Uno de los cuatro únicos largos que ha hecho Víctor Erice, El sol del membrillo es un documental extraño. Siguiendo una estela de realismo total a la hora de reflejar la forma de trabajar del también realista Antonio López, lo onírico gana puntos al final del metraje. Un proceso, como el del pintor, tranquilo, contemplativo y solo apto para un estado total de calma.
Historia y sinopsis de El sol del membrillo
A finales de los 80 Erice iba a realizar u segmento en un programa documental sobre pintores españoles. Le tocó Antonio López, con el que fundamentó una relación relativamente cercana. Gracias a ello, y a que el gusanillo de esta arte plástica le picó gracias a un proyecto sobre Velázquez en el que trabajó ampliamente, en 1990 salió la idea central de El sol del membrillo.
El director quería hacer un film sobre López. Mientras acompañaba al pintor en el desarrollo de tres vistas de la ciudad de Madrid, este le contó que iba a pintar su membrillero. Asimismo, explicó que tenía un sueño recurrente sobre estos frutales. Erice cuadró inmediatamente una historia.
La también pintora María Moreno realizó labores de productora, claves para que el film de escasísimo presupuesto saliera adelante. Además esposa de López, aparece en el documental. En la hiperrealista muestra de cómo trabaja el artista deambulan, además de ella, las hijas de ambos. También amigos del protagonista, como el ya fallecido Enrique Gran.
En resumidas cuentas, durante unos 140 minutos se puede observar como Antonio López sufre para recoger en un lienzo la imagen de un membrillero atacado por el sol de la mañana de finales de septiembre y principios de noviembre. Un momento único, en torno al veranillo de san Miguel, que no logra reflejar. Finalmente, Erice mostrará el sueño del artista, poniendo un cierre onírico a una película que logró, entre otros, el premio especial del jurado en Cannes.
Cuándo ver El sol del membrillo
Aunque hayan gustado El espíritu de la colmena y El sur, El sol del membrillo es café para muy cafeteros. En ese sentido, responde más a lo visto en la reciente Cerrar los ojos. Comparte con ella la larga duración, el ritmo pausadísimo y una técnica audiovisual tan clásica como brillantemente formal. También la cuestión de la edad, de cómo esta afecta al arte y al artista. Es así un cine destinado para el fan más fiel del vizcaíno o para quien quiera una sesión en la que prima lo estético sobre lo intrigante o el movimiento.
Muy de moda últimamente, especialmente en Catalunya, el cine contemplativo representado por películas como Alcarrás está ganando adeptos. En cierto modo, Erice tiene más claro lo que quiere transmitir. Sin embargo, es muy probable que quien guste de este estilo disfrute de este film.
El sol del membrillo es una película de fin de semana. También para estar en un modo atento, especialmente en ciertas conversaciones centrales. Con todo, el relato no es snob, el lenguaje en su mayoría es accesible para todo el mundo. Asimismo, se ve a un López humano. El artista no es un dios, un ídolo en una torre de marfil, sino una persona más. Particular, intensa o cultureta, pero profundamente humana.