La capacidad de Taylor Swift de cantarle a lo universal y al detalle terminó por alcanzar a La La Land. Lo hizo con the 1, la canción que abría el inesperado folklore (2020). Los paralelismos entre tema y película, entre historia e historia, son tan evidentes que desde el momento en que el álbum estuvo en manos del público se han relacionado ambos elementos. Al principio con incredulidad, cómo era posible que Taylor lo hubiera hecho, a día de hoy con naturalidad. the 1 habla de todas las parejas del mundo que fueron y dejaron de ser, aunque podrían haberlo sido todo, así que habla de Mia y Sebastian, con ese talento que tiene Taylor para cantarle a las historias más personales de todo el universo.
the 1 y el amor que fue y no fue
Taylor Swift le canta al amor en the 1, pero es un amor visto desde la distancia, desde quien recuerda y no desde quien ama. O desde quien ama, pero al pasado. “Te voy a querer siempre”, le dice Mia (Emma Stone) a Sebastian (Ryan Gosling). “Yo también”, le responde él. Eso es the 1. Esa sensación de que esa persona era la persona, y entonces se la va a querer siempre, pero desde la distancia, porque, como Mia y Sebastian, toca despedirse.
La La Land hace pensar que se abandonaron, que se rindieron, que aceptaron demasiado pronto que lo suyo no funcionaría y entonces lo dejaron ir. Pueden extraerse otras conclusiones de la película de Damian Chazelle, pero esta es una de esas que ha torturado al espectador implicado en la película desde que esta se estrenase, allá por 2016. Si seguimos hablando de ella es porque está muy conseguido ese sentimiento de desear algo que sin embargo tienes que dejar ir porque así debe ser, exactamente lo que sucede en the 1.
“But we were something, don’t you think so?”. Pero éramos algo, ¿no crees?, canta Taylor Swift. Lo dejas ir, pero lo recuerdas desde la seguridad de que lo que tenías, lo que tenían Mia y Sebastian, era real, era de verdad. “And if my wishes came true, it would’ve been you”. Y si lo que se deseaba en ese momento se hubiera cumplido, que ese algo real llegase hasta el final, entonces hubieran sido las personas del otro. “Hubieras sido tú”, canta la letra de Taylor, y esa frase se puede leer en los ojos de Mia y en los de Sebastian. Son el the 1 del otro. Esa persona que era la persona.
El final de Mia y Sebastian: and it’s alright now


“And it’s alright now”, canta Taylor. Está bien ahora. Fue lo que fue, y tuvo que acabarse, y eran algo, pero tuvo que acabarse, y está bien, porque han seguido adelante y tienen otra vida con la que están bien. Es un mensaje en parte de resignación, en parte de concesión a uno mismo. Casi de perdón. Tuvo que acabar, pero quizá así es como tenía que ser, estamos bien.
Por eso en la mirada que se dedican en el último fotograma de la película no solo hay tristeza por lo perdido, ni tampoco el reproche sereno que canta Taylor (and if you wanted me, you really should’ve showed / si de verdad me querías, tenías que haberlo demostrado). Hay nostalgia, está el recuerdo de todo lo que tenían, parecen, de hecho, recordarlo todo en esos segundos. Hay orgullo por el otro, por sus caminos soñados, hay cariño y también hay seguridad. Eran la persona, pero está bien ahora. Apartan la mirada, se dan la espalda, bajan la cabeza, asienten y siguen con su vida.
Entonces resuena otra frase. But it would’ve been fun, if you would’ve been the one. Porque todo está bien ahora, pero hubiera sido divertido si hubiesen sido ellos, después de todo. Y surgen las preguntas: I persist and resist the temptation to ask you if one thing had been different, would everything be different today? Resisto la tentación de preguntarte: si una cosa hubiera sido diferente, ¿sería todo diferente hoy? Porque eran the 1, así que tal vez habrían podido llegar a serlo de verdad.
Pero, en fin, you know the greatest love of all time are over now (sabes que el amor más grande de todos los tiempos ya ha terminado) y you know the greatest film of all time were never made (sabes que la mejor película de todos los tiempos nunca se hizo). Porque tenemos esta película en la que Mia y Sebastian no terminan juntos, y aquella otra no son más que unos segundos que pasan rápido. Unos segundos en los que, ahí sí, la gran historia de amor terminó en final feliz.