Sororidad, autonomía y maternidad consciente en los tres personajes sorpresa de ‘Dulces Magnolias’

‘Dulces Magnolias’ es una serie que, hasta su tercera temporada, ha huido de los personajes clichés, algo que siempre se agradece.
Personajes de Dulces Magnolias

Hay que empezar este texto por destacar que en Dulces Magnolias no hay, en general, personajes desarrollados siguiendo clichés o estereotipos. Puede que se parta de espacios comunes en su primera concepción, pero en la gran mayoría de los casos hay en ellos un matiz de carácter, una emoción concreta o simplemente un camino recorrido que permiten que se salgan de la norma. Dulces Magnolias es, por encima de todo, una ficción donde los personajes tienen vida propia. La buena construcción y la naturalidad de las interpretaciones hace que por momentos se sientan algo parecido a reales, que es una de las mayores virtudes que se puede decir de una figura de ficción. Y tal como sucede con las personas en la vida real, tres de estos personajes han sorprendido enormemente en las dos primeras temporadas. Qué gusto cuando esto sucede.


Aviso de spoilers de Dulces Magnolias

Noreen, el personaje más inesperado de Dulces Magnolias

Noreen, 'Dulces Magnolias'

Jamie Lynn Spears es la intérprete encargada de dar vida a Noreen Fitzgibbons, que nunca llega a tomar el apellido de su prometido, Bill Towsend. Las primeras impresiones pueden planear sobre lo que el espectador está acostumbrado a tener cuando se trata de personajes de este estilo. Es una joven enfermera que ha tenido un romance con un médico casado así que se presupone en ella dos caminos: bien el del egoísmo (villana de la historia) o bien el de la ingenuidad desmedida (secundario al servicio de la historia).

Con respecto al primero, puede sospecharse algo de maldad o como mínimo prepotencia. Y drama, mucho drama. Estas presunciones están ligadas también a las que tienen que ver con Dulces Magnolias, de la que puede adivinarse ese mismo drama. Tramas, escenas y personajes atadas al blanco o el negro, donde se suceden los gritos, las lágrimas y las sentencias. El espectador no tarda en darse cuenta de que lo que abundan en esta serie son los grises, en todos los sentidos, y que Noreen es uno de los que más matices tiene.

En un principio puede ser difícil empatizar con un personaje que, siguiendo un esquema simplista, ha roto la familia de la protagonista, pero la comprensión va llegando a medida que Noreen se va desarrollando. Lejos del egoísmo que puede suponerse, Noreen es tremendamente consciente de todo lo que ha sucedido y busca de algún modo conciliar todas las realidades contradictorias que se han presentado ante ella. No hay maldad en sus actos, sólo errores.

Tampoco hay prepotencia en su carácter, al contrario. Es tímida, se muestra avergonzada y reconoce esos errores, pero como es una persona consciente de las cosas sabe que arreglarlos en un corto periodo de tiempo no es sencillo, así que lo máximo que quiere es compensar los fallos de algún modo. Desarrolla una cercanía genuina con Kyle, por quien se preocupa honestamente. Muestra su apoyo incondicional a Ty, a pesar de que por parte del joven podría existir algo parecido a la enemistad. Quiere integrarse en Serenity, pero nunca busca forzar ninguna relación. No es excesiva, más bien lo contrario. Es silenciosa y tranquila, tierna, incluso.

Ni siquiera sus acercamientos a Maddie tiene que ver con el egoísmo. No busca sentirse mejor a través de ella, como mucho quiere transmitirle una disculpa sincera, porque tal vez no se arrepienta, pero sabe que ha hecho daño. Por eso la relación entre ambas termina siendo algo más que cordial: encuentran en la otra la bondad y la generosidad que no esperaban encontrar en una mujer a la que supuestamente deberían enfrentarse. Bien por la sororidad de Dulces Magnolias.

El segundo camino, el que podría haber presentado un personaje excesivamente ingenuo que se limita a dejarse llevar por una figura de autoridad (el médico mayor que ella), es el que se va descartando poco a poco, y seguramente el que más sorprenda, porque Noreen está lejos de dejarse llevar. Ha cometido errores, pero ha sido consciente de ellos, y cuando llega el momento de tomar decisiones lo hace desde la madurez, la responsabilidad y el autoconocimiento. También cuando tiene que plantarse y hacerse valer como persona, como mujer. Por eso le asegura a Bill que ella quiere trabajar, que ese hijo es cosa de ambos y que ella no va a renunciar a su vida por tener una con él. Este es seguramente el punto de inflexión del espectador con Noreen, que asiste asombrado a un golpe sobre la mesa que en los primeros compases de Dulces Magnolias, cuando uno pensaba que estaba ante una serie en la que se repetían los patrones establecidos, no podía imaginarse.

Noreen no es solo una enfermera que ha tenido una aventura con el médico, Noreen es un personaje construido y desarrollado, con sus propios deseos, miedos y evoluciones. Al servicio o no de la historia, lo cierto es que funciona muy bien como elemento de ruptura con lo que se espera. Especialmente cuando, tras darse cuenta de que no es feliz y de que no está viviendo la vida que desea, toma la decisión de romper su compromiso con Bill y marcharse de Serenity. Regresa más tarde, pero es también una decisión personal que no tiene nada que ver con ningún hombre o figura de control. Desea independencia, incluso de sus padres, y toma la decisión de poner su apellido a su hija. Todo esto, en una comunidad abiertamente católica (bastante libre de prejuicios y normas, hay que señalar también). Noreen es una sorpresa tras otra, un personaje que en absoluto esperas en Dulces Magnolias, que tampoco es la serie que, en general, esperas encontrar.

CeCe, una reinvención de la chica mala


CeCe, Dulces Magnolias

Si el personaje de Noreen es una reinvención de la tradicional figura de la joven amante, el personaje de CeCe hace lo propio con “la chica mala”. CeCe está cursando los últimos años del instituto de Serenity, es una chica popular entre el alumnado y no parece tener demasiada consideración por lo que está bien y lo que está mal. En los primeros capítulos de Dulces Magnolias, de hecho, la vemos enfrentarse a Annie, jugarle una mala pasada y darle la espalda por considerar que comparten interés por Ty, con quien CeCe quiere tener una relación romántica.

Pero a medida que transcurren las temporadas el foco del personaje cambia de dirección. Ya no importa tanto la relación con Ty como la relación consigo misma y su futuro, que de pronto toma otro color. El apoyo de Helen (lo importante que es tener referencias y figuras adultas de apoyo en la adolescencia) le hace comprender no solo que podría tener un futuro que no se espera, sino que merece la pena esforzarse para lograrlo. CeCe, que hasta entonces se había mostrado indiferente, se vuelve entonces responsable y decidida, trabajadora y profesional. Es lo que tienen los refuerzos positivos en forma de confianza y atención, que sacan lo mejor del resto.

Puede que este patrón sí se haya dado en otras ficciones, pero pocas veces antes el salto había sido tan sutil: CeCe no deja de ser una chica problemática, es que en realidad nunca lo fue. Poco a poco, además, el espectador descubre que es un miembro fundamental en su familia, pues mientras sus padres se dedican a trabajar, ella tiene que cuidar de sus hermanos pequeños. Parece hacerlo, además, con gusto, así que también se huye un poco del estereotipo de familia conflictiva, sobre todo después de entender que si su padre no apoya inicialmente sus aspiraciones no es por ser una mala figura paterna sino por miedo o inseguridad.

Y nunca deja de ser una adolescente. Su relación con Ty no va cayendo, por lo anterior, en el olvido, solo evoluciona hacia otro lugar. Cuando CeCe acepta ser la ayudante de Helen, apenas tiene tiempo para ver a Ty, pero sigue siendo una chica joven que quiere emociones así que sigue disfrutando de los paseos, los primeros besos y los mensajes.

Al menos, hasta que la relación que tiene con Ty deja de merecerle la pena. Como sucede con Noreen, cuando se da cuenta de que no está encontrando lo que espera, y de que está teniendo menos de lo que merece, decide romper con él. Tampoco en este caso es una ruptura dramática, solo tajante, un acto propio de un personaje lleno de determinación y energía como es CeCe. Para el final de la segunda temporada de Dulces Magnolias, ni nos acordamos de que la habíamos sentido, al principio, como la chica mala del instituto de Serenity, porque en realidad, a pesar de las primeras impresiones, nunca lo fue.

Helen, la mujer independiente que quiere ser madre


Helen, Dulces Magnolias

Las tres magnolias protagonistas de la ficción de Netflix se llenan de matices a medida que avanzan las temporadas, pero quizá el personaje de Helen es el más completo si hablamos en estos términos. También porque transita numerosos escenarios: desde ese apoyo a CeCe hasta su trabajo como abogada, a través del que ayuda a diferentes vecinos de Serenity, pasando por su relación con Ryan o Erik, incluso su relación con las magnolias, o incluso su relación con las hijas e hijos de las magnolias.

Helen es la única de las tres magnolias que no ha formado una familia al lado de un hombre y en parte por eso tiene más libertad de movimiento y por eso también puede ocupar todos estos escenarios. Por ello se presenta desde el principio como lo que es: una mujer independiente, que goza de una autonomía total, que va y viene sin dar explicaciones, que tiene su casa, su coche, su negocio propio y es feliz. Está satisfecha con la vida que tiene.

Desde el equipo de Dulces Magnolias se podría haber optado por que Helen fuera el estereotipo de mujer que renuncia a tener un vínculo o una familia, que prioriza su libertad y su independencia por encima de todo y que apuesta por vivir de esta manera hasta el fin de sus días. Hubiera estado tan bien como la decisión que finalmente se tomó: que Helen, con todo lo anterior y aun estando satisfecha con su vida, desea más que nada ser madre.

Así que el personaje significa otra ruptura de estereotipos: las mujeres pueden ser todo lo anterior (libres, independientes, autónomas) y además desear ser madres. Desearlo, además, sin la figura de un hombre al lado. Porque desear y disfrutar de los escenarios tradicionalmente atribuidos al género masculino no significa tener que renunciar al deseo tradicionalmente atribuido al género femenino. Ambas realidades pueden ser perfectamente conciliables incluso en personajes de ficción, donde a veces parece que sólo puedes tener una cosa o la otra, porque es más sencillo, porque los grises son más complejos que los blancos o los negros. Pero en Dulces Magnolias, como en la vida real, las mujeres son muchas cosas a la vez, a veces incluso cosas aparentemente contradictorias. Como en la vida real.

Resumen de la temporada 1 y 2 de Dulces Magnolias.

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