Hoy en día el concepto que se tiene de Terry Gilliam es ambiguo. Pasado de rosca, digno de veneración, librepensador, mero provocador, terror de las productoras… En cualquier caso, su obra destila imaginación y bastante mala leche ya desde que fuera miembro de los Monty Python. Británico nacido en Estados Unidos, su verdadero arranque más allá de la troupe se dio con la trilogía de la imaginación. Una terna de films que han resistido bien el paso del tiempo desde los años 80 y al que dedicamos este artículo especial.
¿Qué es la trilogía de la imaginación de Terry Gilliam?
Se trata de una trilogía de corte informal consistente en algunos de los primeros trabajos de Terry Gilliam. Según las palabras del autor a Criterion, surgió de diversos conceptos que tenía en mente desde finales de los años 70. Estos convergieron en el siguiente leitmotiv: «la locura de nuestra extrañamente ordenada sociedad y el deseo de escapar de ello por cualquier medio posible».
¿Qué películas componen la trilogía de la imaginación de Terry Gilliam?
La trilogía de la imaginación de Terry Gilliam la conforman Los héroes del tiempo o Time bandits, Brazil y Las aventuras del barón Munchausen. Se rodaron en la década de los 80. Se trata de las tres películas que siguieron a Jabberwocky y que precedieron a El rey pescador. Cada una de ellas representa una época en de la vida. Respectivamente estas son la infantil, la mediana edad y la vejez. Asimismo, sirvió par asentar el estilo de filmación del director. Por ejemplo, con el uso continuo de angulaciones extremas, grandes angulares y toques de histriónicos a surrealistas en lo narrativo.

¿Qué temas trata de la trilogía de la imaginación de Terry Gilliam?
Como se ha señalado, el argumentario se basa en cómo la actual sociedad cuestiona la libertad individual y las formas de escapar de su orden, de su frialdad, a través de la imaginación. Dentro de ello, hay diversos elementos en los que coinciden las tres películas que conforman la trilogía de la imaginación de Terry Gilliam. Estos son los que consideramos principales.
El peso de la tecnología y la lógica en la sociedad
Un nexo común de esta terna de films es la crítica personal y feroz a la racionalidad y la técnica llevada al extremo. Ya en el Flying circus de los Monty Python se cuestionaba el orden clasista británico, y a partir de este el concepto global. Una forma de ataque al orden establecido que Gilliam adapta a su creatividad en su obra en solitario.
Así, en Los héroes del tiempo presentan a los padres de Kevin como obsesionados con la televisión y con los gadgets de última generación. Tanto lo están que desatienden a su hijo al punto de dejarle emocionalmente abandonado. Además, Mal, el villano de la cinta, es un tecnócrata convencido. Tanto lo es que piensa en sustituir al Ser Supremo basando sus acciones en el uso de la tecnología y lo racional, frente a la aleatoriedad que percibe en su creador.
En Brazil se presenta una sátira de 1984 en la que domina un sistema hiperburocratizado y autorizado. Todo es gris, aunque no necesariamente sucio. Los aparatos tecnológicos abundan en forma de retrofuturismo. Gilliam reconoce que presentó un año 1984 tal como cree que se hubiera imaginado en los años 40. Las herramientas que deberían facilitar la vida se fallan, se rompen y no generan más que quebraderos de cabeza a los ciudadanos.
Finalmente, en Las aventuras del barón Munchausen el racionalismo lo representa el oficial Jackson, interpretado por Jonathan Pryce. Irónicamente es el actor que encarnó a Sam, protagonista de Brazil. Seguidor de lo racional hasta el absurdo, es la encarnación del pensamiento que dominó el final de la Edad Moderna. Frente a él está el personaje principal, un aristócrata anciano que vive a través de las troleras historias que cuenta.
La ineficiencia de la burocracia
Jabberwocky presenta una pista de este aspecto de la trilogía de la imaginación. En ella, la monarquía del reino y su burocracia son ineficientes y los lobbies se presentan como despiadados y estáticos. En este caso, el protagonista al que da vida Michael Palin usa su inventiva para generar grandes ideas que son desechadas por los representantes del orden establecido.
A este respecto, Brazil es la película de la trilogía de la imaginación que mejor trata el tema. El Ministerio de Información donde trabaja el protagonista Sam es el epítome de la ineficiencia. Unido al ambiente steampunk antes descrito, el diseño de la sociedad del film se ha vuelto una referencia en este tipo de distopías.
El absurdo burocrático es continuo, llegando al nivel de hacer pagar a los detenidos por los procesos de tortura a los que serán sometidos. Entre los formularios y la rigidez se observa una clara corrupción que es la que permite a Sam ascender, gracias a los contactos de su madre. La trama principal de Brazil, asimismo, echa a rodar gracias a los intentos de un departamento de echar la culpa a otro por un error. Con todo, el mejor ejemplo de la frialdad de la burocracia es el trato que se da a una viuda que ha perdido a su marido por el antes mencionado fallo.
En Los héroes del tiempo, los seis enanos que acompañan al protagonista Kevin en sus aventuras se pueden tomar como funcionarios del Ser Supremo que deciden rebelarse. Sin embargo, este acaba atrapándoles y demostrando que nunca fueron realmente libres. En Las aventuras del barón Munchausen, el absurdo burocrático y el punto anterior se ven en la escena en la que Sting hace un cameo. En ella, un soldado es sentenciado a muerte por contravenir las reglas al ser demasiado heroico.
La imaginación como única vía de escape y rebelión

Si hay un tema preponderante en la trilogía de la imaginación de Terry Gilliam es este. No se abandonaría ni después, sea en El rey pescador o en El imaginario del doctor Parnassus. Da igual cómo acaben, los protagonistas de la terna de metrajes son soñadores natos. Al tiempo, sus situaciones vitales son un verdadero asco. Por ello necesitan usar su mente para escapar de ellas.
Más allá de si se tratan de situaciones reales, soñadas o imaginadas en las realidades internas de cada film, Kevin, Sam y el barón Munchausen deciden tirar de imaginación para desafiar a aquellos que les hacen infelices. El niño, sin ir más lejos, usa el juego y el dibujo para expresar una pasión por la historia y sus leyendas que vertebrará sus aventuras con los enanos. Porque todo episodio que visita está reflejado en un elemento de su cuarto.
Sam, en Brazil, sueña con ser un melenudo héroe que salva a la dama de turno tras machacar a un monstruo que parece un samuray robótico o tecnológico. Asimismo, su imaginación juega un papel crucial en el desafía final que realiza al Ministerio de Información. Queda el barón Munchausen, que vive en un estado que se puede considerar senil en el peor de los casos y atrapado en el pasado en el mejor. Como sea, a través de sus relatos inverosímiles e imaginativos es como inspira a los demás a rebelarse frente a la racionalidad.
Un reto para cada edad
Hilando con el párrafo anterior, también es a través de contar sus imaginarias, o no, historias como logra el barón sobreponerse a su vejez. Porque el reto de enfrentarse a una realidad ordenada desde la vejez lo asume dando por hecho que la muerte le alcanzará. Así, rejuvenece a lo largo del film hasta volver a tener una grata juventud de espíritu.
Esta visión generacional de la trilogía de la imaginación de Terry Gilliam acaba en positivo tras arrancar con situaciones mucho más aciagas. En Brazil el protagonista está atrapado en la mediocridad y la crisis de la mediana edad. Demasiado joven para que le importen tan poco las consecuencias como al barón Munchausen y excesivamente viejo como para tener el potencial de Kevin, está ensimismado en un letargo cómodo pero sin esperanzas que favorece la sociedad. Un ideal de medianía que The Kinks recogen con brillantez en A well respected man.
El chaval que protagoniza Los héroes del tiempo se enfrenta a la aceptación del fin de la niñez. Esta conlleva una maduración personal que pasa por atar al infante interior en pos de ser parte de la sociedad. En hacer que la racionalidad se imponga a la imaginación como principal valor. Por eso el final de este film es quizá el más traumático de la terna, como se ve en próximos apartados.
¿Qué influencias se ven en la trilogía de la imaginación de Terry Gilliam?
Muchas son las influencias que se observan en la trilogía de la imaginación de Terry Gilliam. Comenzando por las más obvias, se encuentra el personaje del barón Munchausen. Varias veces adaptado al cine, se trata de un clásico literario alemán creado por Rudolf Erich Raspe. A su vez inspirado en un aristócrata real que realizaba cenas para narrar aventuras exageradísimas, el director encontró en este noble la figura perfecta para su soñador. No hay que dejar pasar las similitudes entre los sucesos de estas ficciones y la que narra Luciano de Samósata en Historia verdadera, un relato griego que incluye viajes a la luna y ser tragados por una bestia marina.
Brazil tiene dos grandes influencias. En primer lugar, 1984. La gran novela de Orwell es una referencia absolutamente directa y sirve como base a una sátira. La intención de Gilliam era estrenar Brazil en el año que da título al escrito, pero no fue posible. El nombre original, 1984 1/2, muestra la otra gran inspiración. 8 1/2 de Fellini es, según el propio director, una piedra de toque clave para su película, especialmente en lo técnico.
Asimismo, está también la canción Aquarela do Brasil, de Ary Barroso y en versión de Geoff Muldaur. El tema guía el relato y refleja el escape de Sam a un mundo mejor mientras está uno gris y sin futuro. La idea le vino al autor tras verse en una playa de una ciudad industrial británica. El desenlace sigue el recurso que impuso el relato escrito El incidente del puente del Búho. Por su parte, Los héroes del tiempo toma inspiración de la mitología clásica, de la propia historia y de leyendas como Robin Hood. El formato es una suma de tópicos de cintas de viajes en el tiempo e infantiles. Hay también un poso de Alicia en el país de las maravillas en el desafío a las leyes físicas y la posibilidad de que Kevin viviera todo lo ocurrido como un sueño.
¿Cómo se conectan los finales de la trilogía de la imaginación de Terry Gilliam?

Los finales de las películas de la trilogía de la imaginación son un crescendo de relativo optimismo. Jabberwocky, obra de estreno en solitario de Gilliam, es una muestra de ironía total, en la que el personaje logra un éxito normativo muy alejado de lo que el querría. Un tono descorazonador que sigue y amplía Los héroes del tiempo. Kevin queda en un abandono absoluto, superado por la situación.
Brazil muestra una rebelión igualmente trágica, en la que Sam se impone al Ministerio de Información a costa de su propia persona. El barón Munchausen sí que muestra luminosidad, en una línea que heredaría el abiertamente positivo final de El rey pescador, la siguiente película de Gilliam tras la terna sobre la que versa este artículo.
De este modo, los finales comparten un tono crudo y acorde a las problemáticas de cada etapa vital presentada en el metraje. La tónica es que a mayor potencial, más dura es la conclusión. En todas ellas, sin embargo, se da una victoria de la imaginación aunque sea con grandes sacrificios. Además, hay un factor común es que los desenlaces se dan en varias fases, siendo siempre el primero en falso.
A continuación, una breve explicación de cada uno de los finales de la trilogía de la imaginación de Terry Gilliam.
Breve explicación del final de Los héroes del tiempo
Uno de los más locos del cine infantil, este cierre se da en dos fases. En primer lugar con una batalla contra Mal, el villano principal. Tras ello llega una secuencia en la que se descubre que Kevin estaba dormido y atrapado en un incendio. Le rescata un bombero, similar físicamente al Agamenón de Sean Connery. Tras ello, un fragmento de Mal aparece en el horno que desencadena el fuego y los padres del protagonista explotan al tocarlo. Todo ello puede ser tomado como una metáfora del fin de la infancia del niño.
Aquí tienes un análisis completo del final de Los héroes del tiempo
Breve explicación del final de Brazil
Tras su treta burocrática, Sam está felizmente con su amada. Sin embargo, un equipo ministerial aparece y les detiene. Cuando está listo para ser torturado por su amigo, interpretado por Michael Palin, es rescatado por el ingeniero rebelde encarnado por Robert de Niro. Logra escapar con su amada, pero se destapa, en un nuevo y último giro, que realmente está delirando en la sala de tortura. Se trata de una contraposición al final de 1984, en el que el héroe sí que logra mantener su posición a través de atraparse a sí mismo en su mente.
Aquí tienes un análisis completo del final de Brazil
Breve explicación del final de Las aventuras del barón Munchausen
El barón logra romper el cerco de los turcos y en la consecuente celebración es disparado por Jackson. De esta forma muere. Sin embargo, este desenlace no era más que parte de la historia que estaba contando. Desafiando al oficial, lleva a los asistentes del teatro a las puertas de la ciudad. Juntos, comprueban que lo contado en la ficción del aristócrata ha ocurrido. En conjunto, se puede considerar una forma de liberación a través de la aceptación de la muerte y el impulso vitalista que resulta de esto.
Aquí tienes un análisis completo del final de Las aventuras del barón Munchausen
¿Cuándo hay que ver la trilogía de la imaginación de Terry Gilliam?
Hemos realizado artículos explicando cuándo es el momento perfecto para ver cada una de las películas de la trilogía de la imaginación. Sin embargo, su visionado en conjunto se presta para aquellos momentos en que el espectador se siente oprimido por la sociedad. Gilliam logra su objetivo de representar a un orden establecido racional y tecnológico a la perfección. De esta forma, sirve para reflexionar al respecto.
También es un conjunto de metrajes ideales al encontrarse en un estado de crisis generacional. Ya sea para pensar en la propia, en las pasadas o en las futuras, la trilogía de la imaginación sigue dando reflexiones vigentes pese a tener varias décadas.
Por último, si se es fan de los Monty Python o cualquiera de sus miembros en concreto, estos trabajos son indispensables. También son muy recomendables para quienes gusten de un estilo cinematográfico surrealista, tierno y crudo al mismo tiempo. A este respecto, podrían gustar a quienes aprecien a Tim Burton o Wes Anderson.
¿Cuándo ver Los héroes del tiempo?
Una historia infantil muy efectiva, es también una cinta de viajes en el tiempo atractiva. Por ello, además de en los supuestos anteriores, es un film perfecto para ver con críos.
Aquí dejamos el artículo completo sobre cuándo ver Los héroes del tiempo
¿Cuándo ver Brazil?
Este largo es una buena opción para quienes se encuentren en plena crisis de los 30 o de los 40. También si se quiere un retrato ácido de la burocracia. Asimismo, los fans de la obra de George Orwell tienen en Brazil una revisión completa de 1984.
Aquí dejamos el artículo completo sobre cuándo ver Brazil
¿Cuándo ver Las aventuras del barón Munchausen?
Si se disfruta, o disfrutaba, de los relatos de los mayores, si se quiere una reflexión sobre el proceso de envejecimiento o sobre cómo asumir la inevitabilidad de la muerte, Las aventuras del barón Munchausen es una opción segura.
Aquí dejamos el artículo completo sobre cuándo ver Las aventuras del barón Munchausen
¿Qué legado ha dejado la trilogía de la imaginación de Terry Gilliam?
En primer lugar, la trilogía en sí misma ha supuesto las bases del estilo individual de Terry Gilliam. De esta forma, es responsable en buena medida de la afectación que ha tenido el director en otros creadores. Time bandits sigue siendo hoy en día una película infantil muy reconocida. Guillermo del Toro, como se ve en el vídeo, la tiene entre sus favoritas por su «increíble humor, increíble crueldad, un insaciable deseo de diversión y creatividad». Su temática de viajes en el tiempo se ha reflejado en series como El ministerio del tiempo, siendo una influencia reconocida por Javier Olivares.
Brazil es seguramente la que más reflejos ha dejado en otros trabajos. Sin ir más lejos, su ministerio es una inspiración estética directa en el TVA de Loki, la serie de Marvel. Así lo ha dicho su director Kate Herron. Rian Johnson dejó muchos guiños a la película en Los últimos jedi, especialmente en la trama de Canto Bright. Asimismo, de forma directa, la ambientación creada se puede ver a las claras en la desastrosa Super Mario Bros o en la excelente Dark City de Proyas.
Las aventuras del barón Munchausen ha logrado ser la adaptación más conocida del personaje alemán. Asimismo, la agitada producción causó más de un trauma. A este respecto, sirvió como base del libro de Sarah Polley, actriz que interpreto siendo niña a Sally en la película, dedicó un capítulo de sus memorias Run towards danger, llamado Mad genius, a su vivencia del rodaje. Este le dejo una huella que todavía la atormenta.
¿Qué polémicas hay tras la trilogía de la imaginación de Terry Gilliam?
Como es habitual con Terry Gilliam, no faltan polémicas asociadas a su trilogía de la imaginación. Las relativas a las dos primeras partes tienen que ver con sus finales, mientras que en el caso de Las aventuras del barón Munchausen versan sobre un rodaje como mínimo peligroso.
La batalla por los finales de Los héroes del tiempo y Brazil
El desconcierto que causan los desenlaces de ambas películas fueron motivo de pelea entre Terry y los distribuidores tanto en el caso de Time bandits como en el de Brazil. Su visión de autor obligaba a desenlaces de una gran crueldad, algo opuesto a lo que se considera que el público acepta. Al fin y a cabo, ayer y hoy domina el «nadie va al cine a pasarlo mal».
Por suerte, Gilliam logró imponer su opinión. Con Los héroes del tiempo tuvo que discutir con Denis O’Brien. Manager de George Harrison y cofundador junto a él del estudio HandMade Films, pensaba que hacer explotar a los padres de Kevin era demasiado. Usando una triquiñuela y malinterpretando datos de un estudio de marketing que indicaban que el final era la parte favorita de la muestra, consiguió mantener su cierre. El truco consistió en que el segmento era el preferido porque suponía que se acababa el film.
George Harrison, principal valedor de Gilliam, acabó muy molesto con él. La canción final del largo, de hecho, exige disculpas a su amigo. Así lo sabe el director, como señala este extracto de Very Naughty Boys: The Amazing Story of HandMade Films. Clave para el final fue Sean Connery, que se prestó a grabar el par de tomas necesarias en un viaje a las islas británicas con motivo de visitar a su contable. En general, el escocés fue una gran ayuda para el exPython.
Con Brazil, los problemas llegaron de la mano de Universal. Fue un hecho sonado en la época, generando titulares en cabeceras como el New York Times. La distribuidora en Estados Unidos, a diferencia de las que se encargaron del resto del planeta, no confiaba en la conclusión. Esto genero una escalada de acciones que llevó a un gran retraso en el estreno. Llegó a haber dos versiones, una con final feliz y otra con el bueno.
Gilliam llegó al punto de publicar un anuncio en Variety pidiendo a Universal que estrenaran su montaje. El toma y daca continuó hasta con la agresiva decisión del director de llevar a cabo un pase privado de su versión de Brazil. Parece que el asunto le salió bien, porque los premios otorgados por Los Angeles Film Critics Association (LAFCA) le coronaron como mejor película, dirección y guion. Un golpe de efecto que hizo, finalmente, ceder a la distribuidora. Eso sí, la reputación del británico quedaría por siempre como la de un rebelde.
El trauma de Sarah Polley en Las aventuras del barón Munchausen
Tanto Eric Idle como técnicos y otros miembros del reparto coincidieron en que las condiciones de rodaje de Las aventuras del barón Munchausen fueron algo mas que duras. De hecho, Sarah Polley, que encarna a la jovencita Sally, acabó traumatizada por la experiencia. Como se ha comentado, esto dio lugar incluso a un libro.
En varias entrevistas, la actriz y directora ha hablado sobre lo que supuso el rodaje para ella. Señala que estuvo horas en un tanque de agua o que llegó a tener que requerir asistencia técnica al dejar de oír por las explosiones que había a su alrededor. Los efectos especiales son los que le generaron pesadillas que han llegado casi hasta la actualidad.
Gilliam en ningún momento fue consciente de este ambiente, que como reconoce Polley no se refleja en absoluto en pantalla. Asimismo, guarda un gran recuerdo del trato personal del director, de los momentos compartidos con Eric Idle y Robin Williams y de los juegos con Uma Thurman. La experiencia, señala, le sirvió para ser consciente de cómo un rodaje puede afectar a un niño y evitar tales cuestiones en sus producciones. Con todo, el resultado final del film le encanta y anima a verlo, ya que lo considera una gran historia de aventuras.
La no distribución de Las aventuras del barón Munchausen
A los problemas en el rodaje y el sobrecoste al que sometió Gilliam a la producción se añadió un factor externo que fue el que hizo que Las aventuras del barón Munchausen fuera un fracaso en taquilla. La mala suerte se cebo con el cierre de la trilogía de la imaginación cuando esta se vio en medio de una transición de directivas.
Columbia Pictures iba a colocar la cinta en Estados Unidos. David Puttnam, cabeza de la compañía, había puesto grandes esperanzas en ella. Por desgracia, eran tiempos convulsos. En un lío empresarial que abarcó a Tri-Star Pictures, Columbia y Coca Cola, el ejecutivo acabó sustituido por Dawn Steel. Como suele pasar en estos caso, optó por masacrar el legado de su antecesor. De este modo, para disgusto de Gilliam y actores implicados como Robin Williams, apenas se promocionó la película. Así, tras costar casi 47 millones, apenas logró superar los ocho en taquilla.