¿A quién no le va a gustar un buen muerto viviente? El género zombi ha pasado de ser un nicho a flipar al gran público gracias a producciones como 28 días después, The last of us o The walking dead. Desde que George A. Romero creara el concepto moderno de comesesos resucitado el concepto ha gozado de multitud de variaciones en la ficción. En esta suerte de bestiario resumido categorizamos algunos de los tipos de zombies más populares en películas, series, videojuegos, novelas o cómics. Eso sí, atendiendo a sus características y no a su origen.
El zombi de Romero
Corrían los años 60 y un grupo de amigos se propuso hacer una película. Eran George A. Romero, John Russo y Russell Streiner. En un principio, quisieron crear una comedia de terror. Pero dándole vueltas al guion, pasaron de tener extraterrestres adolescentes a aliens que se alimentan de carne humana. Finalmente, surgió la idea de que fueran muertos resucitados los que persiguieran a una joven protagonista femenina. He ahí, el zombi moderno original.
Cadáveres reanimados por causas variadas que salen de la tumba para alimentarse de carne humana y transmitir su estado al pobre ser devorado. La mordedura es el método de contagio de su estado más habitual. Lentos, variados en su descomposición según de el presupuesto, torpes e idiotas, actúan como una horda no coordinada. Para matarlos, hay que reventarles la cabeza. Así es el zombi que presentó Romero en La noche de los muertos vivientes. El clásico, el que vive en el ideario colectivo.
Estos zombies son los que protagonizan en mayor parte la saga (y remakes) de los muertos vivientes de Romero. Se pueden encontrar en The walking dead, Dead set, Juan de los muertos, Shaun of the dead (Zombies party) o Left 4 Dead. Las películas de serie B, como La noche del cometa, también los explotan, así como especiales de Los Simpsons. Las razones para que hayan adquirido su no vida varía. De un virus a radiación, pasando por agentes extraterrestres. Para sobrevivir a ellos, síganse las reglas explicadas en Zombieland. Sin embargo, se suele acabar descubriendo que el verdadero enemigo siempre es el ser humano, algo que Romero estableció desde el minuto cero y no se ha dejado de lado.
El zombi vintage o vudú
Romero no usó el nombre zombi en La noche de los muertos vivientes porque sus criaturas eran muy diferentes a aquellas surgidas de las tradiciones religiones africanas. El vudú, en sus versiones primigenias y especialmente en las sincréticas de Haití, contempla a los retornados de la tumba. Están los espíritus, almas sin cuerpo, y los cascarones, cuerpos sin alma.
Este tipo de no muerto se encuentra especialmente en lecturas del siglo XIX y principios del XX, como The Magic Island, novela de William Seabrook. También han protagonizado diversas investigaciones antropológicas a lo largo de la centuria pasada. En el cine, los dos ejemplos arquetípicos son White zombie, de 1932 y basada en el libro antes mencionado, y I walked with a zombie de 1943. De lo más reciente al respecto es la entretenida Brand New Cherry Flavor.
Aquí las criaturas están controladas por medios de hechicería y se asemejan a otros monstruos como los gólem judíos. Así, acabar con el brujo que los controla y hallar un antídoto es la mejor solución si se quiere liberar a los pobres. Si no, no dejan de ser seres humanos controlados, por lo que se les puede matar.
Los zombies rápidos
Normalmente se puede escapar de un no muerto haciendo un trote cochinero. Pero, ahí, llegó 28 días después. En principio, todo es típico. Una pandemia provoca que la gente se transforme en seres rabiosos y devorahumanos. La diferencia con lo de siempre es que aquí corren que se las pelan. Son muy rápidos, atacan sin piedad y no paran de soltar sangre.
Los británicos Danny Boyle y Alex Garland lograron así resucitar el género en 2002, amén de crear una gran saga de terror. A estos zombies rápidos se les mata, habitualmente, del mismo modo que a los normales. Es decir, hay que destrozarles el centro nervioso principal, la cabeza. La dificultad radica en que no basta con un cardio básico para no caer en sus garras. Asimismo, sus capacidades de combate son muy superiores al no muerto de Romero. Esto da lugar a que la tensión sea cercana a la que se vive en un videojuego.
Estos comesesos se encuentran también en Guerra Mundial Z, cualquiera que sea su variante. También han tenido una gran aceptación en el género zombi asiático. Tren a Busán y derivadas, de Yeon Sang-ho, son el mejor ejemplo. En ellas un agente químico desata el horror. También surcoreana es Kingdom, de Kim Eun-hee. Ubicada en el siglo XVI, sirve como drama de época y los resucitados son armas sobre las que se pierde el control, originados por una hierba misteriosa.
Los zombies fúngicos
Vale, se dijo que no atacaría al origen de los zombies en la lista, pero aquellos que surgen de los hongos no son muy habituales y han dejado huella. Una de las principales características que les diferencia es la transmisión. Las esporas hacen que viajen por transmisión aérea, por lo que el factor mordida da un poco igual. Esto hace que merezcan un hueco separado en este bestiario.
Son prevalentes en las producciones más racionales del género. Al fin y al cabo, dan una explicación racional al origen del apocalipsis y juegan con mecánicas directamente derivadas del tercer gran reino de la vida. Cabe resaltar que la naturaleza ha mostrado ejemplos reales de zombificación al respecto, como el de Ophiocordyceps. Este género de hongo, parte de la familia Ophiocordycipitaceae, crece en insectos y toma el control de sus acciones para asegurarse la máxima distribución de sus esporas.
Aquí hay un ser vivo complejo, a diferencia de los virus que no se consideran con vida o bacterias que son unicelulares, protagonizando la acción. Son parásitos que buscan expandirse, generando un desastre como consecuencia. De esta forma, el resultado no es casi nunca un no muerto, sino un infectado vivo. No hay resurrección, pero se les puede considerar parte de la fauna zombi.
Se pueden encontrar en The last of us. Ahí es el Cordyceps el responsable. El avezado lector habrá notado que es el mismo que se mencionó antes. Existe, pero tranquilo el personal que lo del videojuego y la serie es pura ficción. En este caso los infectados pasan por cuatro posibles fases hasta morir. En la primera incuban, en la segunda son zombies rápidos, en la tercera usan la ecolocalización para cazar y en la cuarta son tanques con patas.
También son protagonistas del film británico The girl with all the gifts, una relativa desconocida del género que se estrenó en 2016. Cuenta con un reparto top, Paddy Considine y Glenn Close incluidos. En ella, un hongo se expande y zombifica a la población. Pero en el apocalipsis surge una tercera vía, niños que nacen devorando por dentro a sus madres pero conservando la capacidad de pensar y aprender gracias a que el hongo forma una simbiosis con ellos.
Los zombies mutantes
Habitualmente en una película suele haber un solo tipo de zombi. Bien es cierto que este puede variar, como las fases antes expuestas de The last of us. Sin embargo, el carácter viral en el que se basa el apocalipsis de tantas producciones ha hecho que también haya zombies mutantes loquísimos. Lo malo es que sus debilidades y fuerzas varían según el resultado de la mutación.
En este caso, Resident evil es la referencia principal. Ya sea en los videojuegos o en materiales derivados como la saga de películas, se despliegan una pléyade de infectados por los virus de Umbrella Corp. de lo más variada. Desde los simples zombies se va a perros mutantes hasta llegar al horripilante Némesis.
Se puede considerar en esta categoría a los necromorfos de Dead Space. Estos videojuegos presentan zombies espaciales creados a través de un método que implica ondas electromagnéticas que llevan a la reanimación de los muertos. Estos se recombinan para generar criaturas grotescas y hacer la vida imposible al jugador.
Los zombies artificiales
Frankenstein y su monstruo, no se vaya a sentir ofendido algún purista si no se separa el concepto, no forman parte del género zombi pero sí que comparten características con él. En el XIX, la electricidad y el mesmerismo (relacionado con la hipnosis) lo petaron. De esta forma, la ciencia parecía una forma de vencer a la muerte. Sin embargo, esta se volvía contra el ser humano más de una vez. Algo que ya centraba el conflicto del mito de Prometeo y que reconstruyó con habilidad Mary Shelley.
De esta forma, consideramos como zombies artificiales aquellos que han sido reanimados por métodos directos asociados a la ciencia. Normalmente se trata de un suero. La tradición tiene a un grande del terror como uno de sus autores iniciales: H.P. Lovecraft. Su personaje Herbert West en Reanimator es capaz de inventar un suero que revive a los muertos. Inspirado por Frankenstein, su soberbia es su perdición.
En lo patrio, se les puede encontrar en Malnazidos, basada en Noche de difuntos del 38. Peli y cómic tienen a un doctor nazi como desencadenante de un brote no muerto en plena Guerra Civil. Overlord, también tiene sueros y nacionalsocialistas de por medio, pero esta vez en la Segunda Guerra Mundial. Otros ejemplos de estos no muertos pueden encontrarse en series como Juego de tronos. Qyburn, el maese sangriento, logra mantener en un estado similar a la no vida a La montaña tras su duelo con Doran Martell.
En Fringe está el capítulo Marionette, en la que un científico recupera los órganos donados por una bailarina de la que se enamora tras suicidarse esta. Su objetivo es usar un suero para resucitarla. Lo logra, pero se da cuenta que ya no es ella. Se trata de uno de los mejores capítulos de la serie protagonizada por Anna Torv y John Noble.
Con todo, en lo audiovisual el rey de este tipo de no muertos es la saga Re-animator. Tirando de gore y humor absurdo a ratos, sus películas son una adaptación de la mencionada obra de Lovecraft. Jeffrey Combs es el doctor West, aunque esta vez en un ambiente universitario contemporáneo. Este tipo de zombies presentan características variadas. El de Fringe simplemente es una carcasa vacía, el de Juego de tronos posee una gran fuerza y los derivados de la obra de Lovecraft pueden llegar a retener su personalidad previa a la muerte.
Los zombies cibernéticos
Este subtipo de zombi artificial se configura como una suerte de cyborg sin alma. Hacen su aparición en la ciencia ficción, normalmente a través de la intervención de razas antiguas y tan poderosas como misteriosas. Su carne es sustituida, totalmente o en parte, por elementos tecnológicos. El resultado es un engendro la mar de terrorífico.
Hay dos ejemplos paradigmáticos de estos zombies. En el universo Warhammer 40K están los necrones. Resumiendo, se trata de robots generados durante una guerra a escala cósmica. Antes una raza biológica, fueron engañados para ser transferidos a esqueletos mecánicos perdiendo el alma en el proceso. Así, solo unos pocos conservaron la conciencia y el resto pasaron a ser cascarones a su servicio.
El otro viene de los videojuegos, concretamente de Mass effect. La saga de ciencia ficción tiene en los Segadores su antagonista principal. Una fuerza inmensa digna de Cthulhu, pero fruto de un antiquísimo proceso cibernético. Estos vienen a la galaxia por ciclos para destruir la vida que hay. En estas, usan las especies que hay para crear ejércitos de choque.
Los cascarones no son más que cadáveres humanos desecados y cuyos elementos biológicos son cambiados por otros tecnológicos. Asimismo, tienen sus contrapartes del resto de especies galácticas. En la segunda entrega incluso se puede combatir a los del anterior ciclo. Además, estos pragmáticos villanos hacen uso de emisiones que trastocan la mente de los seres orgánicos. De esta forma, los aliena para usarlos como espías, pudiendo incluso ser agentes conscientes, antes de zombificarlos.
Los zombies poseídos
No son en puridad zombies, pero pasa como en The last of us. Aunque el autor de este videojuego y ahora serie reniegue del término, si se comporta como un zombi y parece un zombi, cuenta como zombi. Este tipo de ser tiene que ver con la religión y en las veces en que se ha podido ver ha compartido características básicas. Son muy resistentes, rápidos y bastante fresquitos en lo que toca a podredumbre. También pueden subirse por las paredes y soltar chanzas demoniacas.
Legión presentaba a poseídos que eran en esencia zombies. Al final de la película, incluso, estos eran un enemigo de los humanos similar a los no muertos. Algo parecido ocurre, en clave judía, con JeruZalem. La puerta del infierno ubicada en la ciudad santa, como señala el Talmud, se abre con el resultado esperado. Mucho demonio, algún ángel y poseídos con transmisión sanguínea.
Pero el rey de los zombies poseídos es el deadite de Evil dead. El híbrido por excelencia entre demonio y no muerto, se trata en realidad de un espíritu malvado capaz de tomar a un huésped humano. Cuando esto ocurre, adquiere superfuerza, levitación, elocuencia, un sentido del humor muy zafio o la capacidad de mutar entre la forma demoniaca y la de la víctima original. Aunque es posible que esta se salve y expulse al mal de su interior, el deadite acaba normalmente desterrado de este plano de la existencia después de que Ash Williams destroce su cuerpo con el escopeto o la motosierra.
Los zombies inteligentes
¿Qué hay peor que un zombi rápido? Exacto, uno que piense. Este metagrupo es variadísimo y suele representar el apex de la jerarquía no muerta o infectada. La humanidad, la inteligencia, suele servir para vencer la revolución o el cambio de paradigma que traen los apocalipsis del género. Sin embargo, si el enemigo muestra signos de razonar, el tema se pone feo.
Este tipo de zombies puede incluir a algunos de los anteriores, como los híbridos fúngicos de The girl with all the gifts, algunos afortunados en Mass effect o en Resident evil. En lo fílmico, Romero ya atacó el asunto en Day of the dead con el zombi Bud, aunque es en Land of the dead donde el concepto explota con mayor peso. El personaje de Big daddy, gasolinero, representa la posibilidad de que los no muertos sean capaces de ser inteligentes. The walking dead también exploró temas similares en su cierre. Desde otro lado
A estas criaturas, que también salen en Orgullo y prejuicio y zombis o en Warcraft, es mejor tenerlas en cuenta. Porque ya no vale subirse a una escalera para salvarse, ni cerrar una puerta. Ni siquiera esconderse en un coche. Son seres taimados que saben usar un pomo o prender fuego a la gasolina. Pese a ello, comparte las limitaciones del tipo de zombi que fueran originalmente. Asimismo, suelen ser muertos recientes. A continuación ahondamos en segmentos concretos de esta tipología.
El zombi recuperado
En ocasiones los incesantes intentos de cura en un apocalipsis zombi dan resultado. Lo malo es que los pobres zombies que vuelven a ser humanos tienen traumas para aburrir. Por otro lado, no todos los supervivientes ven con buenos ojos a esos no muertos recuperados que antes querían comérseles. O que se zamparon a algún ser querido. No representar una amenaza mayor a la de cualquier otra persona.
Hay varios ejemplos notables de este tipo de ficción zombi, que trata de ahondar en un género explotado hasta la saciedad. In the flesh, de la BBC, tiene como protagonista a Kier, un joven que se suicidó, resucitó y volvió a la vida cuando la cura a la zombificación se descubre. Un dramón a todas luces, más cuando se tiene que enfrentar a sus fantasmas pasados, entre los que está su sexualidad, y a grupos milicianos que quieren acabar con los retornados.
La irlandesa The cured tiene un argumento parecido. En este caso, se encuentra una cura que solo afecta al 75% de los afectados. Los curados recuerdan todo lo que hicieron y sufren de estrés postraumático mientras que los resistentes siguen en su estado rabioso. El dilema está en si aplicar una eutanasia a estos últimos, a riesgo de que se desate una nueva ola zombi, o esperar a encontrar una mejor cura. Cuenta con un solvente reparto en el que se incluye Elliot Page.
Los zombies vampiro
No es raro que haya conexión vampírica en este bestiario zombi. Los dos son seres ficticios con raigambre histórica, ambos muerden y transforman a sus víctimas. Aunque se les incluya como subtipo de los zombies inteligentes, cabe reseñar que suelen estar divididos en dos castas muy claras. Por un lado, aquellos que son cascarones sin consciencia y quienes sí la tienen.
Sus debilidades comunes incluyen la luz solar, el fuego, el ajo y la plata. Vamos, que por algo son zombies vampiro. Por el resto, si son de los tontos, vienen a ser no muertos de cualquiera de los tipos anteriores. Por otro lado, si son de la parte inteligente sus fortalezas son la capacidad de coordinarse, una mayor fuerza y sentidos. En ocasiones, poseen control sobre las formas inferiores, siendo capaces de controlarlas. Teniendo en cuenta lo anterior, los caminantes blancos de Canción de hielo y fuego encajarían en este grupo mejor que en ningún otro, a pesar de su no vampirismo.
Hay dos obras en las que refulgen. Soy leyenda, la novela de Richard Matheson de 1954, explota a la perfección el concepto. Sin entrar en detalles para no destripar la interesante reflexión final, el libro da explicación racional a por qué los métodos antivampíricos tradicionales funcionan con los infectados de esta ficción. También se asume el porqué de que haya variantes inteligentes e idiota-agresivas de zombies, aunque no haya jerarquías de dominio entre ellas.
The strain tiene un ambiente más oclusivo todavía. La mezcla zombi/vampiro se ataca con una originalidad notable y mucho más directa. Las altas esferas de los chupasangre son buenos representantes de su tipo, mientras que sus esbirros son zombies de varios tipos. En este caso concreto, podrían clasificarse también como mutados, ya que presentan variaciones que juegan con la recombinación genética. Dignos de mención son la forma de contagio, a través de gusanos, y el apéndice que crece en los infectados, que es realmente asqueroso. Ah, y que tiene al niño más imbécil de cualquier serie de las mencionadas.
Los zombies cuquis
Casi siempre mezclados con la comedia romántica y el drama adolescente, estos zombies son el máximo exponente de que poco queda por hacer en el género no muerto. Habitualmente se ve protagonizado por comesesos conscientes y jóvenes. Aunque esto no siempre es así.
Su presencia se puede dar en un mundo apocalíptico como Memorias de un zombie adolescente. El consumo de masa encefálica afecta a los no muertos recientes y les permite experimentar recuerdos de la víctima. Así, R., el protagonista, cae enamorado de Julie. Aunque también comedia romántica, no está a la altura de Shaun of the dead. Aaah! Zombies!! toma un tono cómico y da la perspectiva de los muertos vivientes, que se creen personas normales.
iZombie es otro ejemplo claro de zombi cuqui, aquí en una sociedad no apocalíptica. En este caso, se comparte con Memorias de un zombie adolescente lo de comer sesos y tomar la personalidad del devorado. Sin embargo, es posible hacerlo de personas ya fallecidas, lo que ayuda a la prota, que se mete a forense y ayuda a resolver casos policiales. Santa Clarita diet, con Drew Barrymore y Timothy Olyphant a la cabeza, se centran en una ama de casa zombificada y su marido, que la ayuda a alimentarse y lidiar con el día a día.