y procedimentales, deja dudando al espectador sobre si realmente se ha dado un viaje en el tiempo, si se trata del más allá, si es una vida soñada en la convalecencia o si es una elongación del momento en que el prota muere. Cada versión nacional da su respuesta, pero la original es la que lo hace con más acierto. Después, para dar todas las explicaciones, llegaría Ashes to ashes, de igual premisa pero en los 80. Como se ve, son canciones de Bowie las que dan título a las producciones y parece que los creadores están intentando resucitarla.
Tránsito
Más al uso que el resto de los miembros de la lista, Tránsito se acerca a las vidas soñadas en un instante a través del suspense tan visto en los últimos años. Origen, Shutter island, Perdida… El cine de giros y laberintos argumentales ha estado a tope con mayor o menor suerte. El caso de esta película es uno de clase media, entretenida sin más.
Cuenta con un plantel muy sólido, con Ryan Goslin como un hombre con intenciones suicidas que acude a su terapeuta, encarnado por Ewan MacGregor. Naomi Watts es la tercera pata del banco. El argumento recuerda mucho al de Detalles de una puesta de sol, relato corto de Nabokov. Mientras tanto, el recurso narrativo principal bebe, cómo no, de El incidente del puente del Búho.
La escalera de Jacob
Cerramos con una película bélica. De 1990, parte del equipo ha reconocido que está inspirada en El incidente del puente del Búho y La rivière du hibou, así como en pasajes bíblicos. De esto último viene el título. Protagonizada por Tim Robbins, La escalera de Jacob propone un drama ubicado en la guerra de Vietnam. De fondo hay una trama de conspiración sobre el uso de fármacos experimentales por parte del ejército sobre sus propios soldados. Esto es lo que lleva al personaje principal a acabar herido. Tras ello, drama generacional, trauma bélico y redención.