Wait for It llega en Hamilton después de que el público haya comprendido, durante la media hora anterior, el carácter y el porqué de Alexander Hamilton, el protagonista de esta historia. Ya desde el principio nos cuentan que frente a ese personaje se sitúa “el idiota que lo disparó”, Aaron Burr, que podría haberse considerado un villano clásico. Pero Wait for It está para cambiar esa idea. Para que el público nunca llegue a verlo como tal sino como algo parecido a un hombre desgraciado. Frente a la determinación, la pasión y la personalidad arrolladora de Hamilton se sitúa este Burr que no puede hacer otra cosa que esperar algo, porque tiene demasiado que perder si se arriesga. Dos personajes enfrentados cuyas diferencias quedan perfectamente reflejadas en canciones como esta.
Wait for it es uno de los números más importantes de un musical que ha hecho historia en Broadway. Pero funciona además de manera independiente, como esa canción pop que escuchas un día cualquiera en la radio y hace mella en ti, por lo pegadizo de la melodía y la profundidad de su mensaje.
Para ejemplificar esto último, su segundo estribillo. Death doesn’t discriminate between the sinners and the saints, it takes and it takes and it takes, and we keep living anyway, we laugh and we cry and we break and we make our mistakes, and if there’s a reason I’m still alive when everyone who loves me has died, I’m willing to wait for it // La muerte no discrimina entre pecadores y santos, toma y toma y toma, y seguimos viviendo de cualquier manera, y reímos y lloramos y nos rompemos y cometemos nuestros errores, y si hay una razón por la que todavía estoy vivo, cuando todos los que me quieren han muerto, estoy dispuesto a esperar por ello.
El hombre que esperó, podría llamarse Aaron Burn. Lin-Manuel Miranda, creador de Hamilton, dice que tal vez esta sea la mejor canción que ha escrito. Lo que es incontestable es que supo extraer la esencia de una figura controvertida y presentarla en forma de una canción excelente que ha tenido, además, un recorrido más allá del escenario.
Wait for It, según Lin-Manuel Miranda
“Wait for It y The Room Where It Happens son dos de las mejores canciones que he escrito en mi vida”, aseguró Lin-Manuel Miranda en una entrevista con Genius, hace ya siete años. Por entonces, Hamilton se estaba consolidando como uno de los musicales más importantes de la historia de Broadway. Volvió a pronunciarse en este sentido, hace un par de años, en Song Exploder, programa de Netflix dedicado a repasar canciones que han calado en el público. El capítulo dedicado a Wait for It permitió que este se acercase a la canción como nunca antes había sucedido: a través de los ojos de su creador.
Cuando Lin-Manuel Miranda escribió Wait for It, cuenta él mismo, seguía buscando la voz de Burr y cómo hacerla encajar con la de Hamilton. “Lo que hay que entender es que las canciones no existen en un vacío. Llevaba cinco años trabajando en Hamilton”, explica, poniendo el foco en el motor del musical: la tenacidad del protagonista. A partir de esa determinación nace la narrativa de Alexander y frente a la misma tenía que situarse Burr. Wait for It era la canción en la que esto debía quedar plasmado.
“No sé de dónde salió el estribillo”, cuenta, casi entre risas, porque al final nació de golpe. Miranda tenía la melodía para este tema y lo escuchaba una y otra vez sin llegar a encontrar las palabras que acompañasen a esa música. Al final surgió en un trayecto de tren, mientras se encaminaba al cumpleaños de un amigo. Tuvo que grabar ese “love doesn’t discriminate between the sinners and the saints” en una nota de voz, en el móvil, mientras se dirigía, ya andando, hacia la fiesta. Se tomó una cerveza, cuenta, pasó quince minutos junto a su amigo y se marchó. “Escribí el resto en casa”, explica. Alex Lacamoire, compositor que ha trabajado siempre con el genio neoyorquino, cuenta que cuando Lin-Manuel le envió la primera maqueta la sintió ya como una pieza muy acabada.
“Es Aaron Burr expresando una idea que nunca antes había expresado”, dice Miranda, y esa misma sensación de urgencia liberadora vive en la propia concepción de la canción. Cuando por fin existió, existió de golpe, como un torrente incontenible. “Tienes una forma de componer genial, con pensamientos muy largos y elaborados”, le dice Alex a Lin-Manuel, y juntos repasan un estribillo en el que apenas hay espacio para respirar. Wait for It enlaza unas ideas con otras con maestría y sin descanso, seguramente la seña de identidad de Miranda.
Hay influencias que pueden rescatarse a la hora de desentrañar Wait for It. Hablando de la manera en que Aaron Burr expresa una idea nunca antes manifestada, y también sobre el pulir una canción hasta que finalmente la tienes, Lin-Manuel señala una figura musical al inicio de la canción que no vuelve a repetirse. “Quería que todo lo relacionado con Burr fuera asimétrico”, explica, y apunta hacia ‘Tick Tick… Boom!’, musical de Jonathan Larrson en el que encontró por primera vez esta genial anomalía que tantas ideas contiene.
Cita también a Stephen Sondheim, compositor y letrista que estaba convencido de que el contenido debía prevalecer sobre el continente: “para mí esto es el ideal del contenido dictando la forma. Burr no solo está presente en la letra de Wait for it, también está en la melodía. Fue emocionante, sobre todo al llegar al puente en el que dices: esto no suena como nada. No se parece a Hamilton en nada. Era muy del personaje de Burr”. “La quintaesencia de su identidad”, señala antes. Así puede resumirse.
Por qué es tan importante en Hamilton

Wait for It tiene una importancia decisiva en la manera en la que el público comprende Hamilton. Primero porque es la contraposición a todo lo que es Alexander. Mientras él tiene su ‘My Shot’ (I’m young, scrappy and hungry and I’m not throwing away my shot), Burr es el hombre que espera. Al margen de la letra, los demás elementos de las canciones, como señaló el autor, también hablan de los personajes. Alexander, al que Lin-Manuel interpretó durante los primeros meses, expresa sus ideas tajante, a veces gritando, rapea casi siempre exaltado, no respira nunca porque no tiene tiempo que perder. Tiene demasiadas cosas que hacer.
Burr, que en esa primera obra fue el inigualable Leslie Odom Jr., no tiene apenas momentos de exaltación. Su canto es sereno incluso cuando es una denuncia o una protesta. Cuando se altera en Wait for It, lo siguiente que hace es recomponerse, porque ese es Burr. Geniuses, lower your voices, you keep out of trouble and you double your choices / Genios, bajad la voz, os mantendréis alejados de los problemos y doblaréis vuestras oportunidades, canta en ‘My Shot’. Burr es espera mientras que Hamilton es evolución. Este carácter queda fijado por completo en su canción.
“Me costó bastante caracterizar a Aaron Burr’, explica Miranda en Song Exploder. “La clave para entenderle fue enterarme de que su mujer, Theodosia, le sacaba 14 años y que al conocerla estaba casada. Estaba casada con un tipo del otro bando y Burr básicamente esperó a que ese tipo muriese o saliese de la ecuación. Y pensé: imagina a Alexander Hamilton esperando por algo. Esa es la diferencia. Tenían temperamentos muy distintos. Entonces el reto fue componer una canción que fuera la antítesis de ‘My Shot’. ¿Cómo se dramatiza la espera?”, se preguntaba.
Parece que encontró la respuesta, que alcanza su clímax cuando en los segundos finales de Wait for It hace que el público, literalmente, espere la última palabra de Burr. “And if there’s a reason I’m still alive when so many have died then I’m willin’ to…”, canta Leslie Odom Jr., para concluir unos segundos después, tras pedir que esperemos, con el último wait for it. Espera tras espera.
“La diferencia entre ellos es que Aaron Burr venía de una familia muy acaudalada. La parte que le distingue y deja claro quién es, es esta: si hay un motivo por el que sigo vivo cuando todos los que me querían han muerto, estoy dispuesto a esperar por ello. A este tipo le daba miedo perder lo que tenía, al contrario que a Hamilton, que no tenía nada que perder y simplemente estaba dispuesto a hacerse con todo”, concluye Lin-Manuel.
Esta idea encuentra su reflejo en Hamilton en uno de los mejores versos del musical, presentes en la que Lin-Manuel considera otra de sus grandes obras, The Room Where It Happens. “When you got skin in the game, you stay in the game, but you don’t get a win unless you play in the game. You get love for it, you get hate for it, but you get nothing if you wait for it, wait for it, wait for it” // Cuando te dejas la piel en el juego, permaneces en el juego, pero nunca obtendrás una victoria a no ser que juegues. Tendrás amor por ello, tendrás odio por ello, pero no tendrás nada si esperas, esperas, esperas por ello. Eso le canta Hamilton a Burr. Ese wait for it es el hilo conductor de la historia de Aaron Burr, y el propio Hamilton se lo señala.
Una fuerte conexión con quien la escucha

Wait for It funciona como canción independiente, aunque obviamente adquiere todo su sentido dentro del musical. Pero no deja de ser un tema pop con un ritmo pegadizo y un mensaje que puede conectar bien con quien la escucha. Esta canción es mucho más sencilla que todas las que defiende Hamilton. Este siempre rapea en soledad, mientras que a Burr se le unen muchas veces a medida que la canción avanza. Así que otro aspecto diferencial, un detalle que además musicalmente funciona muy bien: Burr no canta solo. Tiene voces que le hacen los ecos de los conceptos que importan: wait for it, lose, time, simplemente wait, wait, wait. El estribillo final es una explosión de voces para que Burr termine susurrando, con sus ecos, wait for it por última vez. Es uno de los números más potentes de Hamilton.
“Al final de la canción, Burr recobra la compostura. Creo que eso conecta con mucha gente de la audiencia que ha dejado pasar oportunidades o que ha pensado ahora no y entonces ha visto que otra persona conseguía lo que quería”, reflexiona Alex en Song Exploder.
Lin-Manuel continúa esta línea de pensamiento: “hay gente que se identifica con Burr y gente que se identifica con Hamilton. La mayoría somos los dos en algún momento de nuestra vida. Esta canción parece personal, eso de tener que decirte: soy original. Yo he estado en esa posición muchas veces. Entendía a Hamilton porque cuando empecé con la obra tenía mucho que demostrar. Ahora estoy al otro lado del fenómeno en el que se ha convertido y me veo con miedo de perder lo que tengo. Tengo miedo de equivocarme, de ese ¿qué haré para fastidiarla? Así que me identifico con Burr ahora más que nunca”.
En otra dirección interesante reflexionó junto a The New Yorker, poco después del estreno de Hamilton. “Burr es tan inteligente y tan talentoso como Hamilton, y tiene las mismas pérdidas que él. Pero por la forma en que están conectados, Burr se queda atrás mientras que Hamilton avanza. Siento que he sido Burr tantas veces como he sido Hamilton. Creo que todos tenemos momentos en los que vemos a nuestros amigos y colegas pasar por delante de nosotros, hacia el éxito, el matrimonio o el comprarse una casa, mientras nosotros nos quedamos donde estábamos: arruinados, solteros, sin trabajo. Y entonces te dices a ti mismo: espera”. Por eso Aaron Burr nunca llega a ser un villano para el público, porque Wait for It permite que conecten con ese aspecto tan fácilmente reconocible en uno mismo.
Y por esas ideas que sobrevuelan Hamilton, tanto esta canción como el musical al completo pueden presumir de ese logro mencionado anteriormente: trascender el escenario y también la historia en la que se basa. Que no deja de ser, aunque Lin-Manuel Miranda haya conseguido que se olvide un poco, una historia basada en los padres fundadores de Estados Unidos.